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Que ni se te ocurra golpearla, jamás Por Jorge Giles


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Que ni se te ocurra golpearla, jamás

Por Jorge Giles

Hoy es el Día Internacional de la Mujer y a modo de homenaje, venimos a reafirmar que los golpeadores de palacio no pasarán; tendrán  que vérselas con ese digno pueblo al que no le importa que le digan “la mierda oficialista”.


Las editoriales de ayer fueron manoplas de hierro contra el rostro de la Presidenta y de Mercedes Marcó del Pont.


Clarín y “La nación” las agredieron con un odio igual a los odios que precedieron los golpes de estado del más trágico pasado de los argentinos.


Sin cuarteles, cuentan con el poder de fuego de ese poder económico mediático.


El grupo “A” de los opositores en el Congreso es su infantería de combate; si continúan avanzando, posibilitarán el más brutal desbarrancamiento social y económico que podamos imaginar.


Quienes tuvieron acceso a los documentos “técnicos” de los golpistas, salieron espantados con la sola posibilidad que logren concretar sus planes de restauración conservadora, al estilo Martínez de Hoz y Domingo Cavallo.


Hay que tener mucha calma para no pisar el palito de ninguna provocación.


Es la sociedad la que está amenazada. Democracia popular o Golpismo neoliberal.
No hay punto intermedio.

En paz y con la sabiduría de la experiencia colectiva, habrá que desmontar la maniobra destituyente.


Una página Latinoamérica, identificada con la igualdad de género, “Mujeres Avanzando”,  publica una nota que nos debería enorgullecer a todos los argentinos.

Emociona leer allí que “en la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner reiteró su compromiso con los más pobres, los más vulnerables y los intereses del país, aunque les moleste a algunos sectores privilegiados”.

Cristina expresó su “satisfacción por restituir el derecho de los niños a disfrutar de un espacio que sus familias no les pueden pagar, que no le interesan las molestias que pueda causar a los poderosos con estas obras del Programa Argentina Trabaja, que organiza cooperativas entre desocupados y que “no he llegado a presidenta para caerle simpática a los poderosos, he llegado para reparar, para restituir, para devolver, para volver a hacer justicia, que es lo que este bendito país necesita desde hace muchas décadas”.


Y agrega Cristina “estos sectores opuestos a todo, quieren una Argentina endeudada y acogotada con un collar, lo mismo que ocurrió con la dictadura militar y sucedió con algunos gobiernos democráticos que cuando se sentaban a la mesa de negociación con los acreedores los que perdíamos éramos todos los argentinos. Es cierto que las reservas son de todos los argentinos pero cuando esas reservas desaparecieron no se las llevaron los argentinos sino que se las llevaron unos pocos de adentro y muchos de los de afuera; así que vayan con ese cuento a otro lado”.


¡Ahí está la razón de tanto odio opositor!


En la página difunden una campaña contra la violencia. Es una mujer y la leyenda “Que ni se te ocurra ponerme la mano encima. Jamás”.


Estremece esa mirada. Conmueve. Dan ganas de abrazarla, salir a buscarla y rescatarla.


Nos remite a las hermosas muchachas que conocimos y ya no están con nosotros porque Videla las arrojó al mar.


En este Día, permítannos recordarlas.


Y amar a esas Mujeres, hijas de Evita y de Juana Azurduy.


Norma y Alicia, con sus grilletes en los pasillos de la Esma.


Habrá que ir a liberarlas nuevamente para que puedan volar, libres como eran. Con sus pecados, con sus dolores, con la virtud luminosa de haberlo dado todo por su pueblo.


Y con ellas la mamá de Francisco Madariaga, recuperado en estos días. Y la mamá de Juan. Y el ejemplo de Hebe y el de Estela y los pañuelos blancos. Y las maestras. Y las obreras de la fábrica recuperada. Y la humilde muchacha que trabaja y estudia.


Y Mercedes, endureciendo ese terrón de azúcar de su sonrisa para aguantar de pie.


Los que son tan débiles con los poderosos y tan valientes contra Mercedes y Cristina, sepan que ellas no están solas.


Hay un pueblo que mira y espera su hora.


Sabe que el reloj de la historia, hoy gira las agujas del lado de la justicia.



Fuente: El Argentino, el 8 de marzo


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