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Manejo participativo Establecimiento y fortalecimiento de la participación de las comunidades


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Autores y dirección


Lic. Elena Chavarría Correa

Capítulo Sonora, Pronatura, A.C.

Bahía de Bacochibampo s/n

C.P. 85450

Guaymas, Sonora, México

Tel / Fax: +52 662 1 1505

Correo electrónico: elena@campus.gym.itesm.mx


Dr. Carlos Valdés Casillas

Centro de Conservación para el Aprovechamiento de Recursos Naturales

Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Guaymas

Bahía de Bacochibampo s/n

C.P. 85450

Guaymas, Sonora, México

Tel: +52 662 1 0364 / Fax: +52 662 1 0243

Correo electrónico: cvaldes@campus.gym.itesm.mx


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17. México


Área del estudio de caso: Sian Ka’an, Quintana Roo (Península de Yucatán)

Tipos de humedal: Arrecifes de coral, humedales costeros, bosques tropicales

Interesados directos: Agricultores indígenas de subsistencia, pescadores, operadores turísticos, organismos gubernamentales, institutos locales de investigación, ONG conservacionistas internacionales

Cuestiones de conservación: Deforestación, expansión de las tierras de pastoreo, desarrollo del turismo
La Reserva de Biosfera de Sian Ka’an es un bajo costero calizo de 628.000 hectáreas situado a mitad de camino entre Belice y Cancún sobre la costa oriental de la península de Yucatán. Se trata de una región donde la tierra y el mar confluyen en un complicado sistema hidrológico. Hay extensos rodales de manglares, arroyos, marismas y pantanos a una distancia de hasta 40 kilómetros de la costa. En el litoral hay lagunas salobres y enormes bahías poco profundas de salinidad variable que alojan prados de pastos marinos, jalonados de isletas y cayos poblados de mangles. El sistema costero y de humedales está protegido de la energía del Mar del Caribe por una barrera de arrecifes de coral situado frente a la costa. Este arrecife rico en especies forma parte de la segunda barrera de coral más extensa del mundo; su crecimiento depende de la transparencia del agua y es muy sensible a las aguas cargadas de sedimentos procedentes de la erosión tierra adentro. Las marismas y los manglares costeros pueden ser invadidos por el mar en casos de tormentas tropicales y sobre todo de huracanes (uno cada ocho años por término medio en el último siglo). Así, el arrecife da protección a las costas, prados de pastos marinos y manglares, en tanto que estos últimos evitan la erosión y por ende la degradación del coral. En el sistema abundan las especies marinas y de agua salobre, la mayor parte de las cuales hallan hábitat aptos para la reproducción y la alimentación en el área, incluidas muchas especies objeto de pesca comercial, en particular la langosta común (Panulirus argus).
En la época precolombina esta zona costera y los bosques adyacentes estuvieron escasamente poblados por los maya. Los maya fueron los únicos que consiguieron desarrollar una agricultura migratoria autosostenida en estos frágiles suelos calizos, complementada por prácticas de recolección en los bosques y humedales vecinos, lo que algunas comunidades practican hasta el día de hoy. Hacia mediados del decenio de 1970, las empresas madereras empezaron a aproximarse a la costa abriendo caminos de acceso, dejando las áreas deforestadas expuestas a la quema y recuperación por criadores de ganado bovino. En estos suelos pobres y pedregosos cada bovino necesita una superficie de más de 30 hectáreas. También se recurrió a la quema de forma generalizada para desbrozar las tierras tras la sucesión secundaria, así como para habilitar nuevas áreas; la mayor parte de las zonas no anegadas fueron transformadas sin demora. Todas las zonas costeras, así como los bosques adyacentes pertenecían todavía al Estado federal. Sin embargo, la ley prescribía que todo aquel que desbrozara y cercara tierras se convertía en propietario de las mismas, lo que sirvió de incentivo adicional para talar bosques. Al mismo tiempo, más del 90% de la vegetación de las dunas costeras había sido sustituida por cocoteros; más de 100 pescadores se habían asentado en el área y muchos más acudían a ella estacionalmente de otros países para pescar en los arrecifes y las bahías.
Para 1980 el desarrollo no planificado, basado sobre todo en la silvicultura, el turismo y la cría de ganado bovino, estaba haciendo aumentar la población del estado de Quintana Roo en un 17% al año. La deforestación procedía a una tasa anual del 6% y la caza y la quema se habían generalizado. Como en la mayor parte de las áreas tropicales de América Latina, a la sazón la deforestación contaba con el respaldo del Estado y los bancos ofrecían créditos para introducir la ganadería prácticamente en todas partes. El rápido crecimiento de la industria turística dependía de aguas subterráneas escasas, lo que provocó la salinización de los pozos costeros. Los operadores turísticos también recuperaron dunas y desecaron manglares, en tanto que la llegada incontrolada de visitantes a las frágiles comunidades de coral aniquiló grandes segmentos del arrecife. En algunos lugares los humedales se emplearon como vertederos de aguas residuales.
A principios del decenio de 1980 una evaluación ecológica y forestal demostró que la rápida explotación de los recursos naturales y la fragilidad del ecosistema calizo estaban impulsando una degradación rápida e irreversible del mismo. En conjunto, las recomendaciones de las evaluaciones apuntaron al desarrollo y fomento de actividades económicas sostenibles, a la conservación de las funciones naturales de los ecosistemas calizos y a la protección urgente de muestras representativas de todos los tipos de hábitat y de biodiversidad. Se trata de recomendaciones ambiciosas para una extensión de tierra escasamente poblada del tamaño de Costa Rica. Los objetivos específicos comprendieron:
1. la ordenación del uso de la tierra teniendo en cuenta: (a) la capacidad de los suelos y recursos naturales; (b) criterios ecológicos (protección del agua y de la biodiversidad); y (c) las prioridades y capacidades socioculturales;

