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Gobierno de chile


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Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable del Salar del Huasco:

Programa ejecutado por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), en asociación con la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi, cuenta con financiamiento del Global Environment Facility (GEF). El objetivo principal es la conservación de la diversidad de especies y hábitat en el Salar del Huasco, a través de un manejo efectivo para el uso sostenible y la protección a largo plazo.


Los logros del proyecto son medidos en función de la no disminución del área del humedal, y de las especies presentes. Se realizó un análisis de las características de la biodiversidad significativa, en función de su abundancia, distribución, y factores ambientales críticos. También se realizó un análisis de tendencias de desarrollo en el área, y revisión de políticas, planes y programas para determinar el impacto que estos puedan tener sobre el Salar.
Uno de sus puntos fuertes, es la creación de un mecanismo de cooperación, coordinación y participación de los actores claves bajo el esquema de comité publico – privado. Además se desarrolló un programa de participación ciudadana y educación ambiental, de manera de sensibilizar e involucrar a los actores relevantes.
Proyecto Santiago Contrafuerte:

Este proyecto tiene como finalidad la protección de la biodiversidad en la precordillera de Santiago. Es un programa impulsado por PROTEGE, con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Esto basado en la premisa de que los ecosistemas montañosos cercanos a las grandes urbes, son uno de los ambientes más vulnerables, por lo cual se hacen necesarias iniciativas especiales para su conservación.


Este proyecto cuenta con el apoyo y participación de una serie de organismos públicos y privados, en una amplia agrupación institucional. Esta es una respuesta local al problema de la conservación de ecosistemas frágiles, con la creación de un gran parque montañoso peri urbano para la protección, restauración y conservación de una superficie de 12.900 hectáreas.
En el caso de Chile, los ecosistemas mediterráneos albergan la mayor riqueza de plantas y animales, así como el mayor número de especies endémicas y en categoría de conservación. Chile central ha sido reconocido a nivel mundial como uno de los 25 sitios prioritarios para la conservación biológica del mundo. Aun cuando la conservación de este ecosistema es de alta prioridad nacional, su representatividad en el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado es escasa.
Caleta Maitencillo:

El proyecto de recuperación de la biodiversidad de recursos bentónicos de Caleta Maitencillo a través del repoblamiento integrado y de un manejo sustentable en la zona submareal, de especies con algún grado de vulnerabilidad, es un proyecto ejecutado por el Sindicato de trabajadores independientes de pescadores artesanales Caleta Maitencillo, y financiado por el Programa de Pequeños Subsidios del PNUD.


El proyecto busca aumentar los stock de juveniles de recursos bentónicos vulnerables (lapa, erizo, loco y machas) en el área de manejo de Caleta Maitencillo mejorando su diversidad biológica, a través del repoblamiento, cultivo y manejo sustentable en la zona inter y submareal, logrando con ello mejorar el desarrollo productivo y las expectativas de mejoras en la calidad de vida de los pescadores, sus familias y la comunidad de la Caleta Maitencillo.
Fundación Yendegaia:

Esta Fundación tiene a su cargo, un predio de 38.780 hectáreas en la isla Tierra del Fuego, ubicado en el seno Skyring, entre el Parque Nacional chileno Padre Agostini, y el Parque Nacional argentino Tierra del Fuego. Cerca del 80% de la superficie del predio corresponde a bosque húmedo costero, de gran valor por su diversidad biológica. El objetivo de la Fundación es conservar el bosque, eliminando el pastoreo intensivo a que estaba sometida la zona de manera de recuperar el bosque.


Conservación de la Papa Nativa:

Este proyecto desarrollado por el Centro de Educación y Tecnología (CET) en Chiloé, tiene registro y apoyo para la reproducción in-situ a más de 120 líneas puras de papa (Solanum tuberosum), que utilizan los huilliches y campesinos del Archipiélago. También están desarrollando redes especiales de comercialización de productos, para garantizar un incentivo económico a la mantención del germoplasma y fortalecer así, los programas de desarrollo rural.



