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Las luchas campesinas


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4.3.-Aprendizaje sobre la agricultura ecológica.

4.3.1.-Condiciones de viabilidad de la propuesta.


En cuanto a la propuesta agroecológica del CIPAE todo parece indicar que la misma es el único camino para una agricultura sostenible. Es importante, sin embargo, tomar en consideración que el planteo supone remar a contracorriente de las políticas oficiales y de poderosos intereses de la industria química que se encargaron de que ganara la fuerza del sentido común la idea de que los agrotóxicos son necesarios y bien utilizados no son dañinos; por otra parte la propuesta agroecológica tiene componentes no validados plenamente y para los campesinos que no tienen recursos suficientes como para arriesgar sus cosechas --porque si pierde su producción lo pierden todo-- tienden a resistirse a propuestas riesgosas.

Por otra parte, en la experiencia campesina las prácticas cuyos resultados ya están probados tienen prioridad por sobre las propuestas con resultados solo imaginados; ciertamente en el contexto campesino la estrategia de aproximaciones sucesivas para producir un nuevo resultado resulta consistente125. Esto sugiere la necesidad de pensar la adopción de la propuesta en términos de un proceso que comienza con la adopción parcial del paquete por parte de algunos productores, para pasar en una segunda fase a una adopción de un paquete completo y por parte de una cantidad mayor de productores, que observen ya los resultados concretos de la propuesta.

La propuesta agroecológica para su viabilidad, en realidad debería incorporar otros aspectos de la vida campesina, tales como los referidos a la cultura, en la medida que las prácticas que se proponen deberían hacer parte de una cosmovisión; para comenzar es importante considerar la idea de tekoha o comunidad tal como nos indica un dirigente de la colonia "El Triunfo":

Para nosotros la comunidad o tekoha no es algo que se vende sino el espacio donde la vida se renueva y se afirma un modo de ser.

Esa conciencia va creciendo entre la gente, los hombres se organizan, las mujeres se organizan, la juventud también, pero ellos no tienen un programa diferente, ni otro proyecto diferente, sino que se organizan para poder asumir con nosotros la prosecución de este proyecto y creemos que a estas alturas estamos bien consolidados. Mucha gente de todos lados nos visitan, tanto universitarios, periodistas, autoridades, ministros, compañeros dirigentes de otros lugares, porque lamentablemente, por lo menos acá en Alto Paraná, el único caso que se proyecta es nuestro modelo. Y tenemos mucha experiencia porque tenemos en cuenta la comunidad indígena y también las colonias extranjeras.

En realidad, en la visión de nuestro entrevistado es imposible la permanencia de comunidades de campesinos criollos sin una estrategia integradora que tome en cuenta toda la complejidad de un asentamiento, incluyendo los diversos aspectos la apropiación de la tierra. La apropiación comunitaria propuesta no siempre será posible, pero sin duda facilitará la incorporación de la propuesta agroecológica como en el caso indicado; dicho en términos del entrevistado:

Los extranjeros vienen y se enriquecen acá, las más de 50 colonias extranjeras que tenemos se enriquecieron porque trajeron un sistema organizativo, un sistema productivo, y tienen un mercado y la ciencia y los medios necesarios para producir, todo eso tenemos en cuenta por un lado, y también la tenencia de las tierras, cómo la utilizan los hermanos indígenas y de allí sacamos estos dos modelos y los mezclamos para poder obtener una idea propia.

También decimos que tenemos en cuenta un país. Un país que tiene proyectos de desarrollo, su idioma, sus costumbres, sus intereses, su territorio, que tiene sus leyes y su ejército y su policía que cuidan el patrimonio de la nación; así en El Triunfo tenemos en cuenta nuestro territorio que es nuestra comunidad en su conjunto, nuestra gente, para nosotros el objetivo es el hombre y no la plata, el territorio, nuestra gente, los bienes y otros valores culturales, defendemos nuestras costumbres, entonces la comunidad prácticamente actúa como un ejército en defensa de todo eso que hace a la comunidad en su conjunto.

