Ana səhifə

La Primavera Árabe, un año después Un informe de M'Sur Índice Introducción


Yüklə 3.3 Mb.
səhifə4/5
tarix26.06.2016
ölçüsü3.3 Mb.
1   2   3   4   5

Las elecciones parlamentarias, adelantadas un año y celebradas el 25 de noviembre, no dan ninguna esperanza de que el Ejecutivo desarrolle una legislación progresista acorde a la Constitución. El partido islamista Justicia y Desarrollo (PJD) obtuvo 107 escaños, un 27% del total. No fue ninguna sorpresa: ya en los comicios de 2007 se esperaba la victoria de este partido, aunque entonces se quedó muy poco por detrás del Istiqlal, un partido menos islamista pero igual de conservador, que ahora ha quedado segundo con 60 escaños.

Abdelilah Benkirane, secretario general PJD, se convirtió en primer ministro tras pactar con el Istiqlal, el monárquico Movimiento Popular y el izquierdista PPS y tras aceptar como ministros a altos cargos del gobierno anterior. A la vez, el rey ha establecido una especie de “gobierno en la sombra”, al reforzar su gabinete de consejeros reales con la incorporación de pesos pesados como Fouad El Himma, Omar Azziman y Taïeb Fassi-Fihri. Las competencias son poco claras: aún no se sabe si el representante de Marruecos en las próximas negociaciones sobre el Sáhara Occidental, previstas para febrero en Manhasset (Nueva York), será un consejero real o un ministro.

La cuestión del Sáhara no se ha visto afectada hasta ahora por los cambios políticos, aunque hay quien opina que la Primavera Árabe empezó en el campamento de Gdeim Izik, cerca de Aaiún, en noviembre de 2010, establecido para protestar contra la corrupción y la pobreza, pero su instrumentalización para la causa nacionalista del Frente Polisario impidió que se difundiera. La nueva Constitución señala la lengua hassanía (árabe saharaui) como “patrimonio nacional”.

Elecciones sin votos

Pese a la rotunda victoria del PJD, no se puede decir que refleje un ascenso del islamismo en la población. Obtuvo el 22% de los votos, con una participación del 45%. Dado que hubo un 20% de votos en blanco o nulos y que un tercio de la población en edad de votar no figura en las listas electorales, resulta que sólo el 5% de los adultos marroquíes dieron su apoyo al partido islamista31.

El Parlamento adolece de una enorme falta de credibilidad desde que los partidos de la izquierda se integraron en el juego de poder en los años 9032. Entre los 8 mayores partidos del hemiciclo, tres no defienden ideología alguna y el cuarto se conoce como “el partido del amigo del rey”. Ninguno se ha hecho eco de exigencias báscias del 20-F, como la laicidad o la separación total de Estado y religión.

Parte de los manifestantes del 20-F eran islamistas, sobre todo del movimiento semilegal Al Adl wal Ihsan, ajeno al Parlamento, antimonárquico y con ciertos tintes místicos. Tras la victoria electoral del PJD, Al Adl wal Ihsan se retiró del 20-F, y en enero de 2012 envió una carta abierta al nuevo gobierno del PJD en la que denunciaba que la participación política en condiciones de corrupción era en el mejor de los casos una pérdida de tiempo y un servicio que se le preta al despotismo”.33

Quienes sí se manifiestan con regularidad son los licenciados en paro. Este grupo, fundado en 1991, lleva una década realizando marchas de protesta a menudo reprimidas a golpes por la policía, pero su única aspiración es un contrato en el sector público (que una ley de los años 60 promete a todo universitario) para lo que negocian con diferentes ministerios. Su eslogan, “Funcionariado o muerte” es real: este mes, cinco jóvenes se prendieron fuego, una protesta que emplearon ya años atrás pero que cobra nueva vigencia ahora.34

Mayor eco social suscitó la inmolación por fuego de Fadoua Laroui, una madre soltera de dos hijos en Souk Sebt, en el centro de Marruecos, que protestó así contra su exclusión de la asistencia pública.35 Las inmolaciones parecen haberse cobrado ya más víctimas que la represión policial o de sicarios, que se cifra en 4 personas; otros 5 muertos corresponden a personas encontradas calcinadas en un banco incendiado el 20 de febrero en Alhucemas, un caso aún no aclarado.

El 20-F continúa sus movilizaciones, pero el cambio de mentalidad es mucho menos llamativos que en otros países: la calle marroquí ya perdió el miedo a hablar en los años 90, y al inicio de la década pasada hubo una libertad de prensa mucho mayor que en otros países, aunque yugulada en los últimos tres años y aún no recuperada. La victoria islamista apenas traerá cambios a la vida política; si acaso obligará al 20-F a definir con mayor claridad sus convicciones laicas y de defensa de los derechos civiles y sociales.

