¿QUÉ HACEMOS POR LA PAZ?
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Editorial
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Otro mundo es posible
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Entrada
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¿Acaso estamos solas? (Anamaría Cofiño K.)
Sumario noticioso
Maky - María Antonieta Rodríguez Leerayes (+)
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La médula
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El mundo según Estados Unidos (Andrés Cabanas Díaz)
Cuando ellos pelean, a nosotras nos va peor (Paula del Cid)
Secuelas del terrorismo de Estado (Luisa Fernanda Rodríguez)
El combate a la impunidad empieza en casa (Eleonora Muralles)
Nuestros aportes a la construcción de la paz (Wendy Santa Cruz)
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Vida
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Heroínas
Acción y reacción (Lucía Escobar)
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La paseante
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Imágenes entre la guerra y la paz (Rosina Cazali)
En resistencia al olvido: La obra de Wilfreda (Adelma Bercián)
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Esta boca es mía
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La paz, las mujeres y la tierra (Iduvina Hernández)
A globalizar la resistencia (Adriana Hernández Alarcón)
¿Paz... en Guatemala? (Alfonso Bauer Paiz)
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Aquí y ahora
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Comunidad Nueva Cajolá: Las mujeres en la fiesta (Myra Muralles)
¿Ellas en las fuerzas armadas?
Ajuste de cuentas (María Eugenia Solís García)
Afganas viven una situación desesperada
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Campo pagado
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2002: Año de las Mujeres Tejedoras de la Paz (Secretaría Presidencial de la Mujer)
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Femina sapiens
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Feminismos y claves para construir la paz (Ana Elena Obando)
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Movida departamental
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Quetzaltenango: Reforma Cafetalera
Quetzaltenango: Rompiendo barreras
Remedios para el alcoholismo en Villa Canales
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Movida capitalina
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El nuevo milenio es nuestro
Colección Estudios de Género
Periodistas reciben reconocimientos
Saludos a Bonna y Rocío Belén
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Anuncio
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Los monólogos de la vagina
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Editorial
Otro mundo es posible
Hay cosas que, en definitiva, distan mucho de como nos las pintan aunque sea dulce la pildorita en que vienen envueltas. Los acontecimientos a partir del fatídico 11 de septiembre en Estados Unidos, incluido ese nuevo escándalo llamado Enrongate, continúan develando los intereses mezquinos de las grandes potencias.
Ni es legítima la búsqueda de la mentada "libertad perdurable" -no se puede hablar de ésta cuando cualquier pueblo es susceptible a un lento exterminio bajo el pretexto de eliminar unos cuantos terroristas-, ni es verdad que la globalización transformaría, para bien, la calidad de vida en nuestros países: sólo ha conseguido recrudecer la miseria entre la gente más pobre.
En Estados Unidos, la doble moral del actual gobierno se luce a rayas y estrellas cuando su máximo dirigente proclama un "día nacional por la santidad de la vida" e insta a su pueblo a no creer que "algunas vidas son menos merecedoras de protección que otras", mientras recorta millones de dólares para programas de salud reproductiva en el mundo y sus comandos cumplen el profético "daño colateral" lanzando misiles sobre la población civil afgana. Esto último con la bendición de la OTAN, que recientemente celebró en Munich su conferencia anual para diseñar una estrategia contra lo que sus integrantes entienden como "terrorismo internacional".
Ante el empecinamiento de las potencias en imponer en todo el planeta sus modelos de consumo, sus gustos y disgustos, y en agudizar la sujeción a ellas de los países pobres, cobra fuerza un movimiento global que día a día desenmascara las verdaderas intenciones de los grandes del mundo.
