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Redvet. Revista electrónica de Veterinaria. Issn: 1695-7504 2009 Vol. 10, Nº 9


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REDVET. Revista electrónica de Veterinaria. ISSN: 1695-7504

2009 Vol. 10, Nº 9




REDVET Rev. electrón. vet. http://www.veterinaria.org/revistas/redvet - http://revista.veterinaria.org

Vol. 10, Nº 9, Septiembre/2009 – http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n090909.html



El sistema inmune de los invertebrados - The immune system of the invertebrates)
Antón Marín, Yanet: Universidad de Oriente (UDO), Sucre, Venezuela. Departamento de Bioanálisis. yanetanton@yahoo.comSalazar-Lugo, Raquel: Universidad de Oriente (UDO), Sucre, Venezuela. Postgrado en Biología Aplicada y Departamento de Bioanálisis UDO, Laboratorio de Proteínas e Inmunotoxicidad, UDO. raquelugove@yahoo.com

RESUMEN
El reconocimiento inmune y el mecanismo efector relacionado, fue evolutiva y específicamente seleccionado para mantener al organismo viable. Para que los organismos puedan subsistir, a la par de su evolución como especies, han debido desarrollar mecanismos que les permitieran adaptarse y dominar los diferentes hábitats en los cuales se desenvuelven, es por eso que el desarrollo del sistema inmune, en todas las variedades de sus formas, ha sido crucial para la consecución de estos objetivos. En los invertebrados, el uso efectivo de este sistema les ha permitido, por un lado, mantener la integridad como especie y por la otra, defenderse contra los ataques de patógenos. De esta forma, han podido sobrevivir y colonizar todo tipo de hábitats, por lo cual, está claro que la sobrevivencia y versatilidad de estos organismos sugiere la robustez y efectividad de su sistema inmune como mecanismo vital de protección. En este trabajo se hace una revisión de los mecanismos de defensa desarrollados por algunos grupos taxonómicos invertebrados, a la vez que se discuten los posibles orígenes evolutivos de dichos mecanismos.
Palabras clave: Sistema inmune │inmunidad innata │invertebrados marinos│ aloreconocimiento

Abstract
The immune recognition and physiological mechanisms related with immune system were evolutionary selected to maintain the viable organisms. On the other hand, survive of the organisms, both vertebrate and invertebrates, and their evolution depends of defense mechanisms that helped adapting to different habitats. An efficient immune system was developing in the invertebrates, it has allowed them to maintain integrity body and avoid the attacks by pathogens. Of this way, they have been able to survive and to colonize much type of habitats. The versatility of invertebrate life suggests the presence of a complex and effective defense system. This work presents a revision about some defense mechanisms showed by invertebrate groups. Additionally we discuss the possible evolutionary origins of these mechanisms.
Keywords: Immune system│ innate immunity │invertebrates allorecognition


