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Fundación para la Paz Interior


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LECCIÓN 264
El Amor de Dios me rodea.
1. Padre, estás delante y detrás de mí, a mi lado, allí donde me veo a mí mismo y dondequiera que voy. 2Estás en todo lo que contemplo, en los sonidos que oigo y en cada mano que busca la mía. 3En Ti el tiempo desaparece, y la idea del espacio se vuelve una creencia absurda. 4Pues lo que rodea a Tu Hijo y lo mantiene a salvo es el Amor Mismo. 5No hay otra fuente que ésa, y no hay nada que no comparta Su santidad, nada que se encuentre aparte de Tu única creación o que carezca del Amor que envuelve a todas las cosas dentro de Sí. 6Padre, Tu Hijo es como Tú. 7Hoy apelamos a Ti en Tu Propio Nombre, para estar en paz dentro de Tu eterno Amor.

2. Hermanos míos, uníos a mí en este propósito hoy. 2Ésta es la plegaria de la salvación. 3¿No deberíamos acaso unirnos a lo que ha de salvar al mundo y a nosotros junto con él?


LECCIÓN 265
Lo único que veo es la mansedumbre de la creación.
1. Ciertamente no he comprendido el mundo, ya que proyecté sobre él mis pecados y luego me vi siendo el objeto de su mirada: 2¡Qué feroces parecían! 3¡Y cuán equivocado estaba al pensar que aquello que temía se encontraba en el mundo en vez de en mi propia mente! 4Hoy veo el mundo en la mansedumbre celestial con la que refulge la creación. 5En él no hay miedo. 6No permitas que ninguno de mis aparentes pecados nuble la luz celestial que refulge sobre el mundo. 7Lo que en él se refleja se encuentra en la Mente de Dios. 8Las imágenes que veo son un reflejo de mis pen­samientos. 9Pero mi mente es una con la de Dios. 10Por lo tanto, puedo percibir la mansedumbre de la creación.

2. En la quietud quiero contemplar el mundo, el cual refleja únicamente Tus Pensamientos, así como los míos. 2Concédaseme recordar que son lo mismo, y veré la mansedumbre de la creación.


LECCIÓN 266
Mi santo Ser mora en ti, Hijo de Dios.
1. Padre, mediste todos Tus Hijos para que fuesen mis salvadores y mis consejeros de visión; los heraldos de Tu santa Voz. 2En ellos Tú te ves reflejado y en ellos Cristo me contempla desde mi Ser. 3No permitas que Tu Hijo se olvide de Tu santo Nombre. 4No permitas que Tu Hijo se olvide de su santo Origen. 5No permitas que Tu Hijo se olvide de que su nombre es el Tuyo.

2. En este día entramos al paraíso, invocando el Nombre de Dios y el nuestro, reconociendo nuestro Ser en cada uno de nosotros y unidos en el santo Amor de Dios. 2¡Cuántos salvadores nos ha dado Dios! 3¿Cómo podríamos perdernos en nuestro trayecto hacia Él, cuando Él ha poblado el mundo con aquellos que seña­lan hacia Él, y nos ha dado la vista para poder contemplarlos?


LECCIÓN 267
Mi corazón late en la paz de Dios.
1. Lo que me rodea es la vida que Dios creó en Su Amor. 2Me llama con cada latido y con cada aliento; con cada acción y con cada pensamiento. 3La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el propósito del perdón. 4Ahora mi mente ha sanado, y se me concede todo lo que necesito para salvar al mundo. 5Cada latido de mi corazón me inunda de paz; cada aliento me infunde fuerza. 6Soy un mensajero de Dios, guiado por Su Voz, apoyado por Su amor y amparado eternamente en la quietud y en la paz de Sus amorosos Brazos. 7Cada latido de mi corazón invoca Su Nombre, y cada uno es contestado por Su Voz, que me asegura que en Él estoy en mi hogar.

2. Que preste atención sólo a Tu Respuesta, no a la mía. 2Padre, mi corazón late en la paz que el Corazón del Amor creó. 3Y es ahí y sólo ahí donde estoy en mi hogar.


LECCIÓN 268
Que todas las cosas sean exactamente como son.
1. No permitas que hoy sea Tu crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti. 2No permitas que interfiera en Tu creación, desfigurándola y convirtién­dola en formas enfermizas. 3Permítaseme estar dispuesto a no atacar su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. 4Pues de esta manera seré también capaz de reconocer a mi Ser tal como Tú lo creaste. 5Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. 6¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean exacta­mente como son?

2. Que nuestra vista no sea blasfema hoy, y que nuestros oídos no hagan caso de las malas lenguas. 2Sólo la realidad está libre de dolor. 3Sólo en la realidad no se experimentan pérdidas. 4Sólo la realidad ofrece completa seguridad. 5Y esto es lo único que bus­camos hoy.


LECCIÓN 269
Mi vista va en busca de la faz de Cristo.
1. Te pido que hoy bendigas mi vista. 2Mi vista es el medio que Tú has elegido para mostrarme mis errores y para poder ver más allá de ellos. 3Se me ha concedido poder tener una nueva percepción a través del Guía que Tú me diste, y, mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad. 4Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. 5Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo.

2. Hoy nuestra vista es bendecida. 2Compartimos una sola visión cuando contemplamos la faz de Aquel Cuyo Ser es el nuestro. 3Somos uno por razón de Aquel que es el Hijo de Dios, Aquel que es nuestra Identidad.


LECCIÓN 270
Hoy no utilizaré los ojos del cuerpo.
1. Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transformar todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en el panorama de un mundo perdonado. 2¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! 3No obstante, ¡cuánto más podré contemplar en él que lo que puede ofrecerme la vista! 4Un mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la verdad y aguarda con gran expectación el último instante de tiempo en el que éste acaba para siempre, conforme Tu recuerdo aflora en su memoria. 5Y ahora su voluntad es una con la Tuya. 6Ahora su función no es sino la Tuya Propia, y todo pensamiento salvo el Tuyo ha desaparecido.

2. El sosiego de hoy bendecirá nuestros corazones y, a través de ellos, la paz descenderá sobre todo el mundo. 2Cristo se convierte en nuestros ojos hoy. 3Y mediante Su vista le ofrecemos curación al mundo a través de Él, el santo Hijo que Dios creó íntegro; el santo Hijo a quien Dios creó como uno solo.


6. ¿Qué es el Cristo?
1. Cristo es el Hijo de Dios tal como Él lo creó. 2Cristo es el Ser que compartimos y que nos une a unos con otros, y también con Dios. 3Es el Pensamiento que todavía mora en la Mente que es Su Fuente. 4No ha abandonado Su santo hogar ni ha perdido la ino­cencia en la que fue creado. 5Mora inmutable para siempre en la Mente de Dios.

2. Cristo es el eslabón que te mantiene unido a Dios, y la garantía de que la separación no es más que una ilusión de desesperanza, pues toda esperanza morará por siempre en Él. 2Tu mente es parte de la Suya, y Ésta de la tuya. 3Él es la parte en la que se encuentra la Respuesta de Dios, y en la que ya se han tomado todas las decisiones y a los sueños les ha llegado su fin. 4Nada que los ojos del cuerpo puedan percibir lo afecta en absoluto. 5Pues aunque Su Padre depositó en Él los medios para tu salvación, Él sigue siendo, no obstante, el Ser que, al igual que Su Padre, no conoce el pecado.