El aguante tiene límite y, frente a esas nada loables acciones, era sólo cuestión de tiempo que también la rebeldía empezara a globalizarse. Se manifestó en forma contundente en Seattle y Génova. Más recientemente su escenario fue el II Foro Social Mundial, realizado en el brasileño Porto Alegre, donde de nuevo confluyeron movimientos sociales que buscan soluciones auténticas a los estragos ocasionados por el neoliberalismo. Allá se reafirmó la gente pacífica en su afán por que las sociedades tengan como centro a los seres humanos y no a los poderes económicos. Organizadoras del Foro instaron a cada participante a llevar consigo símbolos representativos de paz en sus propias culturas, los cuales fueron expuestos durante la clausura del evento.
Hace algunos días, varios países se solidarizaron con el pueblo argentino sumándose al "cacerolazo global", también con la amarga sospecha de que "nuestro pueblo será el próximo".
En Guatemala continuamos cerrando filas contra los desmanes del oficialismo, la arraigada corrupción y la impunidad que caracteriza al sistema de aplicación de la ley. Sobresalen, entre muchos, los esfuerzos para que los más importantes cuerpos de la justicia estén conformados por personas éticas, firmes e inmunes a las coerciones del partido gobernante y a su burdo intento de silenciar reclamos y desviar la búsqueda de paz.
Sin ánimo de sucumbir al pesimismo, visualizamos ya una carrera electoral marcada por los demagogos y politiqueros de siempre, cuyos intereses son tan mezquinos en el plano nacional como aquéllos de las potencias a nivel mundial. Desde laCuerda, tras las aleccionadoras experiencias vividas en los últimos años, no podemos menos que pedir a nuestro pueblo cordura para no seguir tropezando sobre esas mismas piedras, y sabiduría a quienes tienen la responsabilidad de garantizar un proceso apegado a la ley.
Dialogar, debatir, zanjar diferencias respetándolas. Disentir, si cabe, sin agresiones. Continuar demandándole transparencia al gobierno y una asignación de recursos congruente con las necesidades de la población. Ejercer nuestro derecho a exigir una vida digna, libre de violencia, como la merece todo ser humano. E insistir hasta el cansancio en la desmilitarización, sin la cual no habrá alas para echar a volar la paz.
Sólo una vigorosa y cuerda participación ciudadana permitirá la concreción de nuestra democracia y, en consecuencia, de ese otro mundo -humanizado y justo- que debe ser posible.
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¿Acaso estamos solas?
Anamaría Cofiño K., laCuerda
Cuando observamos lo que pasa a nuestro alrededor y en el mundo, parece que en la lucha contra la violencia y la guerra las mujeres estuviésemos solas o en franca minoría. A veces sentimos que aramos en el mar o bailamos en la oscuridad. El ritmo y estilo que tiene la vida en este tiempo no dejan ver todo lo que hacemos para evitar las confrontaciones, buscar soluciones no violentas a los conflictos, erradicar la discriminación y el racismo, exigir seguridad. De su lado, la industria y el mercado no se detienen en su constante violación a los derechos de la humanidad.
Si revisamos los datos estadísticos, encontramos que la mayoría de las mujeres en el mundo continúa trabajando en áreas de beneficio social: maestras, médicas, enfermeras, comadronas, prestadoras de servicios comunitarios, artistas e intelectuales, luchadoras por los derechos humanos y la paz. Las fuentes muestran que siguen siendo muy pocas las mujeres en puestos de decisión política o de poder. De 185 países, sólo 11 son encabezados por mujeres y en Naciones Unidas apenas hay nueve embajadoras. Las más destacadas en estas áreas generalmente ocupan cargos de menor relevancia en ministerios, secretarías o comisiones de turismo, educación y cultura, por ejemplo. Algunas excepciones son la nueva ministra chilena de la defensa, Michelle Bachelet, y la ecuatoriana Miriam Garcés, a cargo de la seguridad ciudadana en Quito.
Podemos afirmar sin dudas que no son mujeres quienes promueven las guerras, sino más bien quienes consistentemente exigen que se solucionen y terminen. (Gracias al trabajo tesonero de mujeres de diferentes países, se logró que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobara en el año 2000 la Resolución 1325, que llama a la participación activa e igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones dentro de los procesos de paz.) Por supuesto, son ellas quienes ponen los muertos, las que tienen que huir o son tomadas como botín.