En este contexto parece ganar más fuerza una propuesta agroecológica, y en el caso de la colonia no plantean simplemente la oferta tecnológica referida a algunos rubros sino al sistema productivo en su conjunto que tiene tres componentes básicos: hortalizas, frutas y animales menores y lo que es más importante sin el uso de agrotóxicos126. La producción agroecológica de la comunidad tiene mercado diversificado, ya que comercializan en la feria de Ciudad del Este, en la feria de Minga Guazú y están negociando acuerdos con supermercados de la zona.

El sistema de producción considera las distintas necesidades de la vida campesina tal como nos relata el dirigente campesino de la comunidad:

Planteamos fundamentalmente tres ramas de producción: hortalizas, animales menores y frutas, y en eso nos estamos especializando. Por otro lado, se debe recuperar la identidad del campesino para tener un arraigo, para que la gente se apropie del lugar donde vive y eso no debe ser una teoría sino una práctica. Debemos sentirnos felices en el lugar donde estamos y debemos crear un ambiente propicio, que nos guste, para que podamos estar contentos. Una vez que estemos felices en nuestra tierra la vamos a mezquinar.

Entonces, por lo menos los últimos recursos que quedaron en la comunidad, las maderas, fueron utilizadas por la gente exclusivamente para construir sus casas, pero casas, no ranchos, y para eso se ayudaron unos a otros. Se podrá ver que todas las casas tienen alrededor un parque que no es solamente para proveer sombra, sino también sus frutos, sirve además para proteger del viento y del calor intenso y para que se pueda respirar aire puro.

Es importante notar que la comunidad es definida por su autonomía en relación a instancias externas para tomar decisiones que les afectan. Lo que sería la máxima expresión de una propuesta participativa explicada por el dirigente entrevistado:

Mucha gente anteriormente nos confundía con el Pueblo de Dios y nosotros decimos que esto no es un asentamiento ni una colonia, es una comunidad porque la colonia trae una filosofía de los españoles de aquel entonces, no tenían autonomía y las autoridades estaban en la ciudad: el comisario, el cura, el juez, los que tomaban las grandes decisiones estaban alejados.

Y eso se sigue usando en nuestro sistema tradicional, las colonias campesinas no tienen autonomía, no tienen autoridad propia, los que mandan son los que viven en los centros urbanos, dos o tres tipos, aunque haya 1.000 familias no tienen la más mínima autoridad en su pueblo, en su lugar. Por eso proponemos un modelo nuevo, respeto mutuo, para eso hay que tener una herramienta de poder.

Es importante notar también que la propuesta debe ser pensada para tener efectos en el mediano plazo, pero los productores asociados tienen necesidades apremiantes, lo que plantea la necesidad de definir una estrategia que contemple la necesidad de actividades con impacto rápido que acompañen a aquellas que tienen un proceso de maduración mayor. Para lograr el efecto demostración habrá que trabajar con pequeños grupos en la primera fase de la propuesta, tal como se está haciendo127.

La propuesta del CIPAE supone ciertamente infraestructura económica y social a nivel de asentamiento, y también infraestructura como la de riego a nivel de las propias parcelas familiares; en una colonia sin caminos es difícil pensar en la producción de hortalizas para el mercado.

Ya se apuntaron las restricciones impuestas por la falta de condiciones físicas para la adopción de la propuesta en términos de agua para riego (necesaria para la instalación de viveros de especies frutales y forestales), y otros equipos e implementos de tracción a sangre, así como infraestructura para el procesamiento de productos, como frutas, especies medicinales y yerba mate.


4.3.2.-Los límites de la conciencia ecológica.


