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Nuevo Testamento evangelio de san mateo


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16 1Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé, compraron aromas para ir a ungirle. 2Muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento. 3Se decían entre si: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del monumento? 4Y mirando, vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. 5Entrando en el monumento, vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. 6El les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron. 7Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea; allí le veréis como os ha dicho. 8Saliendo, huían del monumento, porque el temor y el espanto se había apoderado de ellas, y a nadie dijeron nada; tal era el miedo que tenían.
Aparición a María Magdalena

(Jn 20,1-18)



9Resucitado Jesús la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. 10Ella fue quien lo anunció a los que habían vivido con El, que estaban sumidos en la tristeza y el llanto; 11pero oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron.
Aparición a los discípulos

(Lc 24,12-31)



12Después de esto se mostró en otra forma a dos de ellos que iban de camino y se dirigían al campo. 13Estos, vueltos, dieron la noticia a los demás; ni aun a éstos creyeron.
Aparición a los once

14Al fin se manifestó a los once, estando recostados a la mesa, y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por cuanto no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre los muertos. 15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. 16E1 que creyere y fuere bautizado se salvara, mas el que no creyere se condenará. 17A los que creyeren les acompañarán estas señales: en mi nombre echarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, 18tomarán en las manos las serpientes, y si bebieren ponzoña, no les dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.
Fin del evangelio

19El Seor Jesús, después de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos y está sentado a la diestra de Dios. 20 Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos el Señor y confirmando su palabra con las señales consiguientes.

EVANGELIO DE SAN LUCAS
PRIMERA PARTE
Infancia De Jesús

(1-2)
Prólogo



1 1Puesto que ya muchos han intentado escribir la historia de lo sucedido entre nosotros, 2según que nos ha sido transmitida por los que, desde el principio, fueron testigos oculares y ministros de la palabra, 3me ha parecido también a mí, después de informarme exactamente de todo desde los orígenes, escribirte ordenadamente, óptimo Teófilo, 4para que conozcas la firmeza de la doctrina que has recibido.
Anunciación del Precursor

5Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, cuya mujer, de la descendencia de Arón, se llamaba Isabel. 6Eran ambos justos en la presencia de Dios, e irreprensibles caminaban en los preceptos y observancias del Señor. 7No tenían hijos, pues Isabel era estéril y los dos ya avanzados en edad.

8Sucedió, pues, que ejerciendo él sus funciones sacerdotales delante de Dios según el orden de su turno, 9conforme al uso del servicio divino, le tocó entrar en el santuario del Señor para ofrecerle el incienso, 10y toda la muchedumbre del pueblo estaba orando fuera durante la hora de la oblación del incienso. 11Apareciósele un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. 12Al verle se turbó Zacarías y el temor se apoderó de él. 13Díjole el ángel: «No temas, Zacarías, porque tu plegaria ha sido escuchada, e Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Juan. 14Será para ti gozo y regocijo, y todos se alegrarán en su nacimiento, 15porque será grande en la presencia del Señor. No beberá vino ni licores y desde el seno de su madre será lleno del Espíritu Santo; 16y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor su Dios, 17y caminará delante del Señor en el espíritu y el poder de Elías para reducir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes, a los sentimientos de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».

18Dijo Zacarías al ángel: ¿Y qué señal tendré de esto? Porque yo soy ya viejo, y mi mujer muy avanzada en edad. 19El ángel le contestó diciendo: «Yo soy Gabriel, que asisto ante Dios y he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena nueva. 20He aquí que tú estarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto se cumpla, por cuanto no has creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo».

21El pueblo esperaba a Zacarías y se maravillaba de que se retardase en el templo. 22Cuando salió no podía hablar, por donde conocieron que había tenido alguna visión en el templo. El les hacía señas, pues se había quedado mudo, 23Cumplidos los días de su servicio, volvióse a casa. 24Y después de algunos días concibió Isabel, su mujer, que se ocultó durante cinco meses, diciendo: 25He aquí lo que ha hecho conmigo el Señor, acordando quitar mi oprobio entre los hombres.
La anunciación de Jesús

26En el mes sexto fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David: el nombre de la virgen era María. 28Entrando a ella, le dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. 29Ella se turbó al oír estas palabras y discurría qué podría significar aquella salutación. 30El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, 31y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32El será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, 33y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin.

34Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no Conozco Varón? 35El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. 36E Isabel, tu parienta, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el mes sexto de la que era estéril, 37porque nada hay imposible para Dios. 38Dijo María: He aquí a la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y se fue de ella el ángel.
La visitación de Isabel

39En aquellos días se puso María en camino y con presteza fue a la montaña, a una ciudad de Judá, 40y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41Así que oyó Isabel el saludo de María, exultó el niño en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo, 42y clamó con fuerte voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! 43¿De donde a mi que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque así que sonó la voz de su salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno. 45Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte del Señor. 46Dijo María:

Mi alma magnifica al Señor



47y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador,

48porque ha mirado la humildad de su sierva;

por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada,



49porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso,

cuyo nombre es santo.



50Su misericordia se derrama de generación en generación

sobre los que le temen.



51Desplegó el poder de su brazo

y dispersó a los que se engreían con los pensamientos de su corazón.



52Derribó a los potentados de sus tronos

y ensalzó a los humildes.



53A los hambrientos los llenó de bienes,

y a los ricos los despidió vacíos.



54Acogió a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia.



55Según lo que había prometido a nuestros padres,

a Abraham y a su descendencia para siempre.



56María permaneció con ella como unos tres meses y se volvió a su casa.
Nacimiento del Bautista

57Le llegó a Isabel el tiempo de dar a luz, y parió un hijo. 58Oyendo sus vecinos y parientes que el Señor le había mostrado la grandeza de su misericordia, se congratulaban con ella. 59Al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarle con el nombre de su padre, Zacarías. 60Pero la madre tomó la palabra y dijo: No, se llamará Juan. 61Le decían: ¡Si no hay ninguno en tu parentela que se llame con ese nombre! 62Entonces preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamase; 63y pidiendo unas tablillas escribió: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64Y abrió al instante su boca y hablaba bendiciendo a Dios.

65Se apoderó el temor de todos los vecinos, y en toda la montaña de Judea se contaban todas estas cosas, 66y cuantos las oían, pensativos, se decían: ¿Qué vendrá a ser este niño? Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. 67Zacarías, su padre, se llenó del Espíritu Santo y profetizó diciendo:

68Bendito el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo

69y levantó en favor nuestro un cuerno de salvación

en la casa de David, su siervo,



70como había prometido por la boca de

sus santos profetas desde antiguo,



71salvándonos de nuestros enemigos

y del poder de todos los que nos aborrecen,



72para hacer misericordia con nuestros padres

y acordarse de su alianza santa,



73el juramento que juró a Abraham nuestro padre damos,

74para que, sin temor, libres del poder de los enemigos,

le sirvamos 75en santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

76Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo,

pues tú irás delante del Señor,

para preparar sus caminos,

77 para dar la ciencia de la salud a su pueblo,

con la remisión de sus pecados,



78por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,

en las cuales nos visitará naciendo de lo alto,



79para iluminar a los que están sentados

en tinieblas y sombras de muerte,

para enderezar nuestros pies

por el camino de la paz.



80El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y moraba en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
Nacimiento de Jesús

2 1Aconteció, pues, en los días aquellos que salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo. 2Fue este empadronamiento primero que el del gobernador de Siria Cirino. 3E iban todos a empadronarse, cada uno en su ciudad. 4 José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, 5para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. 6Estando allí se cumplieron los días de su parto, 7y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón.

8Había en la región unos pastores que moraban en el campo y estaban velando las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9Se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz, y quedaron sobrecogidos de temor. 10Díjoles el ángel: No temáis, os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo: 11Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo Señor, en la ciudad de David. 12Esto tendréis por señal: encontraréis al Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. 13Al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: 14«Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad».

15Así que los ángeles se fueron al cielo, se dijeron los pastores unos a otros: Vamos a Belén a ver esto que el Señor nos ha anunciado. 16Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un pesebre, 17y viéndole, contaron lo que se les había dicho acerca del Niño. 18Y cuantos los oían se maravillaban de lo que les decían los pastores. 19María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón. 20Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho.
Circuncisión del Niño

21Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús, impuesto por el ángel antes de ser concebido en el seno.
La presentación en el templo

22Así que se cumplieron los días de la purificación, conforme a la Ley de Moisés, le llevaron a Jerusalén para presentarle al Señor, 23según está escrito en la Ley del Señor que «todo varón primogénito sea consagrado al Señor», 24y para ofrecer en sacrificio, según lo prescrito en la Ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones.

25Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. 26Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor. 27Movido del Espíritu Santo, vino al templo, y al entrar los padres con el niño Jesús para cumplir lo que prescribe la Ley sobre El, 28Simeón le torno en sus brazos y, bendiciendo a Dios, dijo:

29Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a tu siervo

en paz, según tu palabra;



30porque han visto mis ojos tu salud,

31la que has preparado ante la faz de todos los pueblos;

32luz para iluminación de las gentes y gloría de tu pueblo, Israel.

33Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de El. 34Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel y para blanco de contradicción; 35y una espada atravesará tu alma para que se descubren los pensamientos de muchos corazones.