2. la sustitución de la explotación comercial de la madera por una silvicultura sostenible de base comunitaria;

3. la protección de los manglares y arrecifes como medio de proteger la costa contra la erosión, sustentando de esa manera la pesca, la vida silvestre y el turismo;

4. la conservación de muestras representativas de ecosistemas funcionales y de la biodiversidad que contienen;

5. la promoción de actividades económicas sostenibles basadas en tecnologías tradicionales, así como en nuevas tecnologías apropiadas;

6. la construcción de sistemas de alcantarillado en los centros urbanos y fuentes alternativas de abastecimiento de agua para poner coto a la degradación de los acuíferos costeros.


El gobierno del estado, a la sazón presidido por un gobernador comprometido, Joaquín Coldwell, acordó llevar adelante las principales acciones a corto plazo: poner fin a las concesiones madereras para empresas privadas, el establecimiento de un programa de silvicultura comunitaria con los ejidos locales (sistema mexicano de tenencia comunal de la tierra) y el establecimiento de una reserva de biosfera. Se argumentó que una reserva de biosfera podría promover la cooperación de científicos y atraer a organismos extranjeros a una zona muy marginal y que un plan alternativo para manejar los bosques podría elevar la capacidad de desarrollo de las comunidades maya, generar empleos sostenibles y ayudar a conservar los últimos bosques. Sobre la base de los estudios efectuados en 1982-1983, Sian Ka’an fue elegido como sitio para una Reserva de Biosfera. En 1984 el gobierno inició un proceso de formulación de un plan de manejo con la participación de las comunidades locales. Las principales instituciones de los gobiernos estatal y federal partícipes crearon un comité directivo al que se le encargó la tarea operativa técnica de coordinar la labor sobre el terreno. Se estableció también un consejo local integrado por representantes de los pescadores, cultivadores de cocoteros, ganaderos, campesinos, científicos, las municipalidades y del comité directivo. Este consejo ha venido celebrando reuniones quincenales desde 1984. Para garantizar unas decisiones científicamente fundadas, el centro estatal de investigaciones y la Universidad Autónoma de México establecieron proyectos de investigación biológica y ecológica.
En las etapas iniciales del establecimiento de la reserva se pidió a los beneficiarios de concesiones forestales y a los ganaderos que abandonaran el área gradualmente, los pescadores se organizaron para controlar sus caladeros, se pusieron en marcha actividades educativas y de concienciación y las principales carreteras de acceso al área se sometieron a control. Simultáneamente, un plan de zonificación se redactó y debatió con los grupos de usuarios y se propusieron reglamentaciones para cada una de las zonas. El plan de manejo fue redactado, debatido, examinado y en definitiva aprobado por el Gobierno del estado en 1986. Las zonas comprendieron:


  • zonas de usos múltiples, que son áreas interiores dedicadas a la agricultura, incluido el cultivo de cocoteros y el turismo en pequeña escala;

  • zonas de recogida, que en el interior se refieren a los usos tradicionales que no perturban la estructura del bosque (v. gr., ausencia de tala) y en las zonas costeras a zonas de pesca controladas por cooperativas de pescadores;

  • zonas centrales donde la biodiversidad está sometida a una protección estricta y que en la costa comprenden áreas de cría y reproducción, cayos de manglares y arrecifes de coral.

Se propusieron reglamentaciones especiales para cada zona, que incluyeron el control de la construcción de carreteras y viviendas, el transporte, el recurso a la quema, la contaminación, la investigación, los visitantes, las prácticas de manejo y el uso de todos los recursos naturales.


Poco después de su puesta en marcha el proyecto despertó la atención de ONG conservacionistas como el WWF-US y Conservation International. Por recomendación suya, en 1986 se estableció una ONG local (Amigos de Sian Ka'an,) a fin de elaborar y promover proyectos de campo participativos, campañas de educación y concienciación y de participación ciudadana en la conservación del área. Personas influyentes de Quintana Roo y del Distrito Federal accedieron a ser miembros fundadores juntamente con propietarios de tierras y conservacionistas locales. Amigos de Sian Ka'an ha promovido proyectos de investigación y desarrollo participativos con las comunidades locales dentro de la reserva (horticultura, manejo de langostas, diversificación de la pesca, manejo de plantas silvestres útiles y ecoturismo) y en los ejidos adyacentes (mejoramiento de las técnicas agropecuarias, manejo de la vida silvestre, cría de cocodrilos en granjas). Los maya poseen detallados conocimientos tradicionales de su ecosistema. Su derecho a recolectar y cazar en el medio silvestre con fines de subsistencia fue reconocido por el plan de zonificación. Las comunidades confiaban en que, tras la concesión de derechos de uso en las áreas de uso múltiple, se ofrecerían modalidades alternativas de desarrollo económico. Éstas se basaron en el uso sostenible de los recursos locales y el aprovechamiento de los conocimientos ecológicos locales.
Simultáneamente con el establecimiento de la reserva de biosfera y de su plan de manejo, se puso en marcha el programa forestal con los ejidos. Esto coincidió con la expiración de una concesión de 25 años a favor de una empresa forestal en el área. La población local se organizó como núcleo decisor de los ejidos, identificó las áreas donde debían llevarse a cabo actividades silvícolas permanentes (100.000 hectáreas) y definió técnicas de manejo, en tanto que al Servicio Forestal del gobierno se le pidió que sustituyera su función de control y vigilancia por uno de asistencia técnica. Los primeros 10 ejidos crearon una Sociedad de Productores Forestales para producir y comercializar la madera. La caoba, Swietenia macrophylla, había sido sobreexplotada por las empresas silvícolas, de forma que en un primer momento los lugareños redujeron su explotación en un 50%, al tiempo que se concentraron en un porcentaje cada vez mayor de especies de frondosas comunes hasta entonces no comercializadas. Se fijaron ciclos de rotación de 25 años. En comparación con lo que los afiliados a la Sociedad habían ganado hasta entonces como trabajadores de la empresa forestal, el primer año sus ingresos se multiplicaron por un factor de 19. En vista de estos resultados alentadores, en 1985 otros 16 ejidos del área maya se incorporaron al programa forestal, añadiendo 150.000 hectáreas más al proyecto silvícola piloto.