INTRODUCCIÓN
En este trabajo se presenta una revisión bibliográfica actualizada acerca del sistema inmune de los organismos invertebrados, como una contribución al conocimiento de los mecanismos de defensa de estos organismos dado al gran interés que está cobrando actualmente los estudios inmunológicos en una diversidad de especies tanto vertebrados como invertebrados.
Existen varias argumentos que tratan de explicar el desarrollo de un sistema de defensa en los seres vivos, dentro de estos, el que más partidarios tiene es el que explica que este sistema surgió para preservar la integridad de los individuos y que la defensa hacia patógenos apareció más tarde; por lo que se puede sugerir que es el aloreconocimiento el sistema común que fue desarrollado por la diversidad inmunológica. Este argumento cobra fuerza en la preservación de las especies, pues el aloreconocimiento es importante para evitar el desarrollo de quimeras (Mukai, 1992; Rinkevich y Yankelevich, 2004).
De acuerdo a Kauschke et al., (2000) la habilidad de mantener la integridad individual, especialmente por medio de la discriminación entre lo propio y lo no propio es un prerrequisito elemental para la existencia de los organismos multicelulares. La primera presión evolutiva que permitió el desarrollo del sistema inmune está relacionada con el mantenimiento de la homeostasis, y posteriormente otra segunda fuerza selectiva que contribuyó al desarrollo del mismo pudo haber sido la necesidad de mantener el equilibrio, por lo que era crucial conservar la integridad celular, y que la misma no fuese afectada por compuestos propios alterados, es decir, surgió la necesidad de tener un sistema de sobrevivencia y regulación para salvaguardar al organismo del desarrollo de cáncer y enfermedades degenerativas (Alder y Cooper, 2006).
Filogenéticamente, hace unos 500 a 600 millones de años, dos grandes bloques inmunológicos aparecieron cuando hubo la divergencia entre protostomados (anélidos, moluscos y artrópodos) y deuterostomados (equinodermos, tunicados y cordados) (Pancer et al., 2005), marcando la separación entre la Inmunidad Innata, o natural, la cual es de tipo celular (si bien intervienen simultáneamente algunos mediadores químicos producidos por las células, especialmente citoquinas del tipo interferón, o productos como la lisozima); y la Inmunidad Especifica, Adquirida ó Adaptativa, basada en la producción de anticuerpos (Ac), por lo que es de tipo humoral, aunque también intervienen algunos grupos celulares (Fletcher et al., 1977).
Algunos investigadores se refieren a la respuesta inmune como no anticipatoria (innata) y anticipatoria (adquirida): los individuos con inmunidad no anticipatoria poseen receptores que reconocen un limitado número de epítopes que son frecuentemente compartidos por los parásitos. Los invertebrados poseen solo respuesta inmune innata, debido a, además del tamaño de su genoma, al tamaño de su cuerpo. Así mismo, su complejidad no les permite desarrollar un número adecuado de tipos de células necesarios para la respuesta anticipatoria (Klein, 1989).
La inmunidad innata, no clonal o no anticipatorio, reconoce patrones conservados de moléculas que se encuentran en el patógeno y que no se encuentran en las células del hospedero. Estas moléculas se denominan Patrón de Moléculas Asociadas al Patógeno (PMAP). Existen células que responden a este patrón ya que lo reconocen y de esta forma se desencadena una respuesta inmune que previene la replicación del invasor (Hedrick, 2004).
Estas moléculas elucidan una respuesta a partir de la inmunidad innata y son muy comunes en una gran variedad de patógenos. Las principales características del PMAP son: 1.- Usualmente, son expresadas en el patógeno y no en el hospedero. 2.-Muestran poca variación entre organismos de una clase, y 3.-Su expresión es esencial para la sobrevivencia del microorganismo. Algunos ejemplos de PMAPs son los lipopolisacáridos presentes en la pared celular de muchas especies de bacterias (Singh et al., 2003). El reconocimiento de estas moléculas es realizado por receptores de superficie de las células del hospedero conocidos como Receptores de Reconocimiento del Patrón (RRP). Los RRPs presentes en las células inmunes se unen a los PMAPs presentes en el patógeno y discriminan entre lo propio y lo no propio (Janeway, 2001). Este es el concepto básico de inmunidad innata. En este trabajo se revisan los mecanismos de defensa desarrollados por algunos grupos taxonómicos invertebrados, en especial de ciertos grupos de organismos acuáticos, a la vez que se trataran los posibles orígenes evolutivos de estos mecanismos.