Uno de los ejes de la propuesta del Programa Rural del CIPAE es la conciencia ambiental de los productores asociados; se asume que la adopción de la propuesta es inseparable del desarrollo de una conciencia ecológica madura, que permita identificar las causas de la degradación ambiental y las alternativas para revertirlas, además de la convicción de que esa recuperación es posible. Del material obtenido en trabajos de campo resulta un avance importante en esta dirección, pero debe admitirse que existen factores que condicionan en forma adversa el paso de la conciencia ecológica desarrollada a las prácticas pertinentes, y que muchas veces escapa al ámbito de acción del Programa Rural del CIPAE..

Debe apuntarse que se observa un importante avance en la reducción del fuego como método de control de malezas y ahorro de tiempo dedicado a la carpida previa a las tareas de preparación del suelo. Pequeños productores han observado en giras educativas que las coberturas con abono verde y la siembra directa pueden ser practicados en la agricultura campesina con resultados agronómicos satisfactorios, aunque no se ha evaluado suficientemente el impacto negativo del empleo de desecantes como parte del paquete de siembra directa.

Estos campesinos ya tienen la convicción formada de que vale la pena iniciar el proceso en sus fincas y algunos están interesados en establecer pequeñas parcelas de abono verde para producción de semillas. La reducción del empleo de pesticidas sintéticos es otra expresión de la maduración de la conciencia ambiental; favoreciendo acá la reconversión productiva que implicó el abandono del cultivo del algodón por parte de muchos de sus productores.

Dicho en otros términos: Independientemente de que los campesinos asociados al programa comprendan la importancia de ciertas prácticas como el rozado sin quema o la siembra directa con abono verde, es difícil pensar en una adopción plena de la propuesta sin subsidios adecuados, ya que la propuesta plantea requerimientos adicionales, tales como el uso de mano de obra en mayor medida en el caso del rozado sin quema y de las semillas para la mucuna, así como el rolo faja para aplastarlo. En estos casos no será conducente solamente comentarles a los productores que es necesario sustituir los herbicidas con otras prácticas si no se generan las condiciones físicas para su adopción plena.

En el análisis de este tópico en primer término debe tenerse presente que se trata de productores pobres, y en esa medida debería descartarse que estén en condiciones de adquirir insumos tales como los requeridos para la preparación del supermagro; esto apuntamos para la eventual replica de la experiencia, y no para marcar una insuficiencia en su gestión. En este punto es importante notar el riesgo de un falso dilema que se plantearía entre un asistencialismo que da gratuitamente cosas y deseduca y el otro planteo que exigiría el retorno de la inversión en insumos, de ser posible corporizado en un fondo rotativo. En una perspectiva diferente puede plantearse la necesidad de que los productores reciban como subsidio los insumos y que se obliguen a retornarlos con su trabajo para la recuperación de sus fincas (producción de viveros, curvas de nivel, cultivos de abono verde, etc.), tal como lo plantea el Programa Rural del CIPAE..

Diversos son los tropiezos que desalientan a los productores expuestos a propuestas agroecológicas. Uno de los técnicos del staff del Area Rural del CIPAE en su recuento nos menciona un caso:



La apertura de nuevos rozados con quema en algunos comités y los consiguientes problemas con el canal de comercialización fue una experiencia negativa, ya que la quema está prohibida en el sistema de producción agroecológica-orgánica, pero las limitaciones del entorno socioeconómico --incluyendo crédito, know how, implementos, incentivos fiscales-- no viabilizan la aplicación de otros métodos conservacionistas para la expansión del área de cultivo. El hecho de que los socios de un comité procedieran a habilitar nuevos rozados para ampliar su área de cultivo en el 2000 (....porque el empleo de parcelas para producción orgánica, hizo que faltara territorio a los cultivos tradicionales, parte de la estrategia habitual), determinó que los comercializadores los inhabilitara para participar del Plan Global de Producción Agroecológica en el subsiguiente cuatrimestre, porque la práctica de habilitar rozados con empleo de quema no se ajusta a los requisitos exigidos para un sistema de producción agroecológica, tal como se especifica en el protocolo de Producción Agroecológica.