Si vemos el caso de Colombia, donde la guerra se está tratando de llevar por el rumbo de la negociación, las propuestas de las mujeres no son debidamente puestas al descubierto, aunque ellas lleven años movilizándose y trabajando por conseguir que su país salga de ese enfrentamiento que ha desangrado a muchas generaciones. En Palestina e Israel, las mujeres ven caer asesinados a sus hijos y hermanos y se sumen más profundamente en una situación desesperante. Poco se sabe de la resistencia pacífica de grupos como las Mujeres de Negro, de su deseo de paz, sus demandas, anhelos y logros. En los conflictos armados, las mujeres no aparecen como agentes activos, más bien son las que lloran y sufren las consecuencias de algo que no buscaron, sobre lo cual no les pidieron opinión. Sin embargo, son mujeres quienes cuestionan, denuncian y batallan contra el exterminio. Las guatemaltecas insistieron en que los Acuerdos de Paz, firmados en 1996, tomaran en consideración sus demandas, incluyendo varias de éstas en los diferentes compromisos alcanzados.
Mujeres de todo el mundo luchan contra el armamentismo y el militarismo, por la tolerancia y contra la discriminación, a favor de una cultura de paz. Desde Armenia hasta Zimbabwe encontramos personas y organizaciones que trabajan contra la guerra. Existe -por mencionar una de las más conocidas- la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF) desde 1915, cuyas metas y principios son: reunir a mujeres de diferentes creencias políticas y filosofías unidas en su determinación de estudiar, dar a conocer y contribuir a abolir las causas y la legitimación de la guerra; trabajar hacia la paz mundial, el desarme total y universal; por la abolición de la violencia y la coerción en los escenarios de los conflictos y su sustitución en cada caso de negociación y reconciliación; por el fortalecimiento del sistema de Naciones Unidas; por el continuo desarrollo e implementación de leyes internacionales; por igualdad política y social, la equidad económica, la cooperación entre los pueblos y un desarrollo ambientalmente sustentable.
A nivel del sistema de Naciones Unidas se ha luchado por visibilizar las particularidades de género, obteniendo logros como la mencionada resolución, gracias a la cual algunos procesos de paz han incorporado mujeres a las mesas de negociación, como en el caso de Afganistán, donde recientemente las mujeres fueron incluidas, aunque no en términos igualitarios, en la reunión de Bonn. Hay iniciativas como la del Estatuto de Roma para la creación de la Corte Penal Internacional donde, debido a la presión del Caucus de Mujeres para la Justicia de Género, se han incluido temas como las violaciones sexuales sistemáticas en las guerras que hoy son consideradas como crímenes contra la humanidad.
Existen varios tratados y convenios internacionales a los que podemos acceder para saber cuáles son los compromisos que los Estados han adquirido y deben respetar. Son herramientas que nos sirven para exigir su cumplimiento y con ello ir construyendo la paz y seguridad que son el suelo apropiado para sembrar una vida digna.
Es reconfortante sentir que no estamos solas. Somos millones compartiendo el sueño de transformar el mundo y diseñar un nuevo orden más justo y solidario.
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Sumario noticioso
laCuerda
Ley contra acoso sexual
La diputada Olga Camey de Noack, quien ya en 1996 había promovido un anteproyecto de ley para crear la figura del hostigamiento sexual en el trabajo y la docencia, presentó recientemente al Congreso una nueva iniciativa para prevenir y sancionar esa lesiva conducta en dichos ámbitos. En la misma se establecen las obligaciones del patrono en la prevención del acoso sexual, las medidas a adoptar si éste ocurre y los procedimientos judiciales para sancionarlo.