3. Al ser el hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto única­mente en Dios, Cristo permanece en paz en el Cielo de tu mente santa. 2Él es la única parte de ti que en verdad es real. 3Lo demás son sueños. 4Mas éstos se le entregarán a Cristo, para que se des­vanezcan ante Su gloria y pueda por fin serte revelado tu santo Ser, el Cristo.

4. El Espíritu Santo se extiende desde el Cristo en ti hasta todos tus sueños, y los invita a venir hasta Él para que puedan ser transformados en la verdad. 2Él los intercambiará por el sueño final que Dios dispuso fuese el fin de todos los sueños. 3Pues cuando el perdón descanse sobre el mundo y cada, uno de los Hijos de Dios goce de paz, ¿qué podría mantener las cosas sepa­radas cuando lo único que se puede ver es la faz de Cristo?

5. ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es más que el símbolo de que el período de aprendizaje ya ha concluido y de que el objetivo de la Expiación por fin se ha alcan­zado? 2Tratemos, por lo tanto, de encontrar la faz de Cristo y de no buscar nada más. 3Al contemplar Su gloria, sabremos que no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percepción, ni de tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Ser, el Cristo que Dios creó como Su Hijo.
LECCIÓN 271
Hoy sólo utilizaré la visión de Cristo.
1. Cada día, cada hora y cada instante elijo lo que quiero contem­plar, los sonidos que quiero oír y los testigos de lo que quiero que sea verdad para mí. 2Hoy elijo contemplar lo que Cristo quiere que vea; hoy elijo escuchar la Voz de Dios, así como buscar los testigos de lo que es verdad en la creación de Dios. 3En la visión de Cristo, el mundo y la creación de Dios se encuentran, y según se unen, toda percepción desaparece. 4La dulce visión de Cristo redime al mundo de la muerte, pues todo aquello sobre lo que Su mirada se posa no puede sino vivir y recordar al Padre y al Hijo: la unión entre Creador y creación.

2. Padre, la visión de Cristo es el camino que me conduce a Ti. 2Lo que Él contempla restaura Tu recuerdo en mí. 3Y eso es lo que elijo contem­plar hoy.
LECCIÓN 272
¿Cómo iban a poder satisfacer las ilusiones al Hijo de Dios?
1. Padre, la verdad me pertenece. 2Mi hogar se estableció en el Cielo mediante tu voluntad y la mía. 3¿Podrían contentarme los sueños? 4¿Podrían brindarme felicidad las ilusiones? 5¿Qué otra cosa sino Tu recuerdo podría satisfacer a Tu Hijo? 6No me contentaré con menos de lo que Tú me has dado. 7Tu Amor, por siempre dulce y sereno, me rodea y me mantiene a salvo eternamente. 8El Hijo de Dios no puede sino ser tal como Tú lo creaste.

2. Hoy dejamos atrás las ilusiones. 2Y si oímos a la tentación lla­marnos e invitarnos a que nos entretengamos con un sueño, nos haremos a un lado y nos preguntaremos si nosotros, los Hijos de Dios, podríamos contentarnos con sueños cuando podemos ele­gir el Cielo con la misma facilidad que el infierno. aY el amor reemplazará gustosamente todo temor.
LECCIÓN 273
Mía es la quietud de la paz de Dios.
1. Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. 2Sl esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con poder aprender cómo es posible pasar un día así. 3Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. 4Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quie­tud de la paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo.

2. Padre, Tu paz me pertenece. 2¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo que Tú has dispuesto sea mío para siempre? 3No puedo perder los dones que Tú me has dado. 4Por lo tanto, la paz con la que Tú agraciaste a Tu Hijo sigue conmigo, en la quietud y en el eterno amor que Te profeso.


LECCIÓN 274
Este día le pertenece al Amor. Hoy no tendré miedo de nada.
1. Padre, hoy quiero dejar que todas las cosas sean como Tú las creaste y ofrecerle a Tu Hijo el honor que se merece por su impecabilidad; el amor de un hermano hacia su hermano y Amigo. 2De ese modo soy redimido. 3Y del mismo modo, la verdad pasará a ocupar el lugar que antes ocupa­banlas ilusiones, la luz reemplazará toda oscuridad y Tu Hijo sabrá que él es tal como Tú lo creaste.

2. Hoy nos llega una bendición especial de Aquel que es nuestro Padre. 2Dedícale a Él este día, y no tendrás miedo de nada hoy, pues el día habrá sido consagrado al Amor.


LECCIÓN 275
La sanadora Voz de Dios protege hoy todas las cosas.
1. Escuchemos hoy a la Voz que habla por Dios, la cual nos habla de una lección ancestral que es tan cierta hoy como siempre lo fue. 2Sin embargo, este día ha sido seleccionado como aquel en el que hemos de buscar y oír, aprender y entender. 3Escuchemos juntos, 4pues lo que nos dice la Voz que habla por Dios no lo podemos entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados. 5En esto reside la protección de todas las cosas. 6Y en esto se encuentra la curación que brinda la Voz que habla por Dios.

2. Tu sanadora Voz protege hoy todas las cosas, por lo tanto, dejo todo en Tus Manos. 2No tengo que estar ansioso por nada. 3Pues Tu Voz me indicará lo que tengo que hacer y adónde debo ir, con quién debo hablar y qué debo decirle, qué pensamientos debo albergar y qué palabras trans­mitirIe al mundo. 4La seguridad que ofrezco me es dada a mí. 5Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mí.


LECCIÓN 276
Se me ha dado la Palabra de Dios para que la comparta.
1. ¿Qué dice la Palabra de Dios? 2"Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo." 3Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó. 4Ésta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, pues nació como resultado de ella. 5Aceptemos Su Paternidad, y todo se nos dará. 6Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así, no tendremos certeza acerca de quiénes somos, Quién es nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí. 7No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y así podremos recordar a nuestro Ser.

2. Padre, he hecho mía Tu Palabra. ?Y es ésta la que les quiero compartir a todos mis hermanos, quienes me fueron confiados para que los amara como si fuesen míos, tal como yo soy amado, bendecido y salvado por Ti.


LECCIÓN 277
No dejes que aprisione a Tu Hijo con leyes que yo mismo inventé.
1. Tu Hijo es libre, Padre mío. 2No dejes que me imagine que lo he apri­sionado con las leyes que yo mismo inventé para que gobernasen el cuerpo. 3Él no está sujeto a ninguna de las leyes que promulgué para ofrecerle más seguridad al cuerpo. 4Lo que cambia no puede alterarlo a él en absoluto. 5Él no es esclavo de ninguna de las leyes del tiempo. 6Él es tal como Tú lo creaste porque no conoce otra ley que la del amor.