El problema específico planteado indica la necesidad de buscar otros caminos para ese componente del paquete o proporcionar los incentivos económicos adecuados para los que utilizan prácticas conservacionistas. Esto no solo para estimularlos en la adopción sino fundamentalmente para viabilizarla en términos económicos, ya que, según reconoce el informante, el rozado sin quema requiere más fuerza de trabajo.


4.3.3.-Las modalidades organizativas adecuadas.


El Area Rural del CIPAE maneja tres modelos organizativos básicos: la comisión vecinal para realizar gestiones ligadas al acceso a la tierra, los comités y asociaciones de productores para su propuesta productiva agroecológica, y comités de mujeres; la asociación de productores es la instancia política encargada del relacionamiento, gestión de créditos y búsqueda de mercados. La experiencia indica la conveniencia de incorporar matices flexibilizando los esquemas.

Se discutió que la adopción de la propuesta agroecológica tiene requerimientos que están más allá de las posibilidades de intervenciones puntuales y de microorganizaciones; así, la necesidad de infraestructura vial ciertamente sobrepasa a la capacidad del programa y también a la de los comités de productores, y plantea la necesidad de filiaciones múltiples de los productores, que también deberían hacer parte de organizaciones más inclusivas para demandar de las instancias correspondientes la satisfacción de esas necesidades, entendiendo que algunos de los problemas pueden ser encarados a escala de pequeños grupos, como tal el caso de las actividades socioeconómicas actualmente acompañadas por el Programa Rural del CIPAE.

Debería pensarse también en distintas categorías de socios de los comités relativamente heterogéneos, ya que algunos productores son más dinámicos y adoptan la propuesta en menor tiempo que otros, más pasivos, pero que observan la experiencia y son adoptantes potenciales de la propuesta agroecológica; a estos últimos no se debería exigir mucho protagonismo, aunque podrían recibir insumos con la condición de aplicarlos a parcelas manejadas con criterios agroecológicos.

En cuanto a organización de las parcelas demostrativas, la experiencia indica que las parcelas semilleras o chacras individuales resultaron más adecuadas que las practicadas a nivel grupal; este mismo comportamiento se observó en un proyecto de gallinero comunitario, que tuvo dificultades porque los socios no querían alimentar las gallinas de todos, y preferían cuidar planteles familiares. .

La estrategia de la propuesta debe considerar la situación de grupos con poco entuasiasmo, deseducados por formas diferentes de intervención de agentes locales, que plantean la necesidad de estrategias específicas, tal como lo indica el entrevistado técnico del staff del CIPAE:

Corresponde encontrar una salida para el trabajo con grupos que se han vuelto apáticos o "mañeros" para el entender del técnico-promotor, porque se trata de una situación que afecta a muchísimos grupos y zonas en las que trabajaron o trabajan diferentes tipos de proyectos (ONGs e instituciones oficiales), y por consiguiente cualquier proyecto orientado al desarrollo local, si apunta a encontrar respuestas válidas y reproducibles o extrapolables a nivel de país, tiene que también proponerse el movilizar a dicho segmento (a menudo mayoritario) de la población rural y nacional.

El camino para lograr la participación del mencionado segmento está todavía por hacerse, pero seguramente implicará el empleo combinado-simultáneo de varios instrumentos-incentivos. Sin embargo, e independientemente de que deban de tener un carácter combinado, los esfuerzos tendrán que ineludiblemente realizarse otra vez alrededor de núcleos reducidos... los que demuestren mayor interés por modificar su situación actual.

La apatía relativa que se nota en algunos comités, tal algunos casos en la calle 3 de Noviembre de Capi'ibary, alimenta la tendencia de los técnicos a dedicarle atención prioritaria a los grupos que muestran mayor entusiasmo hacia las actividades propuestas. En relación a esta respuesta debemos recuperar la necesidad de acompañar la propuesta que tendrá impacto en el mediano plazo con actividades que tengan impacto en el corto plazo y que permitan la adhesión efectiva de pequeños productores, quienes no pueden postergar necesidades perentorias. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que el entusiasmo de los productores depende del tipo de intereses que es atendido por la propuesta, y a una eventual limitada flexibilidad de la oferta.

