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Capitulo I ubicación y ámbito del estudio


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Reseña Histórica


La cultura Huaorani hace apenas 40 años ha experimentado una serie de cambios drásticos en su dinámica social y cultural. Formas de producción, relaciones de parentesco, modalidades de asentamiento han sufrido cambios violentos. Las causas de estos cambios acelerados pueden ser resumidas en dos intervenciones: el contacto evangelizador del Instituto Lingüístico de Verano (ILV) y la explotación petrolera.
Antes del contacto con el ILV, los Huaorani eran bandas de cazadores recolectores que se autoabastecían, formaban alianzas parentales, hacían la guerra entre ellos y con otros grupos étnicos de la zona, principalmente con los záparos. Siguiendo a Rival (1.996) estás bandas tenían regiones definidas parentalmente en las que se movilizaban constantemente cazando con “omena” y “tapa”4, recolectando y visitando las chacras que tenían diseminadas en su región. Las alianzas servían para el intercambio de mujeres y para compartir territorios de caza. Cada banda vivía en dos o tres “malocas”5 construidas en lo alto de las colinas, lejos de los grandes ríos, en grupos de 30 a 40 personas. (Rival, 1.996: 24).
Lo poco y mal conocido acerca de los Huaorani se debe a los escasos relatos de aventureros, quienes contaban las muertes de caucheros y de peones de las primeras haciendas de la amazonía a manos Huaorani, a inicios del siglo XX. A cualquier guía o expedicionario se le aconsejaba no asentarse en la margen derecha del río Napo a riesgo de ser atacado por los “aucas” quienes mataban a indios o blancos con lanzas a través de emboscadas por considerarlos enemigos.
En 1956 cinco misioneros evangélicos deciden entrar en contacto con los hasta entonces denominados, “aucas” o “aushiris”6. El resultado de esta decisión es la muerte de los misioneros ocurridos por lanceros Huaorani. Dos años más tarde se produce el primer contacto pacífico del Instituto Lingüístico de Verano con los Huaorani, entre Dayuma, mujer Huaorani que había escapado de la guerra intertribal y Raquel Saint junto a Elizabeth Elliot, ambas misioneras evangélicas de esa organización norteamericana.
Se establece la primera misión evangélica en las orillas del río Tihueno en 1958, donde llegaron los parientes de Dayuma y, posteriormente, la mayor parte de grupos Huaorani, formando un “protectorado Huaorani”. El cambio cultural que significó esta reubicación fue drástico: los Huaorani nunca se habían asentado en las orillas de los ríos y siempre estuvieron movilizándose a través del bosque, la sedentarización y el “encierro” en un área impactaron en su vida cotidiana.
El asentimiento permanente en un hábitat ribereño cambió las formas de explotación de los recursos y las movilizaciones. Se empezó a pescar, a cazar animales más grandes con nuevas tecnologías y a cultivar en las orillas de los ríos.
De igual manera, nunca habían estado tantos Huaorani juntos, generalmente las visitas, cuando eran permitidas, se las recibía con comida y chicha. Si no había comida para las visitas, éstas podían solicitar permiso para cazar dentro del territorio visitado. Cuando la gente de Tihueno recibió a Huaorani de otras regiones no tenía suficiente comida para ofrecerles (Rival, 1.992).
En esas condiciones el Instituto Lingüístico de Verano asumió un rol que mantuvo por algunos años y que en lo posterior heredaron otros actores que llegaron a la zona: se convirtió en el abastecedor y el dador de bienes para la sociedad Huaorani.
La misión evangélica introdujo el matrimonio monógamo con la posibilidad de realizar alianzas parentales; por otra parte la guerra entre bandas pasó a sancionarse como una actividad pecaminosa.
Para 1.973 vivían en Tihueno unos 525 individuos, mientras que el número de Huaorani aún fuera del protectorado se estimaba en apenas 100 personas. Dada la dependencia de los Huaorani hacia la intervención del ILV y a la sobreexplotación del medio circundante a Tihueno, James Yost, antropólogo de la misión evangélica, aconsejó desconcentrar el llamado “protectorado de Tihueno” y diseminar a la población en varias comunidades a lo largo de los ríos orientales de las provincias de Napo, Pastaza y de la actual Francisco de Orellana.
En la década de los 70´s los misioneros tanto del ILV cuanto de la misión católica Capuchina, que para entonces había iniciado su tarea evangelizadora con los Huaorani, asumen el rol de mediadores ante una actividad que sustentó y sustenta hasta la actualidad la economía ecuatoriana: la explotación petrolera.
La actividad petrolera va a tener repercusiones igualmente drásticas en la dinámica sociocultural Huaorani. El tratamiento que el actor petrolero brinda a los Huaorani puede resumirse en la obtención de permisos étnicos para el ingreso en el territorio y en lograr favores Huaorani casi siempre asumiéndolos como “salvajes e incivilizados”7
Se busca que la etnia interfiera lo menos posible en la actividad petrolera y que no provoque ningún inconveniente. En ese sentido, se inicia un modelo de relaciones asistencialistas que va a constituirse en la base comunitaria de la actividad petrolera en territorio Huaorani y conllevará la reproducción social del grupo hasta la actualidad.
En esta brevísima exposición de la reciente historia de la cultura Huaorani no es posible dejar fuera un acontecimiento polémico y trascendental para toda la amazonía: la muerte del Vicario Apostólico del Aguarico monseñor Alejandro Labaca y de la misionera Hermana Inés Arango en 1987 a manos de los Tagaeri, grupo Huaorani escindido del protectorado del ILV y contrario a toda forma de contacto con “cowudi”8: petroleros, misioneros, militares, colonos, etc. Este acontecimiento marcará una etapa en la historia de la amazonía ecuatoriana que repercutirá en las futuras relaciones de los Huaorani con la sociedad nacional y en la delimitación de su territorio ancestral.
Actualmente los Huaorani enfrentan múltiples y variados problemas y responden a esos adaptándose, cambiando o resistiendo culturalmente. La colonización de su territorio, la contaminación petrolera, la imposición de planes comunitarios, un crecimiento demográfico nunca antes conocido por la etnia y cambios socioculturales profundos, son algunos de los fenómenos que se presentan en su cultura tradicional.
Territorio