2. No adoremos ídolos ni creamos en ninguna ley que la idolatría quiera maquinar para ocultar la libertad de que goza el Hijo de Dios. 2El Hijo de Dios no está encadenado por nada excepto por sus propias creencias. 3Mas lo que él es, está mucho más allá de su fe en la esclavitud o en la libertad. 4Es libre por razón de Quién es su Padre. 5Y nada puede aprisionarlo a menos que la verdad de Dios pueda mentir y Dios pueda disponer engañarse a Sí Mismo.


LECCIÓN 278
Si estoy aprisionado, mi Padre no es libre.
1. Si acepto que estoy aprisionado dentro de un cuerpo, en un mundo en el que todo lo que aparentemente vive parece morir, entonces mi Padre está aprisionado al igual que yo. 2Y esto es lo que creo cuando afirmo que tengo que obedecer las leyes que el mundo obedece, y que las flaquezas y los pecados que percibo son reales e ineludibles. 3Si de algún modo estoy aprisionado, ello sig­nifica que no conozco ni a mi Padre ni a mi Ser. 4Y significa asi­mismo que no formo parte de la realidad en absoluto, 5pues la verdad es libre, y lo que está aprisionado no forma parte de la verdad.

2. Padre, lo único que pido es la verdad. 2He tenido muchos pensamien­tos descabellados acerca de mí mismo y de mi creación, y he introducido en mi mente un sueño de miedo. 3Hoy no quiero soñar. 4Elijo el camino que conduce a Ti en lugar de la locura y el miedo. 5Pues la verdad está a salvo, y sólo el amor es seguro.


LECCIÓN 279
La libertad de la creación garantiza la mía.
1. Se me ha prometido el fin de los sueños porque el Amor de Dios no abandonó a Su Hijo. 2Únicamente en sueños parece él estar aprisionado, en espera de una libertad futura, si es que ésta ha de llegan 3Pero en realidad sus sueños ya se acabaron, y la verdad ocupa su lugar. 4Ahora él es libre. 5¿Por qué he de seguir esperando mi libertad encadenado, cuando ya he sido liberado de mis cadenas y Dios me ofrece la libertad ahora?

2. Hoy aceptaré Tus promesas y depositaré mi fe en ellas. 2Mi Padre ama a aquel a quien creó como Su Hijo. 3¿Me negarías, entonces, los regalos que me hiciste?


LECCIÓN 280
¿Qué límites podría imponerle yo al Hijo de Dios?
1. Aquel que Dios creó ilimitado es libre. 2Puedo inventar una prisión para él, mas sólo en ilusiones, no en la realidad. 3Níngún Pensamiento de Dios ha abandonado la Mente de su Padre; 4nin­gún Pensamiento de Dios está limitado en modo alguno; 5ningún Pensamiento de Dios puede dejar de ser eternamente puro. 6¿Puedo acaso imponerle límites al Hijo de Dios, cuando su Padre dispuso que fuese ilimitado y semejante a Él en libertad y amor?

2. Hoy quiero rendir honor a Tu Hijo, pues sólo así puedo encontrar el camino que me conduce hasta Ti. 2Padre, no le impondré límite alguno al Hijo que Tú amas y que creaste ilimitado. 3El honor que le rindo a él Te lo rindo a Ti, y lo que es para Ti es también para mí.


7. ¿Qué es el Espíritu Santo?
1. El Espíritu Santo es el mediador entre las ilusiones y la verdad. 2Puesto que tiene que salvar la brecha entre la realidad y los sue­ños, la percepción conduce al conocimiento a través de la gracia que Dios le ha dado para que sea el regalo que le hace a todo aquel que acude a Él en busca de la verdad. 3A través del puente que Él tiende se llevan todos los sueños ante la verdad para que la luz del conocimiento los disipe. 4Allí los sonidos y las imáge­nes se descartan para siempre. 5Y donde antes se percibían, el perdón ha hecho posible el tranquilo final de la percepción.

2. El objetivo de las enseñanzas del Espíritu Santo es precisa­mente acabar con los sueños. 2Pues todo sonido e imagen tiene que transformarse de testigo del miedo en testigo del amor. 3Y cuando esto se logre, el aprendizaje habrá alcanzado el único obje­tivo que jamás tuvo realmente. 4Pues el aprendizaje, tal como el Espíritu Santo lo utiliza a fin de alcanzar el resultado que Él per­cibe para él, se convierte en el medio que se transciende a sí mismo, de manera que pueda ser reemplazado por la Verdad Eterna.

3. Si supieses cuánto anhela tu Padre que reconozcas tu impeca­bilidad, no dejarías que Su Voz te lo pidiese en vano, ni le darías la espalda a lo que Él te ofrece para reemplazar a todas las imágenes y sueños atemorizantes que tú has forjado. 2El Espíritu Santo entiende los medios que fabricaste para alcanzar lo que por siem­pre ha de ser inalcanzable. 3Mas si se los ofreces a Él, Él se valdrá de esos medios que inventaste a fin de exiliarte para llevar a tu mente allí donde verdaderamente se encuentra en su hogar.

4. Desde el conocimiento, donde Dios lo ubicó, el Espíritu Santo te exhorta a dejar que el perdón repose sobre tus sueños para que puedas recobrar la cordura y la paz interior. 2Sin el perdón, tus sueños seguirán aterrorizándote. 3Y el recuerdo de todo el Amor de tu Padre no podrá retornar a tu mente para proclamar que a los sueños les ha llegado su fin.

5. Acepta el regalo que Tu Padre te hace. 2Es un llamamiento que el Amor le hace al Amor para que tan sólo sea lo que es. 3El Espíritu Santo es el regalo de Dios mediante el cual se le restituye la quietud del Cielo al bienamado Hijo de Dios. 4¿Te negarías a asumir la función de completar a Dios, cuando todo lo que Su Voluntad dispone es que tú estés completo?
LECCIÓN 281
Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño.
1. Padre, Tu Hijo es perfecto. 2Cuando pienso que algo o alguien me ha hecho daño, es porque me he olvidado de quién soy y de que soy tal como Tú me creaste. 3Tus Pensamientos sólo pueden proporcionarme felici­dad. 4Si me siento triste, herido o enfermo, es porque he olvidado lo que Tú piensas, y he implantado mis absurdas ideas en el lugar donde a Tus Pensamientos les corresponde estar, y donde están. 5Nada, excepto mis propios pensamientos, me puede hacer daño. 6Los Pensamientos que pienso Contigo sólo pueden bendecir, 7y sólo ellos son verdad.

2. Hoy no me haré daño a mí mismo. 2Pues me encuentro mucho más allá de cualquier dolor. 3Mi Padre me puso a salvo en el Cielo y vela por mí. 4Y yo no quiero atacar al Hijo que Él ama porque lo que Él ama es también objeto de mi amor.


LECCIÓN 282
Hoy no tendré miedo del amor.
1. Sólo conque pudiese comprender esto hoy, el mundo entero se salvaría. 2Pues es la decisión de abandonar la locura y de acep­tarme tal como Dios Mismo, mi Padre y mi Fuente, me creó. 3Es la resolución de no seguir dormido en sueños de muerte, mientras la verdad sigue viviendo eternamente en el júbilo del amor. 4Y es asimismo la resolución de reconocer al Ser que Dios creó como el Hijo que Él ama, el Cual sigue siendo mi única Identidad.