La sostenibilidad como un objetivo transversal plantea el problema de la capitalización, que solo podrá lograrse en la medida que el equipo técnico identifique con los productores una estrategia que permita una relación costo beneficio favorable y suficiente para cubrir las necesidades de la unidad familiar y dejar un remanente para la capitalización; la pura expresión de deseos de la necesidad de dicha capitalización es insuficiente en momentos de un empobrecimiento agudo de las capas campesinas. Un técnico del staff entrevistado señala que si se "dependiera exclusivamente de recursos no reembolsables se estarían construyendo capacidades dentro de un mundo irreal... donde la gente se capacite sin poner en riesgo recursos propios y ellos pueden convertirlo en ejercicio de poca validez". Esta reflexión es muy útil en la medida que los productores tengan recursos que puedan poner en riesgo.

4.3.4.-Los cuellos de botella en la comercialización.


En materia de comercialización son varias las lecciones aprendidas, y son importantes teniendo en cuenta que un factor que condiciona negativamente la adopción de la propuesta es la inseguridad en la comercialización de los productos agroecológicos, y su volumen relativamente escaso en comparación a la mandioca o a la producción del carbón. Si los rubros tradicionales proporcionan ingresos más altos que los que pueden lograr con los productos agroecológicos en una primera etapa, deberá buscarse algún incentivo compensatorio.

Los productores de algunos comités identificaron proyectos de cría de cerdos y gallinas con comercialización segura y compatibles con la producción agroecológica, pero no pudieron implementarlos por falta de créditos; tanto en la campaña 1999-2000 como en la siguiente, el CAH careció de recursos y los productores perdieron un tiempo precioso en gestiones infructuosas; en la campaña anterior los recursos limitados del CAH estaban atados al algodón, con buena producción, ya que el picudo no apareció por encontrar condiciones climáticas adversas (heladas severas y prolongadas, sequías, y quemazones). Esta experiencia plantea la necesidad de pensar en mecanismos de crédito alternativos a los oficiales existentes actualmente.

En el caso de los productores de Capi'ibary, ACAP, una vez que fueron notificados que no serían admitidos en el plan cuatrienal que finaliza en febrero el 2001 por la práctica de rozados con quema, para el grupo quedó muy claro que deberían buscar otras alternativas. "Quedó la impresión de que el desafío de vender hortalizas frescas, que son muy perecibles en su mayoría, a un mercado distante había sobrepasado la capacidad instalada de los socios de la ACAP. En cuanto a la capacidad en horticultura, teniendo en cuenta que la gran mayoría de los rubros demandados eran nuevos para ellos y requerían capacidad organizativa y capacidad para desalijar su producción semanalmente para el pueblo de Capi'ibary, medios con que no contaban, además de la limitada disponibilidad de agua para el riego necesario para cronometrar las cosechas", nos indica el técnico entrevistado, quien agrega:

Entonces correspondía ahora replantearse y pensar mejor en los rubros con los que luego ellos están más familiarizados y los que manejados bajo sistema tradicional tienden a ser en gran medida orgánico-agroecológicos (ejemplo, habilla, poroto, maíz chipá, almidón, harina de maíz, locro, "feijao", arroz, etc.), y la mayoría de los cuales además no son tan perecibles --una vez bien secos y almacenados-- como las hortalizas. Se presentó entonces a los dirigentes de ACAP en setiembre 2000, un "listado" de productos agrícolas actualmente vendidos a buenos precios en el "Shopping Km. 5" (y vendidos en dicha feria por comerciantes individuales en "stands" originalmente reservados a organizaciones de productores), y que corresponden a rubros que pueden cultivarse/producirse en las condiciones normales de Capi'ibary. La idea era de que una vez evaluada la factibilidad de producirlos sin modificaciones sustanciales de su estrategia productiva, efectuaran una planificación organizada de la producción con miras a garantizar cantidad-continuidad-calidad de productos con miras a recuperar en el futuro los stands reservados a organizaciones campesinas en el Shopping del "Km. 5". Tal planificación ha sido lograda parcialmente, y al momento existen por lo menos dos grupos que han aceptado el desafío (Pio Cué y Potrerito), y que tienen productos varios en fase de cosecha con la mira puesta en su comercialización vía la feria "Multiagro" del Shopping Km. 5.