Para que el manejo participativo tuviera éxito, era necesario encarar y resolver las cuestiones de tenencia de la tierra. Desde la revolución mexicana las tierras de los ejidos pertenecen a las comunidades. Sin embargo, las tierras de la reserva pertenecían al Estado federal y a los habitantes locales, cuyo acceso a ellas se podía considerar ilícito, les preocupaba el futuro de sus derechos sobre la tierra. Los conservacionistas reconocieron que los lugareños necesitaban algún tipo de incentivo para utilizar los recursos de la Reserva de forma sostenible y por ende el consejo propuso unas concesiones de parcelas agrícolas a 90 años. Las concesiones están sujetas a las reglamentaciones de la Reserva y pueden ser revocadas. Este concepto se aplicó también al mar mediante un experimento sin precedentes. Los pescadores dividieron los caladeros de langostas de dos bahías en campos; en la bahía de Ascensión se trazaron 110 campos para otros tantos miembros de la cooperativa. En sentido estricto, esta modalidad no puede ser legalizada, pero ya era una estructura tradicional de manejo en Sian Ka’an. Cada pescador cuida su “campo”, esforzándose por mejorar el hábitat de la langosta en él; la conservación está prácticamente garantizada y la cooperativa vigila de cerca a los pescadores furtivos y o foráneos. Esto contrasta con las zonas de pesca en otras partes de México, donde los recursos los reclaman los primeros en llegar, a menudo quienes cuentan con mejor equipo de pesca.
En vista del éxito de estas iniciativas, se plantea la necesidad de contar con un apoyo político continuo. El concepto de manejo participativo ha sido aceptado por el gobierno e internalizado por las comunidades. No hubo necesidad alguna de crear instituciones nuevas y sólo hizo falta coordinar a las existentes. La mayor parte de la acción sobre el terreno de ambas iniciativas sigue estando en manos no gubernamentales, lo que debería garantizar la continuidad. La capacidad local – en términos de organización de la comunidad, producción sostenible, asistencia técnica, administración financiera y comercialización de productos – ha aumentado muchísimo. La independencia prácticamente total de estos programas de la financiación externa contribuye fuertemente a su sostenibilidad.
Quizá la amenaza más grave que aún afecta a las zonas costeras que quedan es la posible presión económica de la industria turística que tanto se ha desarrollado en el resto del estado. La sostenibilidad ambiental sigue siendo la cuestión más importante. La diversidad y la funcionalidad del ecosistema están protegidas en el plano local, pero también es necesario encarar la respuesta a largo plazo de algunos recursos naturales a los cambios ecológicos globales y a los índices actuales de extracción.
Autor y dirección

Dr. Arturo López Ornat

Director Técnico, Programa Araucaria

Pangea Consultores, S.L.

C/ Hilarión Eslava, 38, 5º Centro Dcha.

28015 Madrid, España

Tel: +91 544 38 48 / Fax: +91 544 15 91

Correo electrónico: pangea@nauta.es


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18. Papua Nueva Guinea
Área del estudio de caso: Región del Transfly, comprendido el Área de Manejo de Vida Silvestre de Tonda

Tipos de humedal: Lechos por debajo de la línea de bajamar, arrecifes de coral, playas de arena

Interesados directos: Usuarios de tierras con títulos consuetudinarios, organismo gubernamental, ONG conservacionista internacional