2. Padre, Tu Nombre, al igual que el mío, es Amor. 2Ésa es la verdad. 3¿Y es posible acaso cambiar la verdad dándole simplemente otro nom­bre? 4El nombre del miedo es simplemente. un error. 5Que hoy tenga miedo de la verdad.


LECCIÓN 283
Mi verdadera Identidad reside en Ti.
1. Padre, forjé una imagen de mí mismo, y a eso e sa lo que llamo el Hijo de Dios. 2Mas la creación sigue siendo como siempre fue, pues Tu crea­ción es inmutable. 3No quiero rendirle culto a ningún ídolo. 4Yo soy aquel que mi Padre ama. 5Mi santidad sigue siendo la luz del Cielo y el Amor de Dios. 6¿Cómo no va a estar a salvo lo que Tú amas? 7¿No es acaso infinita la luz del Cielo? 8¿No es Tu Hijo mi verdadera Identidad, toda vez que Tú creaste todo cuanto existe?

2. Ahora todos somos uno en la Identidad que compartimos, ya que Dios nuestro Padre es nuestra única Fuente, y todo lo creado forma parte de nosotros. 2Y así, le ofrecemos nuestra bendición a todas las cosas y nos unimos amorosamente al mundo, el cual nuestro perdón ha hecho que sea uno con nosotros.
LECCIÓN 284
Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor.
1. Las pérdidas no son pérdidas cuando se perciben correcta­mente., 2El dolor es imposible. 3No hay pesar que tenga causa alguna. 4Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño.

5Ésta es la verdad, que al principio sólo se dice de boca, y luego, después de repetirse muchas veces, se acepta en parte como cierta, pero con muchas reservas. 6Más tarde se considera seria­mente cada vez más y finalmente se acepta como la verdad. 7Puedo elegir cambiar todos los pensamientos que me causan dolor. 8Y hoy deseo ir más allá de las palabras y de todas mis reservas, y aceptar plenamente la verdad que reside en ellas.

2. Padre, lo que Tú me has dado no puede hacerme daño, por lo tanto, el sufrimiento y el dolor son imposibles. 2Que mi confianza en Ti no fla­quee hoy. 3Que acepte como Tu regalo únicamente aquello que produce felicidad y que acepte como la verdad únicamente aquello que me hace feliz.


LECCIÓN 285
Hoy mi santidad brilla clara y radiante.
1. Hoy me despierto lleno de júbilo, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. 2Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pen­samientos a los que va dirigido. 3Y en el instante en que acepte mi santidad, lo único que pediré serán cosas dichosas. 4Pues, ¿qué utilidad tendría el dolor para mí, para qué iba a querer el sufri­miento, y de qué me servirían el pesar y la pérdida si la demencia se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?

2.Padre, mi santidad es la Tuya. 2Permítaseme regocijarme en ella y recobrar la cordura mediante el perdón. 3Tu Hijo sigue siendo tal como Tú lo creaste. 4Mi santidad es parte de mí y también de Ti. 5Pues, ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?
LECCIÓN 286
La quietud del Cielo envuelve hoy mi corazón.
1. Padre, ¡qué día tan sereno el de hoy! 2¡Cuán armoniosamente cae todo en su sitio! 3Éste es el día señalado para que llegue a entender la lección de que no tengo que hacer nada. 4En Ti ya se han tomado todas las decisiones. 5En Ti ya se ha resuelto todo conflicto. 6En Ti ya se han colmado todas mis esperanzas. 7La paz es mía. 8Mi corazón late tranquilo y mi mente se halla en reposo. 9Tu Amor es el Cielo y Tu Amor es mío.

2. La quietud de hoy nos dará esperanzas de que hemos encon­trado el camino y de que ya hemos recorrido un gran trecho por él hacia una meta de la que estamos completamente seguros. 2Hoy no dudaremos del final que Dios Mismo nos ha prometido. 3Con­fiamos en Él y en nuestro Ser, el cual sigue siendo uno con Él.
LECCIÓN 287
Tú eres mi única meta, Padre mío, sólo Tú.
1. ¿Adónde querría ir sino al Cielo? 2¿Qué podría sustituir a la felicidad? 3¿Qué regalo podría preferir a la paz de Dios? 4¿Qué tesoro querría buscar, hallar y conservar que pudiera compararse con mi Identidad? 5¿Cómo iba a preferir vivir con miedo que con amor?

2. Tú eres mi meta, Padre mío. 2¿Qué otra cosa aparte de Ti podría desear? 3¿Qué otro camino iba a desear recorrer sino el que conduce a Ti? 4¿Y qué otra cosa sino Tu recuerdo podría significar para mí el final de los sueños y de las sustituciones fútiles de la verdad? 5Tú eres mi única meta. 6Tu Hijo desea ser como Tú lo creaste. 7¿De qué otra manera, sino, podría esperar reconocer a mi Ser y volverme uno con mi Identidad?


LECCIÓN 288
Que me olvide hoy del pasado de mi hermano.
1. Éste es el pensamiento que me conduce a Ti y me lleva a mi meta. 2No puedo llegar hasta Ti sin mi hermano. 3Y para conocer mi Fuente, tengo primero que reconocer lo que Tú creaste uno conmigo. 4La mano de mi hermano es la que me conduce a Ti. 5Sus pecados están en el pasado junto con los míos, y me he salvado porque el pasado ya pasó. 6No permitas que lo siga abrigando en mi corazón, pues me desviaría del camino que me lleva a Ti. 7Mi hermano es mi salvador. 8No dejes que ataque al salvador que Tú me has dado. 9Por el contrarío, déjame honrar a aquel que lleva tu Nombre, para así poder recordar que es el mío también.

2. Perdóname hoy. 2Y sabrás que me has perdonado si contem­plas a tu hermano en la luz de la santidad. 3Él no puede ser menos santo que yo, y tú no puedes ser más santo que él.


LECCIÓN 289
El pasado ya pasó. No me puede afectar.
1. A menos que el pasado se haya borrado de mi mente, no podré contemplar el mundo real. 2Pues en ese caso no estaría contem­plando nada, sino viendo lo que no esta ahí. 3¿Cómo podría entonces percibir el mundo que el perdón ofrece? 4El propósito del pasado fue precisamente ocultarlo, pues dicho mundo sólo se puede ver en el ahora. 5No tiene pasado. 6Pues, ¿a qué se le puede conceder perdón sino al pasado, el cual al ser perdonado desapa­rece?

2. Padre, no me dejes contemplar un pasado que no existe. 2Pues Tú me has ofrecido Tu Propio sustituto: un mundo presente que el pasado ha dejado intacto y libre de pecado. 3He aquí el final de la culpabilidad. 4Y aquí me preparo para Tu paso final. 5¿Cómo iba a exigirte que siguieses esperando hasta que Tu Hijo encontrase la belleza que Tu dispusiste fuese el final de todos sus sueños y todo su dolor?


LECCIÓN 290
Lo único que veo es mi actual felicidad.
1. A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veo es mi actual felicidad. 2Los ojos que comienzan a abrirse por fin pue­den ver. 3Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo. 4Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar. 5Mas no voy a permitir que mi mente se siga enga­ñando un solo instante más, creyendo que el sueño que inventé es real. 6Éste es el día en que voy en pos de mi actual felicidad y en el que no he de contemplar nada que no sea lo que busco.