Por otra parte, existen otros riesgos; así, los mercados a los que acceden los grupos asistidos son fácilmente saturables si muchos productores hortifrutícolas cosecharan su producción en determinada época del año; de esto se deriva que parte del problema de comercialización puede radicar en alguna equivocación en la elección de rubros de producción.

El análisis de la experiencia muestra que existen etapas intermedias que quemar antes de tener estructuras empresariales que procesen la producción y se encarguen de la comercialización de los productos. La alternativa planteada supone que a corto y mediano plazo se insistirá en la producción de productos diferenciados en las diferentes ferias, de modo a permitir una relación directa entre productores y consumidores y facilitar el ajuste de piezas en el proceso de producción, y en la organización para la comercialización, de modo a responder a las exigencias de los consumidores.

Otro aprendizaje indica la necesidad de conectar los grupos con mayores restricciones para comercializar a aquellos que cuentan con ventajas comparativas por su proximidad a los mercados y su experiencia en la comercialización en la feria de Ciudad del Este; un caso de estos grupos es el de la Asociación Sagrado Corazón de Jesús, de Presidente Franco. Estos grupos con ventajas comparativas en la comercialización pueden a su vez sacar provecho de su relación con grupos sin destrezas en la comercialización, pero con condiciones para la producción de rubros bien diferenciados que solo pueden ser producidos en ciertas zonas.

En este caso la función del Programa Rural del CIPAE consistiría básicamente en facilitar la articulación de estos distintos grupos en una suerte de coordinación agroindustrial que aproveche las capacidades diferenciadas de los grupos.

La nueva estrategia tiene dos componentes que son puntualizados por el técnico entrevistado:



Dentro de la práctica de trabajos hacia la mencionada dirección, resultará primordial un acompañamiento bien cercano a los grupos comercializadores para facilitar el proceso de penetración de los mismos en segmentos de mercado actualmente inexplorados y desaprovechados por las organizaciones de pequeños productores (ejemplo, autoservices, supermercados, hipermercados, etc.).

Ello implicaría entre otras cosas trabajar los temas de sondeo de mercado, desarrollo y "diferenciación" de productos --ajuste a estándares de control de calidad-"marcas"-código de barras-desarrollo y promoción comercial-- dotación de infraestructura p/ procesamiento-almacenamiento-distribución de productos, capacitación en modalidades de venta adecuadas para los segmentos de mercado que se desean penetrar, y otras "movidas" asociadas/necesarias para acometer con probabilidades de éxito dicha línea de desafíos.

Otra cuestión necesaria del componente comercialización de la propuesta del CIPAE consiste en la necesidad de reiterar los intentos de acople a experiencias de exportación de productos medicinales en el caso de la cooperativa ligada a Pueblo de Dios, a melones en el caso de exportador de Yguazú.

La incorporación de valor agregado a la producción primaria mediante su agroindustrialización es otra línea que debe explorarse en forma más sistemática, y de hecho existen ya avances con la producción en pequeña escala de plantas medicinales y yerba mate, además de cítricos. Esta alternativa es claramente percibida por el entrevistado:

Resultará necesario acompañar el desarrollo de la capacidad de procesar tal vez a escala artesanal una buena mayoría de productos, pero sin descuidar la necesidad de adecuamiento al rigor de los estándares de calidad exigibles por los segmentos de mercado que se deseen penetrar en coordinación o en asocio con los grupos comercializadores.