Cuestiones de conservación: Especies invasoras, lucha contra los incendios, explotación forestal, minería y efluentes industriales
El Área de Manejo de Vida Silvestre de Tonda, situada en el extremo meridional de Papua Nueva Guinea (PNG), sobre la frontera con Indonesia, es la mayor y más antigua área de conservación del país y uno de sus dos únicos sitios Ramsar. Nueva Guinea, la más extensa isla tropical del mundo, no suele asociarse a los bosques de sabana, pero esta isla pletórica de bosques tropicales cuenta también, en su costa meridional, con una franja de importantes sabanas monsónicas. Entre el Río Merauke en la provincia indonesia de Irian Jaya y la desembocadura del Río Fly en Papua Nueva Guinea hay una extensa zona de bosques de acacia abiertos, pastizales y pantanos poblados de Melaleuca. Las sabanas de la costa meridional de Nueva Guinea se extienden de ambos lados de la frontera entre PNG e Indonesia y tienen una superficie de aproximadamente 2,5 millones de hectáreas. A diferencia del resto de PNG, cuya superficie es accidentada, la plataforma del Fly (o región del ‘Transfly’, como se la conoce localmente), es excepcionalmente plana y alcanza una elevación máxima de 46 metros.
En esta región ecológica, la más seca de Nueva Guinea, la precipitación alcanza de 1.500 a 2.000 mm por año, pese a lo cual contiene los más extensos y variados humedales del Pacífico asiático, la mayor parte de ellos en muy buen estado y en ellos hay un rico mosaico de tipos de vegetación. Abundan los pastizales y los bosques, con predominio de especies de Acacia y Melaleuca. Éstos se entremezclan con manglares, bosques de litoral, bosques monsónicos, bosques tropicales húmedos en galería, bosques palustres y comunidades herbáceas. La variedad y el endemismo de sus mamíferos no es menos elevada.
En la actualidad, la principal amenaza son las especies invasoras introducidas a partir de principios del siglo XX. Hay muchos ciervos rusa (Cervus timorensis), perros salvajes están reduciendo las poblaciones autóctonas de marsupiales y las percas Anabas testudineus, de reciente introducción, despiertan inquietud conforme se van introduciendo en los sistemas fluviales de PNG. Las malezas, comprendido el jacinto acuático (Eichhornia crassipes), que se encuentra actualmente en la región de Merauke en Indonesia y en el Río Fly en PNG, tienen efectos parecidos. El recurso a la quema por la comunidad ha aumentado recientemente y esto hace temer que esté cambiando la estructura de la vegetación. La propagación de los chaparrales de Melaleuca están arrasando con los pastizales y los incendios de matorrales se están propagando a Irian Jaya, con efectos graves. El desarrollo industrial está afectando también a esta región inaccesible. Se ha informado sobre la concentración de metales pesados procedentes de la mina de Ok Tedi, situada en la parte superior de la cuenca del Fly, en los humedales de Suki. Se ha propuesto explotar los bosques más húmedos (y no protegidos) del Río Oriomo y se han hecho algunos sondeos experimentales en busca de petróleo, con los consiguientes derrames de productos químicos.
La abrumadora mayoría de los habitantes de las sabanas de Nueva Guinea Meridional son oriundos de la región y viven en aldeas o caseríos levantados sobre tierras ancestrales. Unas 12.000 personas viven en el Transfly, lo que hace de ella la región menos densamente poblada de PNG (0.6 personas por kilómetro cuadrado en promedio), aunque destaca por su extraordinaria riqueza cultural. En los 300 kilómetros de litoral se hablan no menos de 14 idiomas diferentes y más de 25 dialectos, cada uno de los cuales representa un grupo cultural diferente.
La mayor parte de los habitantes del Transfly son sobre todo agricultores de subsistencia y su economía descansa en el cultivo de boniatos y la caza. Debido al carácter remoto del área, a la precipitación escasa y a la pobreza de los suelos, el desarrollo industrial es prácticamente nulo. Los ingresos monetarios son muy bajos y hay muy pocas posibilidades de conseguirlos. Los servicios gubernamentales son muy pocos y las condiciones sanitarias deficientes. La actividad turística, que gira en torno a un albergue de cazadores a orillas del Río Bensbach, es escasa, pero sostenida y brinda diversas oportunidades. Las comunidades locales tienen sumo interés en aumentar el comercio de productos de especies silvestres y forestales (carne de venado, pieles de cocodrilo, nueces de cera, saratoga, etc.) con los turistas y en los mercados de Daru y más allá de la frontera. El comercio transfronterizo está aumentando.