Otro caso de acoso sexual
Ana María Paniagua Mazariegos presentó una denuncia por acoso sexual y amenazas de muerte contra Marco Tulio Abadío, Contralor General de Cuentas de la Nación. La demandante asegura que se vio obligada a renunciar al cargo que desempeñó por siete años, a partir del constante hostigamiento del funcionario, quien el año pasado amenazó con su arma de fuego a dos periodistas.
Más amenazas a activistas de derechos humanos
Un alarmante aumento de amenazas, hostigamientos y actos violentos contra defensores de derechos humanos, dirigentes sindicales, jueces, fiscales y periodistas se registró durante el año 2001 en Guatemala, según un informe de la organización Human Rigths Watch. MINUGUA documentó 171 casos de este tipo.
Muertes por violencia
En el primer mes de este año, más de 15 casos de mujeres víctimas de violencia han sido visibilizados. María Luz Cárdenas Sánchez y Candelaria Chun Cap fueron asesinadas con arma de fuego. Yolanda Carolina White, Lilian Jayte Barahona y Carmela Tiul Chun resultaron gravemente heridas de bala. Ana María Consuelo Roche y Jennifer Virula Vázquez fueron muertas con arma blanca. Ingrid Azucena Orozco, Magalí Villacorta y Lesbia Antonia Girón fueron asesinadas por motivos que aún se desconocen. El cadáver de una mujer de 28 años fue hallado en la zona 7.
Una menor de 16 años de edad fue ultrajada en San Marcos por varios pandilleros que también asaltaron a su familia.
Rosario Chin Sánchez fue víctima de intento de secuestro junto a su esposo en Siquinalá, Escuintla, luego de haber recibido amenazas de muerte. María Calel, Tomasa Morales y María Lares Tian fueron atropelladas por un vehículo en Chichicastenango, Quiché.
Empresarias exitosas
Alrededor de 70 artesanas integran la Asociación Unidas para Vivir Mejor, que ha colocado unos 130 productos típicos en mercados de Estados Unidos y Canadá. Con sus utilidades sostienen dos clínicas (dental y de salud) y un laboratorio. También cuentan con una panadería y un centro de cuidado que atiende a más de una centena de infantes. Asimismo, financia un programa de becas para niñas y niños, además de un programa de orientación sobre lactancia materna.
Atleta destacada
Elsa Monterroso se convirtió nuevamente en la campeona de la rama femenina de la maratón Max Tott en su LXV edición, dedicada en esta oportunidad a la bolichista Sofía Granda. Monterroso. Obtuvo un tiempo de 1:20:09 horas, aventajando por cinco minutos a la competidora que logró la segunda posición.
Novedoso programa para prevención del sida
El proyecto denominado Payaso, que benefició el año pasado a miles de habitantes en Sololá, consiste en un espectáculo de payasos que facilita elementos educativos sobre el VIH/sida en idiomas mayas.
Esta novedosa iniciativa, auspiciada por el Programa Nacional del Sida y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, se extenderá a 75 comunidades de otros departamentos.
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Maky
María Antonieta Rodríguez Leerayes ()
Tuvimos el privilegio de conocerte, Maky,
y te recordamos hoy como alguien que compartió
lo mejor de sí misma. Extrañaremos tu entusiasmo
y dinamismo, tus aportes. Quedamos con el recuerdo de una mujer trabajadora, perseverante y luchadora. En nuestros espacios tu huella es digna de seguir.
Desde laCuerda, un abrazo solidario a la familia
y seres queridos de María Antonieta.
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El mundo según Estados Unidos
Andrés Cabanas Díaz, periodista español radicado en Guatemala
"Los Estados Unidos parecen destinados a plagar y
atormentar el continente en nombre de la libertad".
—Simón Bolívar
Más amenazas que diálogo. Más intromisión que respeto. Más garrote que zanahoria. La política exterior de Estados Unidos se ha basado históricamente en la "diplomacia de la fuerza".