5. BASES PARA LA ESTRATEGIA NACIONAL DE BIODIVERSIDAD.
5.1 Estado actual de la biodiversidad nacional.
Diversidad de Ecosistemas:
El conjunto de ecosistemas de Chile continental es un producto de factores climáticos, históricos y, en un grado inferior, hidrológicos locales. Estos factores interactúan con un complejo sistema fisiográfico dominado por la Cordillera de los Andes y las Cordillera de la Costa, produciendo una amplia gama de condiciones ambientales y tipos de la vegetación. Chile continental cubre alrededor de 44 grados de latitud, extendiéndose de latitudes subantárticas (56ºS) a latitudes subtropicales del extremo norte del país (17ºS). El gradiente latitudinal esta cubierto por pendientes marcadas a lo largo del país debido a la abrupta Cordillera Andina.
Aunque Chile es en gran parte un país templado, la diversidad de ecosistemas es más alta que en algunos países tropicales de América Latina. Para ilustrar este último punto se proporciona una evaluación cuantitativa de la diversidad de la vegetación Chilena en el contexto Sudamericano y de América Central usando los datos de Dinerstein et al. (1995), evaluaciones del estado de conservación de ecosistemas terrestres de América Latina y el Caribe desarrollado con ayuda del Banco Mundial. Desde Méjico al extremo sur de América, incluyendo el Caribe, reconoció 8 biorregiones importantes y tres niveles jerárquicos de organización vegetacional: 5 tipos importantes de ecosistemas, 12 tipos de hábitat principales y 178 Ecorregiones. Los cinco tipos principales del ecosistema incluyen: bosque tropical latifoliado, bosque conífero y bosque templado latifoliado, pastizales / savanas / matorrales, formaciones xéricas y manglares. Los tipos principales del hábitat representan los hábitats similares en términos de estructura, régimen climático y diversidad.
De acuerdo a los esquemas de Dinerstein et al. (1995), Chile muestra representación de dos biorregiones principales, tres tipos principales de ecosistemas, cuatro tipos principales de hábitat y 12 Ecorregiones individuales. Usando el nivel de ecorregión definido por Dinerstein et al. (1995) para representar la diversidad del ecosistema, el número de Ecorregiones por país en América Latina se correlaciona a una escala log-log. El cálculo del Índice Relativo de Riqueza (Veech 2000) para esta regresión permite clasificar a los países en cuanto a promedio regional de diversidad para el tamaño del país. Este análisis demuestra que la diversidad del ecosistema de Chile es levemente más baja (- 8,3%) que el promedio de los países Latinoamericanos. Se debe tomar en cuenta sin embargo, que el análisis está altamente sopesado por muchos países tropicales con una biodiversidad mucho más alta.
Chile se encuentra en la posición más alta entre los tres países templados (Chile, Argentina y Uruguay). Es interesante destacar que en relación a su superficie, Chile exhibe una densidad de ecosistemas más alta que 6 países tropicales (Perú, Honduras, Nicaragua, Brasil, Surinam y Paraguay), demostrando que para ser un país templado es verdaderamente excepcional en términos de diversidad de los ecosistemas. Chile continental no es sólo excepcional por su diversidad de ecosistemas, sino también por la singularidad de varios de sus ecosistemas. La singularidad del ecosistema se puede medir en relación a la distribución geográfica de un ecosistema, y/o a la composición biótica. Dentro de las 12 Ecorregiones representadas en Chile, 3 (el desierto de Atacama, los bosques de lluvia de invierno o Bosque Esclerófilo de Chile central y matorral chileno) se encuentran sólo en territorio Chileno. Se puede ver que la proporción de Ecorregiones únicas en Chile excede a la de los países tropicales tales como Costa Rica, Guatemala, Panamá, Bolivia, Perú, Guatemala, Honduras, Panamá, Nicaragua, Surinam y Paraguay.
Dentro del contexto de Latinoamericano y el Caribe, la ecorregión del Bosque Valdiviano se presenta sólo en Chile y Argentina. Sin embargo, sobre el 95% del área de esta ecorregión se encuentra dentro de territorio chileno. Si el Bosque Valdiviano fuera agregado a la lista de Ecorregiones únicas en Chile, 33% de las Ecorregiones representadas en Chile caerían dentro de la categoría de únicas. Con respecto a su contenido taxonómico, tres Ecorregiones de Chile (el Bosque Valdiviano, los bosques de precipitación invernal y el matorral) se consideran excepcionales en términos de la característica biológica a nivel global (Dinerstein et al. 1995). Todas estas Ecorregiones tienen un alto grado de endemismo a nivel genérico en plantas y contienen dos familias monotípicas de planta (Aextoxicaceae, Gomortegaceae) no encontradas en ningún otro lugar del mundo. Los numerosos animales endémicos son también característicos (Armesto et al.1996).
Diversidad de Especies:
Los estudios biogeográficos demuestran que la biota de Chile tiene varios orígenes extendiéndose desde las zonas neo-tropicales a los elementos australes demostrando afinidades directas con los fragmentos actuales de Gondwana del oeste (Arroyo et al.1996a). A lo largo del tiempo, la flora de Chile se ha visto enriquecida por la dispersión natural de propagules de Norteamérica (Arroyo et al. 1995). Las glaciaciones del Pleistoceno, los cambios en la posición del anticiclón del pacífico y acontecimientos tales como El Niño, llevan a una mezcla de flora y fauna de diversas intensidades y frecuencias, proporcionando un escenario para el continuo evolucionar de las especies (Villagrán 1990; Villagrán 1995; Villagrán e Hinojosa 1997). Sin embargo, hay mucha variación entre los diversos grupos de organismos en términos de su riqueza total.
El estudio más reciente sobre la biodiversidad chilena indica que alrededor de 29.000 especies de organismos han sido identificadas en el territorio. De acuerdo con el conocimiento actual, los grupos con mayor cantidad de especies son los insectos (35%), las plantas vasculares (16%) y los hongos y líquenes (15%). Juntos, estos tres grupos abarcan alrededor de 2/3 de la especies registradas en Chile ha la fecha. A pesar del muy alto cociente costero/terrestre de Chile, una parte asombrosamente elevada de especies se encuentra en ecosistemas terrestres (Simonetti et al. 1995). Sin embargo, sin ninguna duda, el número total de especies descritas para Chile subestima la biodiversidad total del país.
Aunque por siglos generaciones de naturalistas han explorado los territorios de Chile continental e insular, existe aun un conocimiento incompleto de la biota de Chile (Simonetti et al. 1995). Como en la mayoría de los países en vías de desarrollo, los grupos más visibles y los organismos menos numerosos tienden a ser más conocidos, mientras los organismos más pequeños y menos visibles son menos estudiados. Por ejemplo, los datos chilenos sobre hongos se consideran incompletos (Lazo 1995). Los datos chilenos carecen, además, de información sobre los protozoos y nematodos, dos grupos con muchas especies. Asimismo, no hay datos confiables sobre bacterias. Incluso en grupos bien conocidos, tales como plantas vasculares, registros de especies continúan aumentando a medida que las áreas más alejadas del país son exploradas.
Finalmente, en muchos grupos de organismos, los conceptos taxonómicos continúan siendo inestables evitando una estimación precisa de la riqueza de la especie. Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, sólo es posible hacer una declaración significativa sobre la riqueza total de especies de Chile en el contexto regional y global sobre los grupos mejor estudiados. Basándose en las plantas vasculares donde la información en los países templados es muy buena, Chile se considera un área de alta diversidad. Los estudios comparativos han demostrado que ciertos ecosistemas en Chile muestran una riqueza excepcional en especies de plantas. Por ejemplo, la flora del bosque Chileno y el adyacente de la Argentina son más ricos que la flora del bosque del noroeste pacífico de Norteamérica (Arroyo et al. 1996a). Sin embargo, la flora mediterránea de Chile es menos rica que la de California (Arroyo et al. 1995) y de otros países mediterráneos (Cowlings et al. 1996).
En el otro extremo, Chile es decididamente pobre en mamíferos nativos (Jaksic 1997; Jaksic 1998), y en general de poca riqueza en términos de especies de aves (Simonetti 2000). Este patrón refleja el aislamiento relativo de Chile. Basándose en figuras comparativas de Chile y California central, Chile no es rico en grupos tales como himenópteros (Mooney et el al. 2001).