2. Con esta resolución vengo a Ti, y te pido que me prestes tu fortaleza, mientras procuro únicamente hacer Tu Voluntad. 2No puedes dejar de oírme, Padre. 3Pues lo que pido ya me lo has dado. 4Y estoy seguro de que hoy veré mi felicidad.


8. ¿Qué es el mundo real?
1. El mundo real es un símbolo, como todo lo demás que la per­cepción ofrece. 2No obstante, es lo opuesto a lo que tú fabricaste. 3Ves tu mundo a través de los ojos del miedo, lo cual te trae a la mente los testigos del terror. 4El mundo real sólo lo pueden perci­bir los ojos que han sido bendecidos por el perdón, los cuales, consecuentemente, ven un mundo donde el terror es imposible y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo.

2. El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensa­miento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo, una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que pueblan tu mundo. 2El mundo real muestra un mundo que se contempla de otra manera: a través de ojos serenos y de una mente en paz. 3Allí sólo hay reposo. 4No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues allí nada está excluido del perdón. 5Y las escenas que se ven son apacibles, 6pues sólo escenas y sonidos felices pueden llegar hasta la mente que se ha perdonado a sí misma.

3. ¿Qué necesidad tiene dicha mente de pensamientos de muerte, asesinato o ataque? 2¿De qué puede sentirse rodeada sino de segu­ridad, amor y dicha? 3¿Qué podría haber que ella quisiese conde­nar? a¿Y contra qué querría juzgar? 4El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. 5No ve peligro en nada de lo que contempla, pues es bondadosa, y lo único que ve es bondad.

4. El mundo real es el símbolo de que al sueño de pecado y cul­pabilidad le ha llegado su fin y de que el Hijo de Dios ha desper­tado. 2Y sus ojos, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de su Padre, la infalible promesa de que ha sido redi­mido. 3El mundo real representa el final del tiempo, pues cuando se percibe, el tiempo deja de tener objeto.

5. El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido el propósito que Él le había asignado. 2Ahora espera un sólo instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo desaparezca llevándose consigo la percepción y dejando solamente a la verdad para que sea tal como es. 3Ese instante es nuestro objetivo, pues en él yace el recuerdo de Dios. 4Y al con­templar un mundo perdonado, Él es Quien nos llama y nos viene a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la cual nos ha sido restituida mediante nuestro perdón.
LECCIÓN 291
Éste es un día de sosiego y de paz.
1. Hoy la visión de Cristo contempla todo a través de mí. 2Su vista me muestra que todas las cosas han sido perdonadas y que se encuentran en paz, y le ofrece esa misma visión al mundo. 3En su nombre acepto esta visión para mí, así como para el mundo. 4¡Cuánta hermosura contemplamos en este día! 5¡Cuánta santi­dad vemos a nuestro alrededor! 6Y se nos concede reconocer que es una santidad que compartimos, pues es la Santidad de Dios Mismo.

2. Mi mente se aquieta hoy, para recibir los Pensamientos que Tú me ofreces. 2Y acepto lo que procede de Ti, en lugar de lo que procede de mí. 3No sé cómo llegar hasta Ti. 4Mas Tú lo sabes perfectamente. 5Padre, guía a Tu Hijo por el tranquilo sendero que conduce a Ti. 6Haz que mi perdón sea total y completo y que Tu recuerdo retorne a mí.


LECCIÓN 292
Todo tendrá un desenlace feliz.
1. Las promesas de Dios no hacen excepciones. 2Y Él garantiza que la dicha será el desenlace final de todas las cosas. 3De nosotros depende, no obstante, cuándo habrá de lograrse eso: hasta cuándo vamos a permitir que una voluntad ajena parezca oponerse a la Suya. 4Pues mientras pensemos que esa voluntad es real, no halla­remos el final que Él ha dispuesto sea el desenlace de todos los problemas que percibimos, de todas las tribulaciones que vemos y de todas las situaciones a que nos enfrentamos. 5Mas ese final es seguro. 6Pues la Voluntad de Dios se hace en la tierra, así como en el Cielo. 7Lo buscaremos y lo hallaremos, tal como dispone Su Voluntad, la Cual garantiza que nuestra voluntad se hace.

2. Te damos gracias, Padre, por Tu garantía de que al final todo tendrá un desenlace feliz. 2Ayúdanos a no interferir y demorar así el feliz de­senlace que nos has prometido para cada problema que podamos percibir y para cada prueba por la que todavía creemos que tenemos que pasar.


LECCIÓN 293
El miedo ya se acabó y lo único que hay aquí es amor.
1. El miedo ya se acabó porque su fuente ha desaparecido, y con ella, todos sus pensamientos desaparecieron también. 2El amor sigue siendo el único estado presente, cuya Fuente está aquí para siempre. 3¿Cómo iba a parecerme el mundo claro y diáfano, segu­ro y acogedor; cuando todos mis errores pasados lo oprimen y me muestran manifestaciones distorsionadas de miedo? 4Mas en el presente el amor es obvio y sus efectos evidentes. 5El mundo entero resplandece en el reflejo de su santa luz, y por fin percibo un mundo perdonado.

2. Padre no permitas que Tu santo mundo me pase desapercibido hoy, 2ni que mis oídos sean sordos a todos los himnos de gratitud que el mundo entona bajo los sonidos del miedo. 3Hay un mundo real que el presente mantiene a salvo de todos los errores del pasado. 4Y éste es el único mundo que quiero tener ante mis ojos hoy.


LECCIÓN 294
Mi cuerpo es algo completamente neutro.
1. Soy un Hijo de Dios. 2¿Cómo iba a poder ser también otra cosa? 3¿Acaso creó Dios lo mortal y lo corruptible? 4¿De qué le sirve al bienamado Hijo de Dios lo que ha de morir? 5Sin embargo, lo que es neutro no puede ver la muerte, pues allí no se han depositado pensamientos de miedo, ni se ha hecho de ello una parodia del amor. 6La neutralidad del cuerpo lo protege mientras siga siendo útil. 7Una vez que no tenga ningún propósito, se dejará a un lado. 8No es que haya enfermado, esté viejo o lesionado. 9Es que simple­mente no tiene ninguna función, es innecesario, y, por consi­guiente, se le desecha. 10Haz que hoy no vea en él más que esto: algo que es útil por un tiempo y apto para servir, que se conserva mientras pueda ser de provecho, y luego es reemplazado por algo mejor.

2. Mi cuerpo, Padre, no puede ser Tu Hijo. 2Y lo que no ha sido creado no puede ser ni pecaminoso ni inocente; ni bueno ni malo. 3Déjame, pues, valerme de este sueño para poder ser de ayuda en Tu plan de que despertemos de todos los sueños que urdimos.