En el contexto de la problemática y cambios generados a partir del contacto liderado por el ILV, los Huaorani se convierten en el centro de una discusión acerca de su derecho a un territorio legalmente reconocido por el Estado. Sin embargo la discusión tenderá siempre a dejar a la etnia fuera de la órbita de las decisiones. Como veremos su territorio tradicional se verá “modelado” por otro tipo de intereses.


Para la década de los 60’s los Huaorani realizaban las primeras solicitudes de territorio a través del ILV9. Es así como el Estado otorga en 1.969 un territorio de 16.000 ha bajo la denominación de reserva en la zona de protectorado Huaorani (Narváez, 1.999:55).
En los primeros años del protectorado debido a los problemas surgidos del “contacto pacífico”, y a la notoriedad que alcanzaba este nuevo actor amazónico, se reflexiona por primera vez acerca de la necesidad de que la etnia cuente con un territorio legal más cercano a su realidad de movilidad interterritorial. Yost (1978) informa al respecto del derecho Huaorani a un territorio: (ellos necesitan) el derecho legal y garantizado a sus territorios tradicionales, no solamente al reducido Protectorado. (Yost, 1.978:25)
En 1983, los Huaorani lograron contar con un territorio un tanto más extenso reconocido por el Estado. En ese año se adjudicó un área de 66.750 ha con el nombre de Protectorado Huaorani. Lejos estaba este reconocimiento público y legal de acercarse al área original de los Huaorani, unas dos millones de hectáreas de bosque en los que la etnia se desarrolló ancestral e históricamente10.
Posteriormente se intensifica la actividad petrolera en el país y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana, (CONFENIAE) trabaja intensamente en campañas y movilizaciones nacionales e internacionales a favor de una legalización de los territorios Huaorani que superase el área del Protectorado. En este contexto, el gobierno de Rodrigo Borja, accede a la demanda y otorga en 1.990 el título legal a los Huaorani sobre 612.650 ha de tierra adicionales, emergiendo el territorio Huaorani hoy conocido con un total de 678.220 ha.
Organización Socio – Política

Antes de 1.958, los Huaorani como grupos de familias ampliadas tenían variadas figuras de poder y representatividad. Los buenos cazadores y los guerreros implacables eran reconocidos por su familia ampliada, así como por los otros clanes.

Parentesco

En los Huaoranis existía bigamia, normalmente se podía encontrar un hombre con dos esposas.