En este punto debe tenerse en cuenta que la comercialización requiere de una infraestructura que en algunos casos incluye cadenas de frío; si los grupos no tienen condiciones para montar esa infraestructura deberán asociarse con grupos que ya disponen de ellas y están posicionadas en el mercado. Es importante resaltar que las posibilidades de comercializar vía exportación suponen la definición de una estrategia a mediano plazo.

4.3.5.-Las vicisitudes en el proceso de construcción de capacidades.


También en este aspecto la experiencia es rica en aprendizaje; tanto técnicos como campesinos deben construir un conocimiento nuevo que conduzca a conocimientos y prácticas que permitan revertir procesos de degradación, teniendo en cuenta que está muy arraigado el uso de tecnologías dañinas; así, en Alto Paraná es muy fuerte la influencia de tecnologías sucias utilizadas por los inmigrantes brasileños que lleva a los productores paraguayos al empleo de tractor y de rastrón para la preparación del suelo pagando a los propietarios de estos equipos; estas prácticas aceleran la degradación del recurso suelo al aumentar los niveles de compactación y erosión en las áreas "mecanizadas", al aumentar la superficie total habilitada.

El proceso deseado que pueda revertir procesos de degradación es impensable sin un acople adecuado entre las partes involucradas y un rol definido de parte de los técnicos; esto plantea una serie de interrogantes: ¿Deben los técnicos permanecer la mayor parte de su tiempo en el campo o dedicarle tiempo a actividades que tengan un alcance estratégico, que permitan ajustar el programa o eventualmente rectificar rumbos? La distribución de los tiempos de los técnicos es también importante, ya que a modo de ejemplo se citó en la discusión con técnicos del CIPAE la obtención de recursos no reembolsables y comercialización que requieren su tiempo fuera de la chacra de los productores.

El desarrollo de competencias para la autogestión pareciera que está logrado en gran medida y es el momento de preguntarse si algunas capacidades deben o no provenir de afuera de los grupos campesinos, tal como se da en las grandes cooperativas que tienen a sus expertos en áreas distintas (procesamiento de la producción, comercialización, etc.), también la oportunidad de las visitas al campo podría ser revisada de modo a ajustarla a la necesidad de los ciclos biológicos, tal como lo plantea uno de los miembros del staff.

Técnicos involucrados en el trabajo plantean como una dificultad la disociación entre los planes comprometidos con las agencias financieras y las prioridades establecidas por los grupos, planteando el desafío de acercar los objetivos comprometidos con las agencias a las demandas, flexibilizando en lo posible las actividades previstas.

Los profesionales en cuestión señalan que la propuesta tiene demasiados componentes y en abarcar mucho se tiende a apretar poco, pero desde otra perspectiva la propuesta es insuficiente al dejar de lado otros aspectos de los sistemas de producción y otras dimensiones de la vida campesina. El aparente dilema podría resolverse encontrando socios en quienes derivar algunas de las responsabilidades; este papel catalizador será más fácil si se consigue el compromiso efectivo de los grupos asistidos en quienes podría delegarse parte importante de las actividades previstas. De hecho el crecimiento de la complejidad de la situación campesina, marcada por su carácter multidimensional, plantea la necesidad de definir acciones estratégicas en las cuales se ponga énfasis.

Se indica también el condicionamiento impuesto por la distancia de unos grupos asistidos que limita las posibilidades de un acompañamiento frecuente, ya que, teniendo en cuenta que la propuesta es novedosa y su eficacia no está probada, es fundamental un acompañamiento cuanto menos semanal a los productores que adoptan la propuesta, de modo a garantizar esos logros y resultados de los primeros ensayos, y generar autoconfianza y aceptación plena de la propuesta; el dejar librada a la propia iniciativa de los productores la implementación de prácticas necesarias en ciertos ciclos del proceso productivo puede ser contraproducente, según se aprendió de las experiencias observadas. Sobre este punto se insistió en el hecho que el manejo de la mayoría de las especies frutales resulta desconocido a los productores y para su incorporación a la estrategia productiva que desarrollan se plantea la necesidad de un apoyo especial en el periodo de instalación de esta línea de cultivos.

