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Nuevo Testamento evangelio de san mateo


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El sacerdocio de Melquisedec, superior al de Leví


7 1Pues éste, Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios altísimo, que salió al encuentro de Abraham cuando volvía de derrotar a los reyes y le bendijo, 2a quien dio las décimas de todo, se interpreta primero rey de justicia, y luego también rey de Salem, es decir, rey de paz. 3Sin padre, sin madre, sin genealogía, sin principio de sus días ni fin de su vida, se asemeja en eso al Hijo de Dios, que es sacerdote para siempre.

4Y ved cuán grande es éste, a quien dio el patriarca Abraham el diezmo de lo mejor del botín. 5Los hijos de Leví que reciben el sacerdocio tienen a su favor un precepto de la Ley, en virtud del cual pueden recibir el diezmo del pueblo, esto es, de sus hermanos, no obstante ser también ellos de la estirpe de Abraham. 6Al contrario, aquél, que no venía de Abraham, recibió los diezmos de Abraham y bendijo a aquel a quien fueron hechas las promesas. 7No cabe duda que el menor es bendecido por el mayor. 8Y aquí son ciertamente los hombres mortales los que reciben los diezmos, pero allí uno de quien se da testimonio que vive. 9Y, por decirlo así, en Abraham, el mismo Leví, que recibe los diezmos, los pagó. 10Porque aún se hallaba en la entraña de su padre cuando le salió al encuentro Melquisedec.

Imperfección del sacerdocio levítico


11Pues si la perfección viniera por el sacerdocio levítico (pues bajo él recibió el pueblo la Ley), ¿qué necesidad había de suscitar otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no denominarlo según el orden de Arón? 12Mudado el sacerdocio, de necesidad ha de mudarse también la Ley. 13Pues bien: aquel de quien esto se dice pertenece a otra tribu, de la cual ninguno se consagró al altar. 14Pues notorio es que nuestro Señor nació de Judá, a cuya tribu nada dijo Moisés tocante al sacerdocio. 15Y este cambio de Ley es aún evidente en el supuesto de que, a semejanza de Melquisedec, se levanta otro Sacerdote, 16instituido no en virtud del precepto de una ley carnal, sino de un poder de vida indestructible; 17pues de El se da este testimonio: «Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec». 18Con esto se anuncia la abrogación del precedente mandato a causa de su ineficacia e inutilidad, 19pues la Ley no llevó nada a la perfección, sino que fue sólo introducción a una esperanza mejor, mediante la cual nos acercamos a Dios.

El sacerdocio de Cristo, confirmado con juramento


20Y por cuanto no fue hecho sin juramento -pues aquéllos fueron constituidos sacerdotes sin juramento, 21mas éste lo fue con juramento por el que le dijo: «Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre»-, 22de tanto mejor testamento fue hecho fiador Jesús. 23Y de aquéllos fueron muchos los hechos sacerdotes, por cuanto la muerte les impidió permanecer; 24pero éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio perpetuo. 25Y es por tanto, perfecto su poder de salvar a los que por El se acercan a Dios, y siempre vive para interceder por ellos.

26y tal convenía que fuese nuestro Pontífice, santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y más alto que los cielos; 27que no necesita, como los pontífices, ofrecer cada día víctimas, primero por sus propios pecados, luego por los del pueblo, pues esto lo hizo una sola vez ofreciéndose a sí mismo. 28En suma, la Ley hizo pontífices a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que sucedió a la Ley, instituyó al Hijo para siempre perfecto.

Cristo Pontífice entra en el santuario del cielo


8 1El punto principal de todo lo dicho es que tenemos un Pontífice que está sentado a la diestra del trono de la Majestad de los cielos; 2ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, hecho por el Señor, no por el hombre. 3Pues todo pontífice es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios, por lo cual es preciso que tenga algo que ofrecer. 4Si El morara en la tierra, no podría ser sacerdote, habiendo ya quienes al tenor de la Ley ofrecen oblaciones. 5Estos sacerdotes sirven en un santuario que es imagen y sombra del celestial, según que fue revelada con juramento a Moisés cuando se disponía a ejecutar el tabernáculo: «Mira -se le dijo- y hazlo todo según el modelo que te ha sido mostrado en el monte». 6Pero nuestro Pontífice ha recibido en suerte un ministerio tanto mejor, cuanto El es mediador de una más excelente alianza, concertada sobre mejores promesas. 7Pues si aquella primera estuviera exenta de defecto, no habría lugar a una segunda.

8Sin embargo, vituperándolos, dice: «He aquí que vendrán días, dice el Señor, en que concertaré con la casa de Israel y con la casa de Judá un pacto nuevo, 9no conforme al pacto hecho con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, puesto que ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo los menosprecié, dice el Señor. 10Este será el pacto que yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Imprimiré mis leyes en su mente, y en sus corazones las escribiré. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 11Y nadie enseñará a su prójimo ni a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; por que todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor, 12porque tendré misericordia de sus iniquidad, y de sus pecados jamás me acordaré».

13Al decir «un pacto nuevo», declara envejecido el primero. Ahora bien, lo que envejece y se hace anticuado está a punto de desaparecer.
La Expiación De Cristo, Más Eficaz Que La Expiación Del Sacerdocio Levítico

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