Entre dos hermanos, los hijos de estos no eran primos, por lo tanto no pueden contraer matrimonio; en cambio cuando los hijos eran concebidos de un hermano y una hermana con sus respectivos esposos, aún siendo primos pueden contraer matrimonio
También dentro de un matrimonio, un esposo Huaorani podía tener relaciones con las esposas se sus hermanos. De igual manera la esposa puede alternar con sus cuñados; por supuesto siempre que no surjan celos.
Estas prácticas en la actualidad no son muy comunes debido a la educación recibida.
Organización de la familia

Una pareja Huaorani puede contraer matrimonio con la presencia de sus padres, cuando sus padres no asisten es motivo de pelea e incluso matanza; si el novio no quiere a la chica, le amarran los pies y las manos hasta que diga que la quiere. en cambio las mujeres por lo general aceptan lo que los ancianos le aconsejan. Los visitantes por su parte, en las fiestas bailan en ronda con su canto aconsejan diciendo:


“un pájaro pone en su nido dos huevos, luego los incuban, salen dos pichones del cascarón, crecen y por último vuelan juntos inseparablemente toda su vida; así la pareja empieza a volar y vivir para siempre”.
Al día siguiente de la boda, el novio sale muy de madrugada de cacería y la novia se queda en la casa preparando la comida, él trae animales del monte y le entrega a la novia; y ella, le da de comer. El matrimonio queda consumado y se constituyen para siempre en marido y mujer. (En la actualidad se mantiene esta costumbre)

El padre es el jefe de la familia, encargado de organizarla, luego esta la madre que se encarga de velar por el cuidado de sus hijos, el padre debe cumplir la función de trabajar para mantener y dar educación a sus hijos, se dedica principalmente a la caza, pesca, construcción de casa, coronas, bodoqueras, lanzas, etc.


La madre tiene la función de cuidar a sus hijos, preparar la comunidad pata toda la familia y lavar la ropa.
Los hijos realizan las actividades de acuerdo a las necesidades de sus padres como ir de cacería y pesca, las hijas se encargan de limpiar la casa, cuidar a sus hermanos menores, trabajar la chacra, hacer chicha y a la crianza de animales domésticos.



        1. Nacionalidad Shuar

Idioma: Shuar chicham

Demografía: 5.000 hab aproximadamente (Marcelo Galvez)

Comunidades: 27 comunidades divididas en 3 asociaciones

Extensión Territorial: 200.000 ha

Ubicación: En Pastaza se encuentran ubicados en la parte meridional, sus límites son al Norte con colonos de Simón Bolívar, al Sur con el río Pastaza.



Organización Política: FENASHIP, Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza
Los Shuar o Untsuri Shuar, también conocidos como jíbaros, son un pueblo amazónico conocido en el mundo occidental por sus características guerreras, su apego a la autonomía y libertad, y por la práctica de reducir las cabezas de sus enemigos a tzantza.
El territorio ancestral de este grupo se encuentra localizado en la provincia de Morona Santiago, sin embargo existen varios centros Shuar colonos (Trujillo 1997), tanto en territorio Quichua como Huaorani. En la actualidad sus posesiones han sido legalizadas en forma de cooperativas, lo que les permite poseer un estatuto jurídico.
Este grupo étnico se ha convertido en otro de los grupos expansivos en la región Amazónica del Ecuador. Los asentamientos de Shuar colonos han generado varios conflictos con las etnias locales que han terminado en muchas manifestaciones de violencia y asesinatos.
Pueblo tradicionalmente guerrero; los Shuar se han hecho acreedores a una merecida fama, por ser expertos en la reducción de cabezas de sus enemigos y conservarlas luego como trofeo de guerra. Nunca fueron dominados por los colonizadores.
Son buenos cazadores, agricultores y ganaderos; mientras que las mujeres se dedican al hogar, trabajan la chacra en donde siembran yuca para elaborar “la chicha”; su alimento primordial.
Los Shuar colonos mantienen muchas de las manifestaciones culturales denominadas tradicionales. Su economía se basa en la ganadería por lo que se presentan mucho más vinculados al mercado que el resto de etnias. La chacra tiene mucha importancia dentro de la cosmovisión de este grupo, la producción de yuca, papa china, camote, maní, plátano, es básica para solventar sus necesidades de dieta diaria.

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