Una vez que un grupo de productores adoptó un componente de la propuesta y desarrolló conocimientos y prácticas adecuadas, el intercambio de experiencias con grupos que tienen excelencia en otro rubro puede complementar muy bien a la asistencia técnica brindada actualmente. En los planteamientos con los técnicos del programa surgió también la discusión sobre condicionamientos de tipo cultural a la autogestión, que es alimentada por políticos que en tiempos electorales prometen satisfacer las necesidades de los productores sin que estos aporten contrapartida alguna, incluso se planteó aquí la posibilidad de que el mba'e jerure sea la adaptación a los tiempos actuales, de agricultores pero también recolectores. En este punto se trata de capitalizar esta pauta de conducta, de modo a plantear que a cambio de la asignación de insumos los productores aporten su trabajo en la recuperación o manejo sostenible de recursos con indicadores objetivos verificables. En esta perspectiva debe discutirse a fondo qué necesitan los productores antes de lograr su autosuficiencia plena con su propio capital operativo, aclarando que mientras tanto la capitalización de los productores puede darse en suelos recuperados y cultivos permanentes implantados, incluso como capital físico agroindustrial y operativo al mediano plazo, pero especificando las condiciones que están mediando entre el corto y el mediano plazo.

La nueva modalidad que asume la estrategia del agricultor recolector es inevitable con las altas tasas de incidencia de la pobreza, y la única forma de superar el paternalismo es proveyéndole los insumos a cambio de capital incorporado a las parcelas familiares. En realidad lo que no pueden hacer grupos pauperizados es el reembolso en efectivo --que no tienen disponible-- por el crédito en insumos, aunque pueden devolver en especies, en una suerte de trueque.

Insistiendo en la intervención de los técnicos, debe señalarse la necesidad de una actualización permanente de los componentes del staff técnico que deben intervenir en situaciones de mucha complejidad que cambian con una intensidad marcada. Esa actualización ciertamente debe orientarse al desarrollo de competencias de los técnicos para ubicar la propuesta dentro de una concepción de desarrollo viable y que constituya una alternativa efectiva a la dinámica estructural empobrecedora que se desarrolla en el campo.

Ciertamente, en circunstancias muy dinámicas los métodos y las estrategias mismas deben ser permanentemente revisadas, tanto por los miembros del equipo técnico como por éstos con los propios grupos acompañados.

También en las discusiones con miembros del staff se mencionaron las limitaciones en la distinción entre agentes externos y grupos asistidos en el proceso de construcción de capacidades, ya que en una estrategia local y regional necesariamente se debe incorporar a los técnicos. Estos, así como los grupos campesinos asociados, tendrían que compartir los riesgos que implican la propuesta agroecológica. En este punto se insistió en la necesidad de los involucrados de arriesgar sus propios recursos en la propuesta; esto iría a contracorriente de la cultura campesina que da prioridad a lo ya probado. En esta lógica un mal conocido es preferible a un bien por conocer, pero con resultado incierto.

En cuanto al impacto de las cartillas, las opiniones están divididas, ya que algunos indican que no son muy aplicables en un medio con altas tasas de analfabetismo funcional y otros afirman que los materiales son utilizados para ser consultados en el momento oportuno. Es importante, sin embargo, apuntar al potencial de videos educativos.

Siempre en materia de construcción de capacidades un potencial no utilizado es el de los maestros de las áreas de intervención del programa, que pueden incorporar en su práctica docente la agroecología.

El aprendizaje más importante indica que la propuesta agroecológica del Programa Rural del CIPAE es viable y es la única que apunta a soluciones duraderas para satisfacer necesidades actuales y futuras de las comunidades campesinas.

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