Evolución de los mecanismos de defensa: desde cnidarios hasta equinodermos

Los invertebrados, representan cerca del 95% del total de las especies en el reino animal. Cuando se habla de inmunidad en invertebrados se tiende a descalificar el sistema de defensa de estos organismo afirmándose que es un sistema menos complejo que el de los vertebrados; sin embargo, si se observa la gran variedad de especies de invertebrados que existen y que pueblan la tierra desde hace millones de años, aún antes que los vertebrados, entonces se entiende que esto ha sido posible gracias a que los mismos pueden mantenerse sanos en el ambiente, evitando o contraatacando a sus patógenos mediante un sistema inmune acorde para tal fin. De tal forma que, aunque estos organismos no poseen receptores de superficie de amplio rango como para reconocer una gran variedad de antígenos (Ag) ni tampoco poseen respuesta de memoria como la de los vertebrados, su sistema inmune es altamente eficiente. Un aspecto fundamental en el desarrollo de la inmunidad de los invertebrados es la habilidad de cada especie para distinguir entre lo propio y lo extraño, su sistema inmune es de acción inmediata y con mecanismos inespecíficos de reconocimiento del patógeno (fagocitosis, opsonización, etc.) (Hoffmann et al., 1999). En general, los mecanismos de defensa de los invertebrados están formados por dos componentes: el celular, representado por las células fagocíticas (hemocitos y/o celomocitos) y el humoral, el cual es muy heterogéneo. Entre las sustancias que constituyen este último, se encuentran los péptidos antimicrobianos (PAM), las lisozimas y las lectinas, moléculas que tiene un papel crucial para combatir las infecciones (Rast y Messier-Solek, 2008, Tincu y Taylor, 2004).


Los cnidarios, considerados como los primeros organismos multicelulares, además de la producción de mucus, presentan amebocitos fagocíticos (Mukai, 1992; Muller, 2003). Estos muestran características específicas de aloreconocimiento, teniendo un elevado grado de precisión cuando discriminan. Los mecanismos de alo y xenoreconocimiento han sido demostrados en varios hidrozoos y antozoos (Muller y Muller, 2003; Bosch y David, 1986; Lubbock, 1980). Aunque estos mecanismos de reconocimiento no involucran a moléculas del sistema mayor de histocompatibilidad como en los vertebrados, se cree que el aloreconocimiento protege a los cnidarios coloniales de eventuales fusiones con individuos genéticamente diferentes, además de prevenir el parasitismo. Los mecanismos efectores van desde evitar el contacto, hasta la formación de barreras o uso de los nematocistos (Miller et al., 2007).
Estudios en anémonas (Anthopleura elegantissima, Phymactis clematis) (Francis, 1973) y gorgonia (Eunicella stricta) (Chadwick y Rinkevich, 1994) indican que los individuos coloniales poseen un grupo de elementos de histocompatibilidad único, los cuales son reconocidos como no propios por los otros individuos coloniales. En corales (hidrozoa), se reportó el mismos fenómeno para Millepora dichotoma (Frank y Rinkevich, 2001). Así mismo se reportó la presencia del componente C3 y C4 del complemento en el octocoral Swiftia excerta (Dishaw et al., 2005; Dodds y Matsushita, 2007). La secuenciación del genoma de la anémona Nemastostella vectensis ha confirmado la presencia de genes C3/C4, y del gen C2/factor B sugiriendo la presencia del sistema de complemento, igualmente un gen para la α2- macroglobulina ha sido evidenciado en este organismo (Miller et al., 2007) lo cual ubica el origen de este sistema en el inicio del desarrollo de los animales multicelulares.
Los moluscos, por su parte, presentan dos tipos celulares: 1) Hialinocitos pequeños no-granulares y 2) Granulocitos grandes fagocíticos denominados macrofagos-like (McKerrow et al., 1985). Estos tienen la capacidad de desarrollar y mantener respuestas defensivas tales como la encapsulación y muerte, así como de realizar quimiotaxis, desgranulación, fagocitosis (Bayne, 2003), presentan moléculas tales como los Patrones de Moléculas Asociadas al Patógeno (PMAP) (Hanh et al., 2000), las lisozimas, (Nappi y Ottaviani, 2000) y síntesis de PAM (Ganz, 2003). Los leucocitos de Helix pomatia, por ejemplo, expresan receptores para manosa-6-fosfato (Remwantz y Richard, 1992), así mismo, en gasterópodos se ha reportado una antiproteasa α2-macroglobulina, y algunas proteínas relacionadas con el fibrinógeno y con las inmunoglobulinas (Bayne, 2003).
El phylum Annelida abarca a los primitivos celomados, que, durante la evolución han desarrollado una serie de estrategias para defenderse de las agresiones, caracterizándose por tener inmunidad celular contra patógenos. Igualmente, presentan alo y xenoreconocimiento. Uno de los primeros estudios hechos sobre el sistema inmune en invertebrados fue el realizado en Lumbricus terrestris y Eisenia foetida por Bailey et al. (1971), así mismo, la fagocitosis contra las bacterias, activada por los celomocitos, ha sido demostrada tanto en poliquetos (Salazar et al., 1997; Nusetti et al., 1998) como en oligoquetos (Bilej et al., 2001). La encapsulación, por su parte, juega un papel importante en la defensa contra parásitos, demostrándose que durante este proceso ocurre la cooperación entre las diferentes poblaciones de celomocitos. La citotoxicidad espontánea de los celomocitos contra células alogénicas y xenogénicas es análoga a la de las células asesinas de vertebrados. Los estudios revelan que el sistema inmune celular en estos organismos tiene una memoria de corto plazo., aunque no existe homología entre este tipo de memoria y la del sistema inmune adquirido de los vertebrados (Kurtz, 2004; 2005). En oligoquetos se han hallado sustancias hemolíticas con actividad bactericida, mientras que los poliquetos poseen lisozimas y algunas proteínas antibacterianas. Los anélidos reaccionan a las agresiones físicas y químicas, principalmente por la síntesis de proteínas de stress (Deloffre et al., 2003) y por la modulación de la actividad de enzimas involucradas en la eliminación de xenobioticos (Dhainaut y Scaps 2001); algunos estudios aseguran que sus granulocitos evidencian capacidad de sintetizar fenoloxidasa constituyéndose en los precursores del sistema de la profeniloxidasa (Porchet y Vernet, 1992).