Diversidad Genética:
En términos de diversidad intraespecífica, el conocimiento sobre la biota chilena es escaso y no se dispone de una síntesis de la información como en la diversidad específica (Simonetti es al., 1995). Además se carece de un catastro de las actividades de prospección de recursos genéticos realizados en el país (León y Cubillos, 1997).
El número de subespecies puede ser considerado como primer indicador de la variabilidad genética de especies. En el caso de las subespecies de flora vascular en Chile continental, las dicotiledóneas presentan 508 taxa infraespecíficas de un total de 3.906 especies, mientras que las monocotiledóneas presentan 116 taxa infraespecíficas de 1.069 especies (Marticorena, 1990). De las 150 especies de helechos presentes en Chile, 17 tienen subespecies. En Aves, un 15% de las 466 especies conocidas tienen dos o más subespecies (Araya y Millie, 1998).
La diversidad genética de la biota chilena es poco conocida, pese a que la variación intraespecífica tiene directa relación con analizar procesos de especiación y establecer estrategias de conservación. No obstante, con excepción de unas pocas especies de interés comercial, la información disponible es escasa. Este panorama disperso de información contrasta con la creciente demanda y búsqueda de productos naturales y recursos filogenéticos. De hecho, en la flora vascular, al menos un 15% tiene a lo menos un uso conocido, y la importancia de esa flora se ejemplifica en el hecho que las especies chilenas de Lycopersicon son fuente de genes para el mejoramiento genético del tomate cultivado.

