Reports 1995-1998 Edited by Dwain C. Epps

Appeal for protection of the staff of the Inter-congregational (Roman Catholic) Commission of Justice and Peace after its premises were raided.

Letter to Dr. Alfonso Gómez Méndez, the Attorney General of Colombia, 18 May 1998.

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Federación Luterana Mundial (FLM) quieren expresar su sentida preocupación por el allanamiento realizado el día 13 de mayo a la sede de la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz.

La Comisión de Justicia y Paz de Colombia goza de un reconocimiento internacional por su trabajo en el área de los derechos humanos y es tenida en alta estima por nuestras organizaciones cristianas desde hace muchos años. Compartimos la profunda inquietud expresada tanto en Colombia como en el exterior del país frente a este último acontecimiento, que se inscribe en la ola de ataques contra defensores de derechos humanos que está sacudiendo al país.

Durante la misión ecuménica internacional efectuada en noviembre de 1997 por el CMI, la FLM, el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y el Consejo Nacional de Iglesias de Estados Unidos (CNI), uno de los hechos que más nos impactaron fue constatar la situación de riesgo creciente en que se encuentran los defensores de derechos humanos en su trabajo.

En su documento de observaciones al informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el gobierno colombiano informó que había creado “un programa especial de protección para defensores de derechos humanos que contempla medidas preventivas y de protección especial (...) del cual son beneficiarias varias de las más destacadas organizaciones no gubernamentales del país, mediante protección especial de las sedes y de las personas que en ellas laboran.” (Doc. E/CN.4/1998/135   para. 89)

El allanamiento de la sede de la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz por parte de las Fuerzas Armadas, el amedrentamiento a su personal y la intromisión en documentos privados aparecen en contradicción con las declaraciones mencionadas arriba.

Más aún, estamos muy preocupados por las posibles consecuencias de este tipo de acciones que alientan a los que consideran a los defensores de derechos humanos como opositores o como blancos legítimos en el conflicto interno. La lista de defensores de derechos humanos que han caído bajo los golpes de estos grupos ya es demasiado larga.

Por lo tanto, pedimos a las autoridades colombianas tomar medidas para asegurar la protección del personal de la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz y permitirles seguir trabajando por la defensa de los derechos humanos en toda seguridad.

En un momento en que miles de voces se unen en Colombia para pedir que se acabe el reino de la impunidad, que le hace tanto daño a la sociedad colombiana y que contribuye a incrementar la violencia, esperamos que el anhelo profundo del pueblo colombiano por la justicia, el respeto a los derechos humanos y la paz sea respondido por las autoridades del país con respuestas concretas.

Atentamente,

Marta Palma Geneviève Jacques Peter N. Prove

Secretaria América Asuntos Internacionales Asuntos Internacionales y

Latina, CMI CMI Derechos Humanos, FLM

[Translation]

Dear Dr. Alfonso Gómez Mendez,

The World Council of Churches and the Lutheran World Federation wish to express their deep concern about the incursion into the premises of the Intercongregational Commission of Justice and Peace on 13 May.

The Colombian Commission on Justice and Peace is recognized internationally for its work in the field of human rights and has for many years been held in high esteem by our Christian organizations. We share the concerns expressed both in Colombia and abroad about this most recent incident in the wave of attacks against human rights defenders that has shaken the country.

During the international ecumenical mission carried out in November 1997 by the WCC, LWF, CLAI and the NCCCUSA, one of the things that most impacted us was to see first-hand the growing risks confronting human rights defenders in the pursuit of their work.

In its observations to the report of the UN High Commissioner for Human Rights, the Colombian Government indicated that it had created “a special program of protection for human rights defenders that includes both preventive measures as well as special protection (…) of which various of the most distinguished non-governmental organizations of the country are the beneficiaries in terms of special protection of their headquarters and of the persons who work there.” (Doc. E/CM-4/1998/135 – para. 89)

The forced entry and search of the headquarters of the Intercongregational Commission of Justice and Peace by the Armed Forces, the threats issued to its personnel, and the violation of private documents seems to be in contradiction with the above-mentioned declarations.

We are further concerned about the possible consequences of this sort of action that encourages those who consider human rights defenders as opponents or legitimate targets in the internal conflict. The list of human rights defenders who have fallen victim to such groups is already too long.

For these reasons we ask the Colombian authorities to take steps to assure the security of the personnel of the Intercongregational Commission of Justice and Peace and permit them to continue their work in defense of human rights in complete security.

In a time when thousands of voices are united in Colombia to ask that the rule of impunity that has done such damage to Colombian society and continues to contribute to increased violence be brought to an end, we hope that the deep longing of the Colombian people for justice, respect for human rights, and for peace receive from the authorities of the country a concrete response.

Sincerely,

Marta Palma Geneviève Jacques Peter N. Prove

Latin America Secretary International Affairs Human Rights and

WCC WCC International Affairs, LWF