    Los artrópodos son un phylum que incluye los queliceros, insectos y crustáceos. En crustáceos, los estudios demuestran un sistema inmune basado en efectores celulares y humorales los cuales se combinan para eliminar agentes extraños, su inmunidad está mediada mayoritariamente por hemocitos con capacidad de reconocer material extraño, fagocitarlos o encapsularlos, siendo su respuesta celular limitada, ya que en ellos solo se han logrado identificar tres tipos de grupos celulares: hemocitos hialinos, semigranulosos y granulosos; los hemocitos poseen en su interior gránulos en los que están contenidos proteínas de reconocimiento, de ataque, de adhesión y enzimas reguladoras. Además de estas moléculas, existen las proteínas de enlace a β-glucanos y a lipopolisacaridos (Pascual et al., 2003). El sistema inmune de los crustáceos, por su parte, puede reconocer a organismos invasores gracias a que compuestos pertenecientes a la pared fúngica o bacteriana, tales como los β,1-3 glucanos o lipopolisacaridos, pueden activar el sistema de las profeniloxidasas (Söderhäll, 1982; Duvic y Söderhäll, 1990). El control de este grupo de proteínas se realiza mediante factores inhibidores de proteínas como el inhibidor de tripsina, siendo el producto final la fenoloxidasa (Johannson et al., 2000). Por su parte, en el quelícero Limulus polyphemus, se encontró la primera molécula relacionada con el sistema del complemento: una α2-macroglobulina (Enghild et al., 1990)