LECCIÓN 295
El Espíritu Santo ve hoy a través de mí.
1. Hoy Cristo pide valerse de mis ojos para así redimir al mundo. 2Me pide este regalo para poder ofrecerme paz mental y eliminar todo terror y pesar. 3Y a medida que se me libra de éstos, los sueños que parecían envolver al mundo desaparecen. 4La reden­ción es una. 5Al salvarme yo, el mundo se salva conmigo. 6Pues todos tenemos que ser redimidos juntos. 7El miedo se presenta en múltiples formas, pero el amor es uno.

2. Padre mío, Cristo me ha pedido un regalo, regalo éste que doy para que se me dé a mí. 2Ayúdame a usar los ojos de Cristo hoy, y permitir así que el Amor del Espíritu Santo bendiga todo cuanto contemple, de modo que la compasión de Su Amor pueda descender sobre mí.


LECCIÓN 296
El Espíritu Santo habla hoy a través de mí.
1. El Espíritu Santo necesita hoy mi voz para que todo el mundo pueda escuchar Tu Voz y oír Tu Palabra a través de mí. 2Estoy resuelto a dejar que hables a través de mí, pues no quiero usar otras palabras que las Tuyas, ni tener pensamientos aparte de los Tuyos, pues sólo los Tuyos son verdaderos. 3Quiero ser el salvador del mundo que fabriqué. 4Pues ya que lo condené, quiero liberarlo, de manera que pueda escapar y oír la Palabra que Tu santa Voz ha de comunicarme hoy.

2. Hoy sólo enseñaremos lo que queremos aprender, y nada más. 2De este modo, nuestro objetivo de aprendizaje queda libre de conflictos, lo cual nos permite alcanzarlo con facilidad y rapidez. 3¡Cuán gustosamente viene el Espíritu Santo a rescatarnos del infierno cuando permitimos que a través de nosotros Sus ense­ñanzas persuadan al mundo para que busque y halle el fácil sen­dero que conduce a Dios!


LECCIÓN 297
El perdón es el único regalo que doy.
1. El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo. 2Y todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. 3Ésta es la sencilla fórmula de la salvación. 4Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré, para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.

2. Padre, ¡cuán certeros son Tus caminos; cuán seguro su desenlace final y cuán fielmente se ha trazado y logrado cada paso de mi salvación mediante Tu Gracia! 2Gracias a Ti por Tus eternos regalos, y gracias a Ti también por mi Identidad.


LECCIÓN 298
Te amo, Padre, y aneo también a Tu Hijo.
1. Mi gratitud hace posible que mi amor sea aceptado sin miedo. 2Y, de esta manera, se me restituye por fin mi Realidad. 3El perdón elimina todo cuanto se interponía en mi santa visión. 4Y me apro­ximo al final de todas las jornadas absurdas, las carreras locas y los valores artificiales. 5En su lugar, acepto lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo mediante ello me puedo salvar, y de que atravieso el miedo para encontrarme con mi Amor.

2. Padre, hoy vengo a Ti porque no quiero seguir otro camino que no sea el Tuyo. 2Tú estás a mi lado. 3Tu camino es seguro. 4Y me siento agrade­cido por tus santos regalos: un santuario seguro y la escapatoria de todo lo que menoscabaría mi amor por Dios mi Padre y por Su santo Hijo.


LECCIÓN 299
La santidad eterna mora en mí
1. Mi santidad está mucho más allá de mi propia capacidad de comprender o saber lo que es. 2No obstante, Dios, mi Padre, Quien la creó, reconoce que mi santidad es la Suya. 3Nuestra Voluntad conjunta comprende lo que es. 4Y nuestra Voluntad conjunta sabe que así es.

2. Padre, mi santidad no procede de mí. 2No es mía para dejar que el pecado la destruya. 3No es mía para dejar que sea el blanco del ataque. 4Las ilusiones pueden ocultarla, pero no pueden extinguir su fulgor ni atenuar su luz. 5Se yergue por siempre perfecta e intacta. 6En ella todas las cosas sanan, pues siguen siendo tal como Tú las creaste. 7Y puedo conocer mi santidad, 8pues fui creado por la. Santidad Misma, y puedo conocer mi Fuente porque Tu Voluntad es que se Te conozca.


LECCIÓN 300
Este mundo dura tan sólo un instante.
1. Este pensamiento se puede utilizar para expresar que la muerte y el pesar es lo que le espera a todo aquel que viene aquí, pues sus alegrías desaparecen antes de que las pueda disfrutar o incluso tener a su alcance. 2Mas es también la idea que no permite que ninguna percepción falsa nos mantenga en su yugo, ni represente más que una nube pasajera en un firmamento eternamente despe­jado. 3Y es esta calma, clara, obvia y segura, lo que buscamos hoy.

2. Hoy vamos en busca de TU mundo santo. 2Pues nosotros, Tus amoro­sos Hijos, perdimos el rumbo por un momento. 3Mas al haber escuchado Tu Voz hemos aprendido exactamente lo que tenemos que hacer para que se nos restituya el Cielo y nuestra verdadera Identidad. 4Y damos gra­cias hoy de que el mundo dure tan sólo un instante. 5Queremos ir más allá de ese ínfimo instante y llegar a la eternidad.


9. ¿Qué es el Segundo Advenimiento?
1. El Segundo Advenimiento de Cristo, que es tan seguro como Dios, es simplemente la corrección de todos los errores y el resta­blecimiento de la cordura. 2Es parte de la condición que reins­taura lo que nunca se perdió y re-establece lo que es eternamente verdad. 3Es la invitación que se le hace a la Palabra de Dios para que ocupe el lugar de las ilusiones: la señal de que estás dis­puesto a dejar que el perdón descanse sobre todas las cosas sin excepción y sin reservas.

2. La naturaleza totalmente inclusiva del Segundo Advenimiento de Cristo es lo que le permite envolver al mundo y mantenerte a salvo en su dulce llegada, la cual abarca a toda cosa viviente junto contigo. 2La liberación a la que el Segundo Advenimiento da lugar no tiene fin, pues la creación de Dios es ilimitada. 3La luz del perdón ilumina el camino del Segundo Advenimiento porque refulge sobre todas las cosas a la vez y cual una sola. 4Y así, por fin, se reconoce la unidad.

3. El Segundo Advenimiento marca el fin de las enseñanzas del Espíritu Santo, allanando así el camino para el juicio Final, en el que el aprendizaje termina con un último resumen que se exten­derá más allá de sí mismo hasta llegar a Dios. 2En el Segundo Advenimiento todas las mentes se ponen en manos de Cristo, para serle restituidas al espíritu en el nombre de la verdadera creación y de la Voluntad de Dios.

4. El Segundo Advenimiento es el único acontecimiento en el tiempo que el tiempo mismo no puede afectar. 2Pues a todos los que vinieron a morir aquí o aún han de venir, o a aquellos que están aquí ahora, se les libera igualmente de lo que hicieron. 3En esta igualdad se reinstaura a Cristo como una sola Identidad, en la Cual los Hijos de Dios reconocen que todos ellos son uno solo. 4Y Dios el Padre le sonríe a Su Hijo, Su única creación y Su única dicha.