Endemismo:
Chile es reconocido internacionalmente como área de excepcional endemismo (especies exclusivas del territorio chileno) (Groombridge 1992). Los altos niveles del endemismo son inusuales para las regiones continentales y esta característica distingue a Chile de los demás países templados del mundo. Es evidente que cualquier pérdida de especies en territorio chileno significará pérdidas importantes de biodiversidad global.
Dentro de las plantas vasculares, que constituyen el elemento estructural principal de los ecosistemas terrestres, alrededor de la mitad de las especies son endémicas. Este nivel del endemismo es excepcional para una región continental. Como comparación, en la flora de California, considerada como una de la más endémicas del mundo, el nivel de endemismo para las plantas vasculares es de 33%. Para los animales terrestres, se encuentran niveles muy altos de endemismo en los anfibios (77%) y los reptiles (59%). Estos dos grupos de organismos tienden a ser territoriales o exclusivos de hábitat específicos. Otro grupo de organismos que demuestra endemismo excepcional es el de los insectos, particularmente el Coleóptero (66 %), Tricóptera (48%) y Lepidóptera (44%).
Los altos niveles del endemismo en Chile son producto del fuerte aislamiento debido a la presencia de la Cordillera de los Andes al oeste, el desierto de Atacama en el extremo norte, el clima oceánico benigno de Chile, cambios climáticos importantes en el Terciario y un paisaje altamente fragmentado que favorece la especificación local. En alrededor de 2/3 de su longitud (17 a 38ºS), los pasos andinos se sitúan generalmente a una altura mayor a las comunidades de plantas y animales, proporcionando una barrera a la migración e inmigración de plantas y animales. La barrera Andina habría sido consolidada durante el Pleistoceno cuando los cordones vegetacionales fueron desplazados hacia abajo (Villagrán et al. 1995). El desierto de Atacama, por su parte, impidió el intercambio de norte a sur en las tierras bajas y medias del norte del país.
En términos generales, se puede afirmar que el país tiene sentada las bases para desarrollar una estrategia de conservación de la biodiversidad, pero se está conciente que aún se debe recorrer un largo camino, que posibilite abordar con mayor profundidad los estudios básicos necesarios para el conocimiento de la biodiversidad y para desarrollar el marco normativo que regule su conservación y uso sustentable.