Desde 1890, Estados Unidos ha llevado a cabo más de 100 intervenciones militares en 51 países (consultar cuadro). La historia refleja constantes preocupantes: un promedio de casi una intervención anual; ocupaciones prácticamente permanentes (Nicaragua, 1912-1933); expansión universal: intervención en al menos 15 países latinoamericanos y otros 36 países de cuatro continentes, hasta la actualidad (Afganistán, 2001).
El mundo, según Estados Unidos, parece ser ese lugar donde se puede actuar y obrar por cualquier medio, para asegurar "un ambiente favorable para la industria, el comercio, la agroindustria y las instituciones financieras de Estados Unidos y crear y mantener un orden internacional en el cual los intereses económicos de EUA puedan prosperar" (Noam Chomsky). El abuso y el miedo para garantizar su libertad.
Intervenciones militares de Estados Unidos desde 1890
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1. Argentina, 1890
2. Chile, 1891
3. Haití, 1891
4. Hawai, 1893 (-?)
5. Nicaragua, 1894
6. China, 1894-95
7. Corea, 1894-96
8. Panamá, 1895
9. Nicaragua, 1896
10. China, 1898-1900
11. Filipinas, 1898-1910(-?)
12. Cuba, 1898-1902(-?)
13. Puerto Rico, 1898(-?)
14. Guam, 1898(-?)
15. Nicaragua, 1898
16. Samoa, 1899(-?)
17. Nicaragua, 1899
18. Panamá, 1901-14
19. Honduras, 1903
20. Rep. Dominicana, 1903-04
21. Corea, 1904-05
22. Cuba, 1906-09
23. Nicaragua, 1907
24. Honduras, 1907
25. Panamá, 1908
26. Nicaragua, 1910
27. Honduras, 1911
28. China, 1911-41
29. Cuba, 1912
30. Panamá, 19l2
31. Honduras, 19l2
32. Nicaragua, 1912-33
33. México, 19l3
34. Rep. Dominicana, 1914
35. México, 1914-18
36. Haití, 1914-34
37. Rep. Dominicana, 1916-24
38. Cuba, 1917-33
39. Rusia, 1918-22
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40. Panamá, 1918-20
41. Yugoslavia, 1919
42. Honduras, 1919
43. Guatemala, 1920
44. Turquía, 1922
45. China, 1922-27
46. Honduras, 1924-25
47. Panamá, 1925
48. China, 1927-34
49. El Salvador, 1932
50. Irán, 1946
51. Yugoslavia, 1946
52. Uruguay, 1947
53. Grecia, 1947-49
54. China, 1948-49
55. Alemania, 1948
56. Filipinas, 1948-54
57. Puerto rico, 1950
58. Corea, 1950-53
59. Irán, 1953
60. Vietnam, 1954
61. Guatemala, 1954
62. Egipto, 1956
63. Líbano, 1958
64. Irak, 1958
65. China, 1958
66. Panamá, 1958
67. Vietnam, 1960-75
68. Cuba, 1961
69. Alemania, 1961
70. Cuba, 1962
71. Laos, 1962
72. Panamá, 1964
73. Indonesia, 1965
74. Rep. Dominicana, 1965-66
75. Guatemala, 1966-67
76. Camboya, 1969-75
77. Omán, 1970
78. Laos, 1971-73
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79. Chile, 1973
80. Camboya, 1975
81. Angola, 1976-92
82. Irán, 1980
83. Libia, 1981
84. El Salvador, 1981-92
85. Nicaragua, 1981-90
86. Líbano, 1982-84
87. Honduras, 1983-89
88. Granada, 1983-84
89. Irán, 1984
90. Libia, 1986
91. Bolivia, 1986
92. Irán, 1987-88
93. Libia, 1989
94. Islas Vírgenes, 1989
95. Filipinas, 1989
96. Panamá, 1989-90
97. Liberia, 1990
98. Arabia Saudí, 1990-91
99. Irak, 1990-?
100. Kuwait, 1991
101. Somalia, 1992-94
102. Yugoslavia, 1992-94
103. Bosnia, 1993-95
104. Haití, 1994-96
105. Croacia, 1995
106. Zaire, 1996-97
107. Liberia, 1997
108. Albania, 1997
109. Sudán, 1998
110. Afganistán, 1998
111. Irak, 1998-?
112. Yugoslavia, 1999-?
113. Yemen, 2000
114. Macedonia, 2001
115. Afganistán, 2001
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Fuente: Zoltan Grossman, "From Wounded Knee to Afghanistan, A Century of US Military Interventions".
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Cuando ellos pelean, a nosotras nos va peor