Los insectos, constituyen el grupo de más éxito, tanto en sobrevivencia como en dominio de hábitats (Ratcliffe, 1985), y gran parte de este éxito se debe a sus mecanismos de defensa; la respuesta celular está dada principalmente por los hemocitos circulantes, que pueden fagocitar partículas o formar nódulos, cuentan con la activación del sistema de la profeniloxidasa la cual utiliza catecolaminas como L-Dopa y dopamina para producir melanina. Por otro lado, se ha observado que órganos como el intestino, son capaces de producir una respuesta inmunitaria eficiente (Engström, 1999). En Drosophila, por ejemplo, se ha señalado que la respuesta antimicrobiana humoral puede producir diferentes péptidos antimicrobianos (PAM) según el tipo de organismo que ha propiciado la infección (Lemaitre et al., 1997). La expresión de los genes de PAM en insectos se da mediante la activación de rutas reguladoras que guardan una estrecha semejanza con la regulación y expresión de diversos genes de la respuesta inmune en mamíferos. Estas semejanzas sugieren que quizás los genes de la respuesta inmune, así como su regulación, tengan un ancestro común. (Gillespie et al. 1997). Los hallazgos en Drosophila han demostrado que los genes codificadores de PAM contienen secuencias reguladoras llamados elementos κB. Este tipo de secuencias son similares a las responsables de la regulación de la expresión de la cadena ligera kappa (κ) de la inmunoglobulina (Ig) y de proteínas de fase aguda en mamíferos (Barillas-Mury et al., 2000). La ruta Toll es la que ha sido mejor estudiada y caracterizada en la activación de los genes de los PAM (Engström, 1999). Las similitudes funcionales y estructurales de las rutas de señalización de la inmunidad innata tanto de Drosophila como en mamíferos, indican que este mecanismo tiene una importancia vital y que ha tenido que ser conservado a través de la evolución hasta los organismos más avanzados.


    El sistema inmune de los equinodermos es uno de los más complejos en los invertebrados, sobre todo en lo relacionado con el reconocimiento de bacterias y otros patógenos. El estudio del genoma del erizo de mar Strongylocentrotus purpuratus demostró que posee muchos de los genes del sistema inmune encontrado en el de los humanos (Sodergren, 2006). Los estudios realizados en S. purpuratus demuestran la presencia de una proteína C3/C4 la cual muestra gran similitud con la del anfioxos; también un componente C2/factor B ha sido descrito; igualmente la secuenciación del genoma en este organismo ha revelado la presencia de secuencias para C1. La existencia de estas moléculas en el erizo de mar sugiere la activación de la ruta de las lectinas del complemento en los equinodermos (Dodds y Matshushita, 2007).

    Se han hallado características sorprendentes en el sistema inmune de estos organismos: mientras que los genes para los receptores parecidos a Toll o Toll-like (TLRs) (los cuales funcionan en el reconocimiento de los Patrones de Moléculas Asociadas al Patógeno) son de 1 a 20 en animales vertebrados; en el genoma del erizo, son 222 genes; y muchos de estos son estructuralmente similares a los de vertebrados. Así mismo, también se encontraron en estos organismos, otros genes con estructuras parecidas a los que se encargan del reordenamiento de las inmunoglobulinas en los vertebrados (Rast et al., 2006, Sodergren, 2006). La presencia de estos genes sugiere la posibilidad de que los mismos hayan formado parte del genoma animal por más tiempo del que se ha creído.


El último grupo a considerar son los urocordados, grupo de invertebrados altamente desarrollados que ocupan una posición filogenética clave en el origen de los vertebrados (Satoh y Jeffrey, 1995), estos organismos poseen un sistema de discriminación de lo propio/no propio relativamente complejo (Khalturin y Bosch, 2006). Presentan células de defensa y un sistema basado en serin-proteasas que unen manosas el cual ha sido estudiado en ascidias, lo que sugiere el desarrollo de un sistema primario en un ancestro deuterostomado. En ascidias, el aloreconocimiento, es genéticamente controlado por un único locus FU/CH, cuyo grado de polimorfismo es comparable al del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC) de vertebrados (Rinkevich, et al., 1995). Burnet (1971), propuso que el sistema de aloreconocimiento, el cual es responsable de la fusión y rechazo de tejidos en invertebrados coloniales, pudiera ser el antecesor del MHC de los mamíferos, más sin embargo, tal propuesta no ha sido probada.