5.2 Distancia relativa a los objetivos y metas globales de la estrategia.
Si bien es prematuro para un primer informe a las partes, que es de carácter general, realizar una cuantificación detallada de todas las acciones realizadas y junto con ello el grado de avance con relación a las metas globales de la CDB, se realiza en este acápite un análisis que posibilite formarse una idea de los avances que existen en el país al respecto. Para lo cual se realiza un comentario con relación a los compromisos identificados en el CDB y su avance en Chile.
También es importante mencionar, que la trayectoria del desarrollo científico en los temas de la biodiversidad en Chile, tanto por el trabajo de universidades, de centros de investigación y de los servicios públicos, es anterior a la suscripción de los acuerdos. Por consiguiente, en los avances del país, es posible imputar información cuyo origen es anterior a la ratificación de la CDB.
A continuación, se revisa cada uno de los compromisos del CDB y se resaltan los elementos más relevantes para Chile en esa materia. Los compromisos son:
Identificación de los componentes de la biodiversidad.

En la identificación de la diversidad de ecosistemas, el país tiene un gran avance, existiendo sistemas de clasificación, que por variables climáticas, ecológicas y geomorfológicas, dan cuenta de la diversidad de ecosistemas nacionales.


También con relación a la identificación de las especies y comunidades, especialmente las terrestres, existen estudios catastrales que reconocen el patrimonio nacional e identifican el grado de vulnerabilidad de éstas, clasificándolas en el Libro Rojo de la Fauna Terrestre de Chile y en el Libro Rojo de la Flora Terrestre de Chile, como: Extinta; En Peligro; Vulnerable; Inadecuadamente Conocida; Rara y De Interés. Sobre las especies y comunidades hidrobiológicas marinas, existe aún una información insuficiente, especialmente en estudios catastrales y de biomasa.
Con relación al conocimiento de la diversidad genética, dado lo reciente de las metodologías de caracterización y la falta de tecnología y presupuestos, es una materia de conocimiento incipiente, donde los mayores avances radican en el interés que tienen las empresas por patentar los mejoramientos genéticos, especialmente para las especies de interés agrícola y de interés para la farmacología. Patentes generalmente tramitadas por corporaciones transnacionales, frente a un marco regulatorio sobre el tema en Chile aún insuficiente.
No obstante se han hecho avances, como los estudios realizados por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria en torno al mejoramiento genético de especies, y por sobre todo en el tema de bioseguridad relacionada a la introducción de organismos genéticamente modificados y su impacto sobre las especies nativas. También están los avances y estudios realizados en el área de la caracterización genética de especies de interés silvoagropecuario por parte de las universidades, así como al mejoramiento genético de especies, y la bioseguridad en cultivos, especies y alimentos. Las universidades con mayor presencia en este campo son la Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica, Universidad de Concepción y Universidad Austral, entre otras.
Seguimiento de los componentes de la diversidad biológica identificados.

En este compromiso, existen programas preliminares de seguimiento para las principales especies amenazadas, como el Alerce, la Araucaria, el molusco Loco, el Picaflor de Juan Fernández, entre otras.