5. Ruega, pues, por que el Segundo Advenimiento tenga lugar pronto, pero no te limites a eso. 2Pues necesita tus ojos, tus oídos, tus manos y tus pies. 3Necesita tu voz. 4Pero sobre todo, necesita tu buena voluntad. 5Regocijémonos de que podamos hacer la Vo­luntad de Dios y unirnos en Su santa luz. 6¡Pues mirad!, el Hijo de Dios es uno solo en nosotros, y podemos alcanzar el Amor de nuestro Padre a través de él.
LECCIÓN 301
Y Dios Mismo enjugará todas las lágrimas.
1. Padre, a menos que juzgue no puedo sollozar. 2Tampoco puedo experi­mentar dolor o sentirme abandonado o creer que no se me necesita en este mundo. 3Éste es mi hogar porque no lo juzgo, y, por lo tanto, es únicamente lo que Tú quieres que sea. 4Hoy lo quiero contemplar sin condenarlo, a través de ojos felices que el perdón haya liberado de toda distorsión. 5Hoy quiero ver Tu mundo en lugar del mío. 6Y me olvidaré de todas las lágrimas que he derramado, pues su fuente ha desaparecido. 7Padre, hoy no juzgaré Tu mundo. `

2. El mundo de Dios es un mundo feliz. 2Los que lo contemplan pueden tan sólo sumar a él su propia dicha y bendecirlo por ser causa de una mayor dicha para ellos. 3Llorábamos porque no entendíamos. 4Pero hemos aprendido que el mundo que veíamos era falso, y hoy vamos a contemplar el de Dios.


LECCIÓN 302
Donde antes había tinieblas ahora contemplo la luz.
1. Padre, por fin estamos abriendo los ojos. 2Tu santo mundo nos espera, pues por fin hemos recobrado la visión y podemos ver. 3Pensábamos que estábamos sufriendo. 4Pero era que nos habíamos olvidado del Hijo que Tú creaste. 5Ahora vemos que las tinieblas son el producto de nuestra propia imaginación y que la luz está ahí para que la contemplemos. 6La visión de Cristo transforma las tinieblas en luz, pues el miedo no puede sino desaparecer ante la llegada del amor. 7Déjame perdonar hoy Tu santo mundo, para poder contemplar su santidad y entender que no es sino el reflejo de la mía.

2. Nuestro Amor nos espera conforme nos dirigimos a Él y, al mismo tiempo, marcha a nuestro lado mostrándonos el camino. 2No puede fracasar en nada. 3Él es el fin que perseguimos, así como los medios por los que llegamos a Él.


LECCIÓN 303
Hoy nace en mí el Cristo santo.
1. Velad conmigo, ángeles, velad conmigo hoy. 2Que todos los santos Pensamientos de Dios me rodeen y permanezcan muy que­dos a mi lado mientras nace el Hijo del Cielo. 3Que se acallen todos los sonidos terrenales y que todos los panoramas que estoy acostumbrado a ver desaparezcan. 4Que a Cristo se le dé la bien­venida allí donde Él está en Su hogar, 5y que no oiga otra cosa que los sonidos que entiende y vea únicamente los panoramas que reflejan el Amor de Su Padre. 6Que Cristo deje de ser un extraño aquí, pues hoy Él renace en mí.

2. Le doy la bienvenida a tu Hijo, Padre. 2Él ha venido a salvarme del malvado ser que fabriqué. 3Tu Hijo es el Ser que Tú me has dado. 4Él es lo que yo soy en verdad. 5Él es el Hijo que Tú amas por sobre todas las cosas. 6Él es mi Ser tal como Tú me creaste. 7No es Cristo quien puede ser crucificado. 8A salvo en Tus Brazos, déjame recibir a Tu Hijo.


LECCIÓN 304
Que mi mundo no nuble la visión de Cristo.
1. Sólo puedo nublar mi santa vista si permito que mi mundo se entrometa en ella. 2Y no puedo contemplar los santos panoramas que Cristo contempla a menos que utilice Su visión. 3La percep­ción es un espejo, no un hecho. 4Y lo que contemplo es mi propio estado de ánimo reflejado afuera. 5Quiero bendecir el mundo con­templándolo a través de los ojos de Cristo. 6Y veré las señales inequívocas de que todos mis pecados me han sido perdonados.

2. Tú me conduces de las tinieblas a la luz y del pecado a la santidad. 2Déjame perdonar y así recibir la salvación del mundo. 3Ése es Tu regalo, Padre mío, que se me concede para que yo se lo ofrezca a Tu santo Hijo, de manera que él pueda hallar Tu recuerdo, y el de Tu Hijo tal como Tú lo creaste.


LECCIÓN 305
Hay una paz que Cristo nos concede.
1. El que sólo utiliza la visión de Cristo encuentra una paz tan profunda y serena, tan imperturbable y completamente inaltera­ble, que no hay nada en el mundo que sea comparable. 2Las com­paraciones cesan ante esa paz. 3Y el mundo entero parte en silencio a medida que esta paz lo envuelve y lo transporta dulce­mente hasta la verdad, para ya nunca volver a ser la morada del temor. 4Pues el amor ha llegado, y ha sanado al mundo al conce­derle la paz de Cristo.

2. Padre, la paz de Cristo se nos concede porque Tu Voluntad es que nos salvemos. 2Ayúdanos hoy a aceptar únicamente Tu regalo y a no juz­garlo. 3Pues se nos ha concedido para que podamos salvarnos del juicio que hemos emitido acerca de nosotros mismos.


LECCIÓN 306
El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.
1. ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? 2Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. 3Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz. 4Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.

2. Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. 2 Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. 3Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. 4Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.


LECCIÓN 307
Abrigar deseos conflictivos no puede ser mi voluntad.
1. Padre, Tu Voluntad es la mía, y nada más lo es. 2No hay otra volun­tad que yo pueda tener. 3Que no trate de forjar otra, pues sería absurdo y únicamente me haría sufrir. 4Sólo Tu Voluntad me puede hacer feliz,: y sólo Tu Voluntad existe. 5Si he de tener aquello que sólo Tú puedes dar, debo aceptar lo que Tu Voluntad dispone para mí y alcanzar una paz en la que el conflicto es imposible, Tu Hijo es uno Contigo en ser y en voluntad, y nada contradice la santa verdad de que aún soy tal como Tú me creaste.

2. Y con esta plegaria nos sumergimos silenciosamente en un estado en el que el conflicto es imposible, pues hemos unido nues­tra santa voluntad a la de Dios, en reconocimiento de que son una y la misma.


LECCIÓN 308
Este instante es el único tiempo que existe.
1. El concepto que yo he forjado del tiempo impide el logro de mi objetivo. 2Si elijo ir más allá del tiempo hasta la intemporalidad, tengo que cambiar mi percepción acerca del propósito del tiempo. 3Pues su propósito no puede ser que el pasado y el futuro sean uno. 4El único intervalo en el que puedo librarme del tiempo es ahora mismo. 5Pues en este instante el perdón ha venido a libe­rarme. 6Cristo nace en el ahora, sin pasado ni futuro. 7Él ha venido a dar la bendición del presente al mundo, restaurándolo a la intemporalidad y al amor. 8Y el amor está siempre presente, aquí y ahora.

2. Gracias por este instante, Padre. 2Ahora es cuando soy redimido. 3Este instante es el momento que señalaste para la liberación de Tu Hijo y para la salvación del mundo en él.