36Había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, muy avanzada en años; casada en los días de su adolescencia, vivió siete años con su marido, 37y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones noche y día.

38Como viniese en aquella misma hora, alabó también a Dios y hablaba de El a cuantos esperaban la redención de Jerusalén. 39Cumplidas todas las cosas según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a la ciudad de Nazaret.
El niño Jesús en el templo

40El Niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en El. 41Sus padres iban cada año a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. 42Cuando era ya de doce años, al subir sus padres, según el rito festivo, 43y volverse ellos, acabados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo echasen de ver. 44Pensando que estaba en la caravana, anduvieron camino de un día. Buscáronle entre parientes y conocidos, 45y al no hallarle, se volvieron a Jerusalén en busca suya. 46Al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. 47Cuantos le oían quedaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas.

48Cuando sus padres le vieron, se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote. 49Y El les dijo; ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre? 50Ellos no entendieron lo que les decía. 51Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre conservaba todo esto en su corazón. 52Jesús crecía en sabiduría y edad y gracia ante Dios y ante los hombres.

SEGUNDA PARTE
Predicación De Jesús En Galilea

(3,1-9,50)


Presentación de Juan a Israel

(Mt 3,1-6; Mc 1,1-6)



3 1El año quintodécimo del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, tetrarca de Galilea Herodes, y Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de la Traconítide, y Lisania, tetrarca de Abilene, 2bajo el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto, 3y vino por toda la región del Jordán predicando el bautismo de penitencia en remisión de los pecados, 4según está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

Voz del que grita en el desierto:

Preparad el camino del Señor,

enderezad sus sendas.



5Todo barranco será rellenado,

y todo monte y collado allanado,

y los caminos tortuosos rectificados,

y los ásperos igualados.



6Y toda carne verá la salud de Dios.
Predicación del Bautista

(Mt 3,7-10; Mc 1,7-8)



7Decía, pues, a las muchedumbres que venían para ser bautizadas por él: Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que llega? 8Haced, pues, dignos frutos de penitencia y no andéis diciéndoos: Tenemos por padre a Abraham. Porque yo os digo que puede Dios sacar de estas piedras hijos a Abraham. 9Ya el hacha está puesta a la raíz del árbol; todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

10Las muchedumbres le preguntaban: Pues ¿qué hemos de hacer? 11El respondía: El que tiene dos túnicas, dé una al que no la tiene, y el que tiene alimentos haga lo mismo. 12Vinieron también publicanos a bautizarse y le decían: Maestro, ¿qué hemos de hacer? 13Y les contestaba: No exigir nada fuera de lo que está tasado.

14Le preguntaban también los soldados: Y nosotros, ¿qué hemos de hacer? Y les respondía: No hagáis extorsión a nadie ni denunciéis falsamente y contentaos con vuestra soldada.

15Hallándose el pueblo en ansiosa expectación y pensando todos entre sí de Juan si sería él el Mesías, 16Juan respondió a todos, diciendo: Yo os bautizo en agua, pero llegando está otro más fuerte que yo, a quien no soy digno de soltarle la correa de las sandalias; El os bautizará en el Espíritu Santo y en fuego. 17En su mano tiene el bieldo para bieldar la era y almacenar el trigo en su granero, mientras la paja la quemará con fuego inextinguible.
Prisión de Juan

(Mt 14,3; Mc 1,14; 6,17)



18Muchas veces, haciendo otras exhortaciones, evangelizaba al pueblo. 19Pero el tetrarca Herodes, reprendido por él a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y por todas las maldades que cometía, 20añadió ésta a todas las otras, encarcelando a Juan.
Bautismo de Jesús,

(Mt 3,13-17; Mc 1,8-11)



21Aconteció, pues, cuando todo el pueblo se bautizaba, que bautizado Jesús y orando, se abrió el cielo, 22y descendió el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma, sobre El, y se dejó oír del cielo una voz: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».
Genealogía de Jesús

(Mt 1,1-17)



23Jesús, al empezar, tenía unos treinta años, y era, según se creía, hijo de José, hijo de Heli, 24hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melquí, hijo de Janai, hijo de José, 25hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahúm, hijo de Esli, hijo de Nagai, 26hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semein, hijo de Josec, hijo de Joda, 27hijo de Joanan, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, 28hijo de Melqui, hijo de Addi, hijo de Cosam, hijo de Elmadam, hijo de Er, 29hijo de Jesús, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, hijo de Leví, 30hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonam, hijo de Eliaquim; 31hijo dé Melca, hijo de Menna, hijo de Mattata, hijo de Natam, hijo de David, 32hijo de Jesé, hijo de Jobed, hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de Naassón, 13hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arni, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, 34hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, 35hijo de Seruc, hijo de Ragau, hijo de Falec, hijo de Eber, hijo de Sala, 36hijo de Cainan, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, 37 hijo de Matusalá, hijo de Enoc, hijo de Jaret, hijo de Maleleel, hijo de Cainan, 38hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adam, hijo de Dios.
La tentación en el desierto

(Mt 4,1-11; Mc 1,12-13)



4 1Jesús, lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2y tentado allí por el diablo durante cuarenta días. No comió nada en aquellos días, y pasados, tuvo hambre. 3Díjole el diablo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan, 4Jesús le respondió: «No de sólo pan vive el hombre».