Sin embargo, corresponderá al Plan de Acción Nacional de Conservación de la Biodiversidad, la definición de los sistemas de seguimiento, así como de las prioridades. Este seguimiento debe ser realizado en concordancia con los objetivos planteados en la estrategia, y según los requerimientos de cada especie según su estado de conservación.
Identificación de actividades con efectos perjudiciales a la diversidad biológica.

Ha existido un avance significativo en el país, en la identificación catastral de los contaminantes, especialmente a los del agua y del aire, donde existe información sistematizada, y en menor grado con relación a la contaminación presente en el suelo. Hay un catastro de contaminantes líquidos que afectan cuerpos de agua y un catastro de emisiones de contaminantes atmosféricos, especialmente para centros urbanos y zonas industriales y mineras.


Faltan estudios e información sobre el daño específico que determinados contaminantes están causando a las especies y comunidades, especialmente para los contaminantes más relevantes para la realidad nacional, como los óxidos de azufre en el aire y los metales pesados, provenientes de la minería, en el agua. Por lo antes señalado, no ha sido posible avanzar en el seguimiento de los efectos y tendencias que tienen estos agentes perjudiciales para la biodiversidad.
No obstante, la solución de problemas urgentes de contaminación ha sido una constante preocupación de las autoridades nacionales. Los recursos hídricos, en deficiente estado en gran parte del país, ha provocado un ingente esfuerzo del Estado para avanzar en su recuperación en especial en el tratamiento y la depuración de las aguas servidas, lo que ha sido fijado en una meta de depurar el 80% de las aguas con efluentes domésticos e industriales para el año 2006.
También existe poca información científica, sobre el efecto que estarían produciendo las diversas prácticas de explotación de recursos naturales sobre algunos componentes de la biodiversidad. Aunque sin tener los estudios sistemáticos del caso, resalta el fuerte impacto del monocultivo del pino insigne (Pinus radiata), en aproximadamente dos millones de hectáreas que originalmente tenían bosque nativo y también agricultura y ganadería. Lo mismo con el impacto, detectado a nivel de la biomasa, de la industria pesquera extractiva, que ha implicado la implantación de vedas y cuotas de captura.
También se presume un impacto negativo de la salmonicultura, de la cual se desconoce en detalle su impacto en la fauna marina nativa de dichas zonas, por la voracidad de la especie y las constantes fugas y también sobre los fondos marinos que quedan sepultados por estiércol y restos de alimentos y en las masas de agua dulce que sufren eutrofización. En este sentido, el Gobierno ha promovido los acuerdos voluntarios con la industria salmonera, de manera tal de reducir, mitigar y compensar los impactos que esta actividad ocasiona. También se ha desarrollado un reglamento ambiental para la actividad acuícola, de manera tal de regular la actividad y evitar los impactos que esta pueda tener sobre el medio biofísico.
Mantención de un sistema de información sobre la diversidad biológica.

A partir de la formulación de las trece estrategias regionales de conservación de la biodiversidad, se está generando un sistema de información sobre la biodiversidad, que ha posibilitado como primer resultado la definición de al menos 68 sitios prioritarios que estarán bajo protección oficial al año 2006, y al año 2010 el compromiso es proteger a lo menos el 10% de los ecosistemas relevantes del país, con la incorporación de numerosos otros sitios definidos en las estrategias regionales de conservación de la biodiversidad.


Dicha información está incorporada en algunas regiones al Sistema Regional de Información Ambiental y puede accederse a ella a través de las redes informáticas. También, a nivel nacional el SINIA, dispone de la información básica sobre la biodiversidad nacional.
Otro esfuerzo importante ha sido el Catastro de Bosque Nativo, realizado por CONAF y CONAMA, el cual tuvo como objetivo la caracterización, identificación y cuantificación de los recursos forestales nativos de la nación, de manera tal de disponer de información actualizada sobre nuestro patrimonio natural.
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