Paula Irene del Cid Vargas, laCuerda
Se hace difícil imaginar los efectos de una guerra en las mujeres cuando los medios a veces disfrazan esta palabra con otras "light", con imágenes parecidas a los juegos pirotécnicos de Pollo Campero y un discurso belicista velado que orienta hacia el posicionamiento a favor de uno u otro, contribuye a una falsa percepción de lejanía e intenta conducir, ciertamente con mucho éxito, al silencio y la inacción. Todo ello inmerso en una cultura guerrerista que considera válido el uso de la fuerza sobre los otros para resolver conflictos y acepta el ejercicio de la violencia como estrategia para aumentar el poder político y económico.
En tal cultura, cuando los hombres de un grupo recurren a esa vieja estrategia, a las mujeres nos va mal. En medio de la confrontación, nosotras caemos en situaciones de desplazamiento continuo, de refugio -con la consecuente pérdida de posesiones- y pobreza. De hecho, son mujeres, niñas y niños quienes conforman el 80 por ciento de las personas que se encuentran en situación de refugio o desplazamiento forzado.
Ya solas en el refugio, generalmente se han roto los vínculos con seres queridos: durante el conflicto armado en Guatemala, las mujeres perdieron al primero, segundo y tercer esposo.
Como parte de una táctica de guerra, se nos considera blanco para agredir los contrincantes; somos torturadas o violadas impunemente; se nos somete a prostitución forzada y continua. Estas tácticas atraviesan el globo y la historia. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés institucionalizó, a través de la instauración de "casas de confort", la prostitución y esclavitud sexual de miles de mujeres de los países ocupados. En la guerra de Yugoslavia, más de 20,000 mujeres fueron violadas. Y no es casual que Honduras, con la base militar estadounidense en Palmerola, sea el país centroamericano con más personas viviendo con VIH.
Cuando las armas callan, es posible que acaben los hechos traumáticos, pero no las consecuencias que éstos provocan, secuelas que pueden durar toda la vida y afectar hasta tres y cuatro generaciones posteriores, especialmente en la modalidad que hemos experimentado en los países latinoamericanos, donde la estrategia de terror como recurso de control se institucionalizó, dicho sea de paso, con aval o apoyo directo del gobierno de los Estados Unidos.
Empezando por las consecuencias económicas, tal vez el daño más invisible y profundo ocurre a nivel psicológico, ya sea por una experiencia traumática o porque el terror invadió la vida cotidiana: desarraigo, depresiones continuas o manifestaciones varios años después del trauma. Las agresiones sexuales provocan tanto lesiones físicas como psicológicas; pesadillas, depresión, falta de concentración, trastornos del sueño y la alimentación, así como problemas sexuales (temor al sexo, dificultad para la excitación, pérdida de la capacidad de obtener placer sexual). Más allá del trauma emocional, las mujeres enfrentamos embarazos no deseados y el riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual. Generalmente, a la mujer que ha sido violada se la revictimiza al ser rechazada por el valor conferido a la virginidad y la fidelidad.
Todas estas manifestaciones de violencia específica contra las mujeres se encuentran respaldadas por un sistema de relaciones que postula que los hombres son superiores a nosotras y en el que se nos percibe como propiedad de ellos.