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Nuevo Testamento evangelio de san mateo


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Exhortación y resumen


19Teniendo, pues, hermanos, en virtud de la sangre de Cristo, firme confianza de entrar en el santuario 20que El nos abrió, como camino nuevo y vivo a través del velo, esto es, de su carne, 21y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22acerquémonos con sincero corazón, con fe perfecta, purificados los corazones de toda conciencia mala y lavado el cuerpo con el agua pura. 23Retengamos firmes la confesión de la esperanza, porque es fiel el que la ha prometido. 24Miremos los unos por los otros para excitarnos a la caridad y a las buenas obras; 25no abandonando nuestra asamblea, como es costumbre de algunos, sino exhortándonos, y tanto más cuanto que vemos que se acerca el día. 26Porque si, voluntariamente pecamos después de recibir el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados, 27sino un temeroso juicio, y la cólera terrible que devora a los enemigos. 28Si el que menosprecia la Ley de Moisés, sin misericordia es condenado a muerte sobre la palabra de dos o tres testigos, 29¿de cuánto mayor castigo pensáis que será digno el que pisotea al Hijo de Dios y reputa por inmunda la sangre de su testamento, en el cual El fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia? 30Porque conocemos al que dijo: «Mía es la venganza; yo retribuiré». Y luego: «El Señor juzgará a su pueblo». 31Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo.

Exhortación a la perseverancia en sufrir por el Evangelio


32Recordad los días pasados, en los cuales, después de iluminados, soportasteis una grave lucha de padecimientos; 33de una parte fuisteis dados en espectáculo a las públicas afrentas y persecuciones; de otra os habéis hecho partícipes de los que así están. 34Pues habéis tenido compasión de los presos y recibisteis con alegría el despojo de vuestros bienes, conociendo que teníais una hacienda mejor y perdurable. 35No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa. 36Porque tenéis necesidad de paciencia para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancéis la promesa. 37«Porque aún un poco de tiempo, y el que llega vendrá y no tardará. 38Mi justo vivirá de la fe, pero no se complacerá ya mi alma en el que cobarde se oculta». 39Pero nosotros no somos de los que se ocultan para perdición, sino de los que perseveran fieles para ganar el alma.

La fe y su valor en la historia de los patriarcas


11 1Ahora bien: es la fe la firme seguridad de lo que esperamos, la convicción de lo que no vemos; 2pues por ella adquirieron gran nombre los antiguos. 3Por la fe conocemos que los mundos han sido dispuestos por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible ha tenido origen lo visible. 4Por la fe, Abel ofreció a Dios sacrificios más excelentes que Caín, y por ellos fue declarado justo, dando Dios testimonio a sus ofrendas; y por ella habló aún después de muerto. 5Por la fe fue trasladado Henoc sin pasar por la muerte, y no fue hallado, porque Dios le trasladó. Pero antes de ser trasladado recibió el testimonio de haber agradado a Dios, 6cosa que sin la fe es imposible. Que es preciso que quien se acerque a Dios crea que existe y que es remunerador de los que le buscan.

7Por la fe, Noé, avisado por divina revelación de lo que aún no se veía, movido de temor, fabricó el arca para salvación de su casa; y por aquella misma fe condenó al mundo, haciéndose heredero de la justicia según la fe. 8Por la fe, Abraham, al ser llamado, obedeció y salió hacia la tierra que había de recibir en herencia, pero sin saber adónde iba. 9Por la fe moró en la tierra de sus promesas como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. 10Porque esperaba él ciudad asentada sobre firmes cimientos, cuyo arquitecto y constructor seria Dios. 11Por la fe, la misma Sara recibió el vigor, principio de una descendencia, y esto fuera ya de la edad propicia, por cuanto creyó que era fiel el que se lo había prometido. 12Y por eso de uno, y éste ya sin vigor para engendrar, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como las arenas incontables que hay en las riberas del mar.

13En la fe murieron todos sin recibir las promesas; pero viéndolas de lejos y saludándolas y confesándose peregrinos y huéspedes sobre la tierra, 14pues los que tales cosas dicen dan bien a entender que buscan la patria. 15Que si se acordaran de aquella de donde habían salido, tiempo tuvieron para volverse a ella. 16Pero deseaban otra mejor, esto es, la celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse Dios suyo, porque les tenía preparada una ciudad.

17Por la fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue puesto a prueba, y ofreció a su unigénito, el que había recibido las promesas, 18y de quien se había dicho: «Por Isaac tendrás tu descendencias», 19pensando que hasta de entre los muertos podría Dios resucitarle, y así le recuperó en el instante del peligró. 20Por la fe dio Isaac las bendiciones de los bienes futuros a Jacob y Esaú. 21Por la fe, Jacob, moribundo, bendijo a cada uno de los hijos de José, apoyándose en la extremidad de su báculo. 22Por la fe, José, estando para acabar, se acordó de la salida de los hijos de Israel y dio órdenes acerca de sus huesos. 23Por la fe, Moisés, recién nacido, fue ocultado durante tres meses por sus padres, que viendo al niño tan hermoso, no se dejaron amedrentar por el decreto del rey. 24Por la fe, Moisés, llegado ya a la madurez, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, 25prefiriendo ser afligido con el pueblo de Dios a disfrutar de las ventajas pasajeras del pecado, 26teniendo por mayor riqueza que los tesoros de Egipto los vituperios de Cristo, porque ponía los ojos en la remuneración.

27Por la fe abandonó el Egipto sin miedo a las iras del rey, pues, como si viera al Invisible, perseveró firme en su propósito. 28Por la fe celebró la Pascua y la aspersión de la sangre, para que el exterminador no tocase a los primogénitos de Israel. 29Por la fe atravesaron el mar Rojo como por tierra seca, mas probando a pasar los egipcios, fueron sumergidos. 30Por la fe cayeron los muros de Jericó después de haber sido rodeados siete días. 31Por la fe, Rahab, la meretriz, no pereció con los incrédulos, por haber acogido benévolamente a los espías.

32¿Y qué más diré? Porque me faltaría el tiempo para hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas, 33los cuales, por la fe, subyugaron reinos, ejercieron la justicia, alcanzaron las promesas, obstruyeron la boca de los leones, 34extinguieron la violencia del fuego, escaparon al filo de la espada, convalecieron de la enfermedad, se hicieron fuertes en la guerra, desbarataron los campamentos de los extranjeros. 35Las mujeres recibieron sus muertos resucitados, otros fueron sometidos a tormento, rehusando la liberación por alcanzar una resurrección mejor; 36otros soportaron irrisiones y azotes, aún más, cadenas y cárceles; 37fueron apedreados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada, anduvieron errantes, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, necesitados, atribulados, maltratados; 38aquellos de quienes no era digno el mundo, perdidos por los desiertos y por los montes, por las cavernas y por las grietas de la tierra. 39Y todos éstos con ser recomendables por su fe, no alcanzaron la promesa, 40porque Dios tenía previsto algo mejor sobre nosotros, para que sin nosotros no llegasen ellos a la perfección.

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