Las ascidias presentan grupos celulares que intervienen en el aloreconocimiento: células fagocíticas, formada por células parecidas a los macrófagos de vertebrado, por amebocitos hialinos, y por células citotóxicas, constituidas estas últimas por amebocitos granulares con vacuolas que contienen enzimas oxidativas y sustratos polifenólicos; que, al igual que en insectos, generan formas reactivas de oxígeno por un sistema profeniloxidasas el cual necesita una cascada de activación modulada por serin proteasas y sus inhibidores (Parinello, et al., 2003), pero que a diferencia de otros invertebrados, la función de este sistema no está dedicada exclusivamente al ataque de organismos patógenos, sino que interviene mayoritariamente en el mecanismo de aloreconocimiento (Shirae et al., 2002). También presentan genes para α-2-macroglobulina con regiones homólogas a la de humanos, así como los factores C3 y C4 del complemento (Rinkevich, 2005). El tunicado Halocynthia roretzy tiene un sistema de complemento el cual es activado vía lectinas y consiste en lectinas que unen manosa asociadas a serin proteasas, C3 y los correspondientes receptores CR3/CR4 presentes sobre los hemocitos fagocíticos (Khalturin et al, 2003; Dodds y Mitshusita, 2007). La ruta lítica del complemento de los urocordados consiste en proteínas solubles encontradas en el hemolinfa que tienen dominios MAC/perforinas y una organización similar a los componentes C6/C7/C8/C9 de los vertebrados (Dodds y Mitshusita, 2007)
Los tunicados Ciona intestinales y Botteria villosa poseen receptores Toll y la correspondiente cascada de señalización. Por otro lado, en B. scholosseri se ha encontrado proteínas parecidas a la CD94 y NKR-P1 de mamífero en subpoblaciones celulares, lo cual podría sugerir que estas subpoblaciones son las precursoras ancestrales de las células asesinas (Khalturin et al, 2003).
Sin embargo, aunque los urocordados comparten mecanismos de la inmunidad innata con los vertebrados ellos no presentan la maquinaria elaborada de la inmunidad adquirida de estos organismos. Ninguno de los elementos del sistema mayor de histocompatibilidad ha sido identificado en urocordados y hasta ahora, tampoco han sido identificados genes de inmunoglobulinas.
CONCLUSION
En la actualidad se plantea que el sistema inmune de invertebrados modula una respuesta que es considerada innata, natural, no adaptativa, no específica no anticipatorio, no clonal y no combinatoria. Se acepta que, al igual que otros sistemas, la inmunidad surgió con la vida multicelular y se cree que este sistema coevolucinó con el eje de formación.

Los invertebrados carecen de inmunidad adquirida basada en la diferenciación de subgrupos de linfocitos así como de moléculas tales como MHC, receptores de células T y B e inmunoglobulinas.


Poseen mecanismos que incluyen tanto respuestas celulares como humorales, la humoral está caracterizada por agentes antimicrobianos, mientras que la celular incluye encapsulación, nodulación y fagocitosis, procesos considerados mecanismos primigenios dentro del desarrollo de la inmunidad. El sistema inmunológico de los invertebrados, les ha permitido tener una elevada sobrevivencia y abundancia, aspectos que sugieren la robustez y efectividad de su maquinaria inmunitaria. Aunque se conocen algunos aspectos del sistema inmune de estos organismos, todavía se ignoran muchos otros, razón por la cual se hacen necesarios estudios que ayuden a dilucidar con precisión los mecanismos que en el intervienen. La importancia conceptual y practica del conocimiento del sistema inmunológico de los invertebrados recae en, por ejemplo, la aplicación que del mismo se puede hacer, tal es el caso de la prevención y cura de ciertas plagas en animales útiles como Apis mellifera, o al revés, la destrucción o neutralización de insectos transmisores de enfermedades, ejemplo, Anopheles.
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REDVET: 2009 Vol. 10, Nº 9
Recibido 27.02.09 - Ref. prov. F0923 – Revisado 28.06.09 – Aceptado 28.07.09 Ref. def. 090907_REDVET - Publicado: 15.09.09
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