LECCIÓN 309
Hoy no tendré miedo de mirar dentro de mí.
1. Dentro de mí se encuentra la Eterna Inocencia, pues es la Voluntad de Dios que esté allí para siempre. 2Y yo, Su Hijo, cuya voluntad es tan ilimitada como la Suya, no puedo disponer que ello sea diferente. 3Pues negar la Voluntad de mi Padre es negar la mía propia. 4Mirar dentro de mí no es sino encontrar mi volun­tad tal como Dios la creó, y como es. 5Tengo miedo de mirar dentro de mí porque creo que forjé otra voluntad que aunque no es verdad hice que fuese real. 6Mas no tiene efectos. 7Dentro de mí se encuentra la santidad de Dios. 8Dentro de mí se encuentra el recuerdo de Él.

2. El paso que he de dar hoy, Padre mío, es lo que me liberará por completo de los vanos sueños del pecado. 2Tu altar se alza sereno e incó­lume. 3Es el santo altar a mi propio Ser y es allí donde encuentro mi verdadera Identidad.


LECCIÓN 310
Paso este día sin miedo y lleno de amor.
1. Quiero pasar este día Contigo, Padre mío, tal como Tú has dispuesto que deben ser todos mis días. 2Y lo que he de experimentar no tiene nada que ver con el tiempo. 3El júbilo que me invade no se puede medir en días u horas, pues le llega a Tu Hijo desde el Cielo. 4Este día será Tu dulce recordatorio de que Te recuerde, la afable llamada que le haces a Tu santo Hijo, la señal de que se me ha concedido Tu gracia y de que es Tu Voluntad que yo me libere hoy.

2. Este día lo pasaremos juntos, tú y yo. 2Y todo el mundo unirá sus voces a nuestro himno de alegría y gratitud hacia Aquel que nos brindó la salvación y nos liberó. 3Nuestra paz y nuestra santi­dad nos son restituidas. 4Hoy el miedo no tiene cabida en noso­tros, pues le hemos dado la bienvenida al amor en nuestros corazones.


10. ¿Qué es el juicio Final?
1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este regalo: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. 2Y éste es el juicio con el que a la percepción le llega su fin. 3Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. 4Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.

2. El juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. 2Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. 3Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada. 4Ahí nació y ahí ha de terminar. 5Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen con él. 6Los cuerpos no tienen ahora nin­guna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es ilimitado.

3. Tú que creías que el juicio Final de Dios condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el juicio de Dios es el regalo de la Corrección que le concedió a todos tus errores. aDicha Corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. 2Tener miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.

4. El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regre­sar a la paz eterna que comparte con él. 2No tengas miedo del amor, 3pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágri­mas, y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. 4No tengas miedo de eso. 5La salvación te pide que le des la bienvenida. 6Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.

5. Este es el juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. 2Despierta, pues, y regresa a Mí. 3Yo soy tu Padre y tú eres Mi Hijo"
LECCIÓN 311
Juzgo todas las cosas como quiero que sean.
1. Los juicios se inventaron para usarse como un arma contra la verdad. 2Separan aquello contra lo que se utilizan, y hacen que se vea como si fuese algo aparte y separado. 3Luego hacen de ello lo que tú quieres que sea. 4Juzgan lo que no pueden comprender, ya que no pueden ver la totalidad, y, por lo tanto, juzgan falsamente. 5No nos valgamos de ellos hoy, antes bien, ofrezcámoselos de regalo a Aquel que puede utilizarlos de manera diferente. 6Él nos salvará de la agonía de todos los juicios que hemos emitido con­tra nosotros mismos y re-establecerá nuestra paz mental al ofre­cernos el juicio de Dios con respecto a Su Hijo.

2. Padre, estamos esperando hoy con mentes receptivas a oír Tu juicio con respecto al Hijo que Tú amas. 2No lo conocemos, y así, no lo pode­mos juzgar. 3Por lo tanto, dejamos que Tu Amor decida qué es lo que no puede sino ser aquel a quien Tú creaste como Tu Hijo.


LECCIÓN 312
Veo todas las cosas como quiero que sean.
1. La percepción se deriva de los juicios. 2Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. 3Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. 4Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar. 5¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver! 6No puede dejar de contemplar lo que Cristo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla.

2. Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. 2Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.


LECCIÓN 313
Que venga a mí ahora una nueva percepción.
1. Padre, hay una visión que ve todas las cosas sin mancha alguna de pecado, lo cual indica que el miedo ha desaparecido, y que en su lugar se ha invitado al amor. 2y éste vendrá dondequiera que se le invite. 3Esta visión es Tu regalo. 4Los ojos de Cristo contemplan un mundo perdo­nado. 5Ante Su vista todos los pecados del mundo quedan perdonados, pues Él no ve pecado alguno en nada de lo que contempla. 6Permite que Su verdadera percepción venga a mí ahora, para poder despertarme del sueño de pecado y ver mi impecabilidad en mi interior, la cual Tú has conservado completamente inmaculada en el altar a Tu santo Hijo, el Ser con Quien quiero identificarme.

2. Contemplémonos hoy los unos a los otros con los ojos de Cristo. 2¡Qué bellos somos! 3¡Cuán santos y amorosos! 4Hermano, ven y únete a mí hoy. 5Salvamos al mundo cuando nos unimos. 6Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que mora en nosotros.


LECCIÓN 314
Busco un futuro diferente del pasado.
1. De una nueva percepción del mundo nace un futuro muy dife­rente del pasado. 2El futuro se ve ahora simplemente como una extensión del presente. 3Los errores del pasado no pueden ensombrecerlo, de tal modo que el miedo ha perdido sus ídolos e imágenes, y, al no tener forma, deja de tener efectos. 4La muerte no podrá reclamar ahora el futuro, pues ahora la vida se ha con­vertido en su objetivo, y se proveen gustosamente todos los medios necesarios para su logro. 5¿Quién podría lamentarse o sufrir cuando el presente ha sido liberado, y su seguridad y paz se extienden hasta un futuro tranquilo y lleno de júbilo?

2. Padre, cometimos errores en el pasado, pero ahora elegimos valernos del presente para ser libres. 2Ponemos el futuro en Tus Manos, y deja­mos atrás nuestros errores pasados, seguros de que Tú cumplirás las promesas que nos haces en el presente, y de que bajo su santa luz dirigi­rás el futuro.


LECCIÓN 315
Todos los regalos que mis hermanos hacen me pertenecen.
1. En cada momento de cada día se me conceden miles de teso­ros. 2Soy bendecido durante todo el día con regalos cuyo valor excede con mucho el de cualquier cosa que yo pudiera concebir. 3Un hermano le sonríe a otro, y mi corazón se regocija. 4Alguien expresa su gratitud o su compasión, y mi mente recibe ese regalo y lo acepta como propio. 5Y todo el que encuentra el camino a Dios se convierte en mi salvador, me señala el camino y me ase­gura que lo que él ha aprendido sin duda me pertenece a mí también.

2. Gracias, Padre, por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, procedentes de cada Hijo de Dios. 2Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son ilimitados. 3Ahora les mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.



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