En PNG la Constitución del Estado moderno garantiza el derecho consuetudinario de las comunidades a la propiedad de sus tierras y sus recursos (exceptuados, quizá, los minerales). Otrora colonia de Australia, PNG se independizó en 1975. Hoy, el 97% de su territorio está bajo control de comunidades indígenas. Como resultado de esto, las principales decisiones sobre actividades de desarrollo que afectan a los recursos de la comunidad deben adoptarse con la participación y el consentimiento de las comunidades propietarias de las tierras.
Hasta ahora la experiencia práctica ha demostrado que para que las actividades de conservación y desarrollo perduren y sean adoptadas en otros sitios, han de ser impulsadas por las propias comunidades o descansar en asociaciones genuinas entre las comunidades y organismos externos. Además, requiere que toda actividad se lleve a cabo en plena armonía con los métodos y las instituciones de las comunidades de PNG. Esto significa que es preciso negociar y aplicar acuerdos con los clanes. Son frecuentes los casos de superposición o incompatibilidad entre los derechos de dominio sobre los recursos de un lugar determinado. Uno de los clanes suele tener derechos primarios de acceso, en tanto que otro grupo (por ejemplo, de inmigrantes recientes o vecinos) puede haber adquirido derechos de asentamiento o uso de algunos recursos. Por otra parte, la toma de decisiones tiende a basarse en una especie de consenso caracterizado por el hecho de que los titulares de derechos primarios ejercen más influencia que los de derechos secundarios, lo que también hace necesario sostener amplias consultas.
Todas estas características han planteado la necesidad de aplicar enfoques de manejo de los recursos centrados en el consentimiento local, las asociaciones de colaboración y negociaciones continuas. Por ejemplo, sólo se pueden impulsar actividades forestales con el consentimiento de los representantes de los grupos propietarios de los recursos; las actividades mineras deben llevarse a cabo por conducto de foros de desarrollo con una fuerte representación de los propietarios de las tierras; y los conceptos innovadores de “área de manejo de vida silvestre” y “área de conservación” dan cabida a un tipo de área de conservación en la que las normas de manejo las elaboran las comunidades propietarias de los recursos teniendo en cuenta las costumbres y necesidades, así como las prioridades locales en materia de conservación. Los parques nacionales han tenido poco éxito en PNG debido a lo difícil que le resulta al Estado adquirir tierras de dominio consuetudinario y a su falta de capacidad de manejarlas una vez adquiridas.
El Área de Manejo de vida Silvestre de Tonda, adyacente a la frontera con Indonesia, es la mayor y más antigua área de manejo de PNG. La finalidad del área, establecida en 1975 por la Oficina de Medio Ambiente y Conservación (OMAC) de PNG en asociación con las comunidades locales, es conservar 590.000 hectáreas de sabana, proteger a las especies silvestres de la caza excesiva y promover el desarrollo sostenible. En 1975 también se negoció y construyó un albergue de cazadores (Bensbach Lodge) a orillas del Río Bensbach. La administración del Área recae exclusivamente en un comité integrado únicamente por hombres en representación de la comunidad indígena (el Comité de Manejo de la Vida Silvestre de Tonda) con arreglo a una serie de reglamentos que éstas han contribuido a elaborar. La reglamentación inicial de 1975 ha sido reformada en por lo menos cuatro ocasiones y hoy prevé la concesión de licencias (comerciales, turísticas e individuales), restricciones al empleo de armas de fuego y a la caza en algunas zonas y limitaciones en cuanto al tamaño y el sexo de la fauna que se puede cazar. La reglamentación establece también derechos por concepto de licencias y regalías aplicadas a los animales cazados y regula la administración de los correspondientes ingresos. Las regalías correspondientes a los animales cazados las recauda el administrador del albergue de Bensbach, quien las distribuye en proporciones iguales entre el propietario de las tierras y un fondo fiduciario de desarrollo y bienestar de la zona. A los propietarios con títulos consuetudinarios se les garantiza el derecho a continuar aprovechando los recursos de forma sostenible para ganarse la vida y generar ingresos.