5Llevándole a una altura le mostró desde allí, en un instante, todos los reinos del mundo, 6y le dijo el diablo: Todo este poder y su gloria te daré, pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy; 7Si, pues, te postras delante de mí, todo será tuyo. 8Jesús, respondiendo, le dijo: Escrito está: «Al Señor tu Dios adorarás y a El solo servirás». 9Le condujo luego a Jerusalén y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10porque escrito está: «A sus ángeles ha mandado sobre ti que te guarden 11y te tomen, en las manos para que no tropiece tu pie contra las piedras». 12Respondiendo, díjole Jesús: Dicho está: «No tentarás, al Señor tu Dios». 13Acabado todo género de tentaciones, el diablo se retiró de El hasta el tiempo determinado.
Vuelta de Jesús a Galilea

(Mt 4,12-17; Mc 1,14-15)



14Jesús, impulsado por el Espíritu, se volvió a Galilea. Su fama corrió por toda la región; 15enseñaba en las sinagoga, siendo celebrado por todos.
Jesús en Nazaret

(Mt 13,53-58; Mc 6,1-6)



16Vino a Nazaret, donde se había criado, y, según costumbre, entró el día de sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. 17Le entregaron un libro del profeta Isaías, y desenrollándolo, dio con el pasaje donde está escrito:

18«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, 19para anunciar un año de gracia del Señor».

20Y enrollando el libro, se lo devolvió al servidor y se sentó. Los ojos de cuantos había en la sinagoga estaban fijos en El. 21Comenzó a decirles: Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír. 22Todos le aprobaban, y maravillados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca, decían: ¿No es éste el hijo de José? 23El les dijo: Seguro que me diréis este proverbio: Médico, cúrate a ti mismo; todo cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaúm, hazlo aquí en tu patria. 24El les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. 25Pero en verdad os digo también que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambre en toda la tierra, 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Elíseo, y ninguno de ellos fue limpiado sino el sirio Naamán.

28Al Oír esto se llenaron de cólera cuantos estaban en la sinagoga, 29y levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a la cima del monte sobre el cual está edificada su ciudad, para precipitarle de allí; 30pero, El, atravesando por medio de ellos, se fue.
En la sinagoga de Cafarnaúm

(Mc 1,21-28)



31Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba los días de sábado, 32y se maravillaban de su doctrina, por que su palabra iba acompañada de autoridad. 33Había en la sinagoga un hombre poseído del espíritu de un demonio impuro que gritaba a grandes voces: 34¡Ah! ¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Bien sé quién eres, el Santo de Dios. 35Jesús le ordenó diciendo: Cállate y sal de él. El demonio, arrojando al poseso en medio, salió de él sin hacerle daño. 36Quedaron todos pasmados, y mutuamente se hablaban diciendo: ¿Que palabra es ésta, que con autoridad y poder impera a los espíritus y salen? 37Por todos los lugares de la comarca se divulgó su fama.
Curación de la suegra de Pedro

(M1 8,14-15; Mc 1,29-31)



38Saliendo de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con una gran calentura, y le rogaron por ella. 39Acercándosele, mandó a la fiebre, y la fiebre la dejó. Al instante se levantó y les servía.
Nuevas curaciones

(Mt 8,16-17; Mc 1,32-34)



40Puesto el sol, todos cuantos tenían enfermos de cualquier enfermedad los llevaban a El, y El, imponiendo a cada uno las manos, los curaba. 41Los demonios salían también de muchos gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero El los reprendía y no los dejaba hablar, porque conocían que era El el Mesías.
Jesús sale de Cafarnaúm

(Mt 1,35-38; Mc 4,23)



42Llegado el día, salió y se fue a un lugar desierto: las muchedumbres le buscaban, y viniendo hasta El, le retenían para que no se partiese de ellos. 43Pero El les dijo: Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades, porque para esto he sido enviado. 44E iba predicando por las sinagogas de Judea.
La pesca milagrosa

(Mt 4,18-22; Mc 1,16-2o)


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