El albergue de turistas (administrado por un expatriado) es uno de los principales motivos para conservar el Área, sirve de modelo significativo de apoyo empresarial a la conservación y es una de las empresas turísticas de mayor éxito del país, al que no acuden muchos visitantes. En 1996/1997 el albergue acogió a 1.000 visitantes. Excluyendo al gobierno, es con mucho la principal fuente de empleo de la región, ha traído varios servicios al área (incluidas pistas de aterrizaje, un colmado y servicios de correo) y coadyuva activamente al Comité de Manejo en el desempeño de sus funciones. Pese a que los propietarios de tierras reconocen la importancia del albergue y del Área de Manejo de Vida Silvestre, se siguen declarando preocupados de que no dé cabida a accionistas locales y de que su funcionamiento promueva insuficientemente el desarrollo. En 1996 esto llevó a algunos propietarios de tierras a obstruir la pista de aterrizaje e impedir el ingreso de turistas. La situación sólo volvió a la normalidad un año más tarde tras la mediación de la OMAC, así como de funcionarios del gobierno, y el pago de una compensación por las tierras de la pista de aterrizaje.
La presencia de la OMAC ha disminuido con el tiempo. A finales del decenio de 1970 la OMAC administraba una estación de investigación y manejo en el área, pero el gobierno no ha adscrito a ningún funcionario a ella desde 1980. Por insistencia de los propietarios de tierras, que se sentían abandonados por el gobierno, la OMAC ha asignado hace poco fondos para adscribir un funcionario a Balamuk. Ha establecido también un grupo de trabajo sobre humedales que supervisará las medidas encaminadas a proteger los humedales importantes de PNG. Pese a que las comunidades están muy interesadas en que la OMAC tenga una presencia mayor en el Parque, se reconoce que a veces sus funcionarios se comportan de forma paternalista. La propia OMAC está introduciendo reformas institucionales para atender mejor a las necesidades de las comunidades propietarias de tierras, que son sus ‘clientes’ más importantes. Los funcionarios públicos locales adscritos al área se han mostrado muy dispuestos a favorecer el manejo conservacionista y han reconocido los beneficios que ha reportado, así como la protección de los derechos sobre la tierra y los recursos. En otras partes de PNG grandes empresas madereras y mineras se han aprovechado del sistema de propiedad comunal.
Si bien es mucho lo que se puede hacer aún sobre la base de las instituciones tradicionales, el manejo comunitario eficaz para la conservación y el desarrollo sostenible dista mucho de ser una realidad en el Transfly. El Comité de Manejo se reúne muy esporádicamente, no tiene claro cuál es su papel y, debido, a la falta de educación y conocimientos científicos sobre los aspectos biológicos de la conservación, le ha resultado difícil hacer cumplir las normas vigentes. En general, no se ha contado con instituciones regionales capaces de encarar los grandes problemas de manejo de los recursos, como las especies invasoras y los incendios de matorrales. Las comunidades han manifestado que necesitan que los grupos de apoyo como los comités de manejo consigan armonizar las prácticas tradicionales de manejo de los recursos con los conocimientos técnicos occidentales de manejo conservacionista. Estas cuestiones están siendo encaradas actualmente por un proyecto bioregional en el que participan la OMAC y el WWF, denominado ‘Community Land Care Project’, cuya finalidad es hacer frente al descenso de la eficacia del marco del Área de Manejo de Vida silvestre de Tonda creando capacidad de manejo conservacionista y empresas ecológicas, y afianzar su relación con la planificación del desarrollo. El proyecto reconoce que las amenazas enfrentadas por la región no se pueden erradicar del todo dentro de los límites políticos y aspira también a establecer un área de conservación transfronteriza de 1,2 millones de hectáreas que abarque el Área de Manejo de Vida Silvestre de Tonda y el Parque Nacional de Wasur de Irian Jaya (Indonesia).
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