8.- Argelia

Aparentemente, Argelia ha quedado prácticamente ajena al movimiento de la Primavera Árabe. En realidad fue el segundo país en protestar, inmediatamente después de Túnez: ya el 29 de diciembre de 2010 tuvieron lugar las primeras manifestaciones, inicialmente contra la falta de viviendas y pronto contra el coste de la vida en general. Entre el 3 y el 10 de enero de 2011, aún antes de la caída del dictador tunecino Zine El Abidine Ben Ali, las protestas se generalizaron en decenas de ciudades del norte de Argelia y tomaron cariz de revuelta popular: los jóvenes quemaban neumáticos para bloquear las calles, en Orán, el centro de la ciudad se paralizó por temor a actos violentos ―que no se produjeron―36, se anularon partidos de fútbol...

El alzamiento fue especialmente pronunciado en la Cabilia, una región montañosa al este de la capital Argel, cuya población es bereber y que que protagoniza desde la “primavera bereber” de 1980 frecuentes enfrentamientos con las fuerzas del orden.

El gobierno respondió aumentando los subsidios a productos básicos como azúcar y aceite. Las protestas continuaron y tras la caída de Hosni Mubarak en Egipto, el 12 de febrero, se produjo una gran manifestación en Argel. El régimen bloqueó todos las entradas de la capital para evitar que las marchas llegasen al centro de la ciudad y destacó a 20-30.000 policías.37

El 22 de febrero, el Parlamento puso fin a la ley de emergencia que había amordazado la sociedad desde la guerra civil de los años 90. Pero dos días más tarde, el presidente, Abdelaziz Bouteflika, decretó dos medidas que recuperaron elementos esenciales de esta ley: autorizó al Ejército a llevar a cabo investigaciones antiterroristas y permitió la detención secreta de los sospechosos.

Las protestas continúan pero a muy baja escala. “Todos los días hay manifestaciones, revueltas, inmolaciones, pero el sistema de Bouteflika tiene los cerrojos tan bien puestos que nada sale al exterior” explica el escritor argelino Boualem Sansal. Además, en Argelia es dificil que se forme un amplio frente popular: las secuelas de la sangrienta guerra civil han dejado a la población profundamente dividida entre quienes ven el islamismo el principal enemigo de las libertades y quienes apoyan a este movimiento popular, apartado del poder por un golpe de Estado en 1992. “El poder argelino tiene experiencia, a diferencia de los otros regímenes árabes: ha vivido una larga guerra civil, ha aprendido a reprimir, a anticiparse y a controlar la sociedad. En cambio, los demócratas no sabemos organizarnos, estamos divididos y tenemos miedo”.38



9.- Líbano

L
os parámetros de Líbano son distintos al resto del mundo árabe: aquí, las exigencias de libertad de expresión, cambios de gobierno y elecciones limpias no tienen sentido porque ya forman parte de la realidad. Si en otros países, el problema es la inmovilidad de un dictador que lleva décadas en el cargo, aquí es lo contrario: preocupa el frecuente cambio de gobierno.

Sin embargo, también Líbano se contagió de la oleada de una nueva conciencia que invita a arremeter contra las lacras de los sistemas políticos. En Líbano se trata del reparto de todos los poderes acorde a cuotas religiosas: una ley no escrita pero inmutable prevé que el presidente debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán suní y el presidente del Parlamento, chií. En total hay 17 ramas religiosas ― o 'sectas' en el habla local― que luchan por su cuota de poder a través de partidos cuyos seguidores casi siempre se agrupan en torno a familias de una u otra confesión.

Fue contra este sistema sectario que grupos de ciudadanos libaneses se empezaron a manifestar en febrero y con mayor fuerza en marzo, aunque sin provocar una reacción esencial por parte de los poderes establecidos. Las protestas se asociaron en parte a una conmemoración de la Revolución de los Cedros, que siguió al asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri en febrero de 2005 y acabó con la ocupación por parte de las tropas sirias. Hay quien ve en estas manifestaciones pacíficas y masivas, capaces de acabar con un régimen militar (el sirio) de quince años la verdadera chispa inicial de la Primavera Árabe39.



1
0.- Jordania

La de Jordania es una revolución silenciada, debido, probablemente, al carácter de aliado occidental de su monarca, el rey Abdulá II (Jordania ha sido el cuarto receptor mundial de ayuda militar estadounidense, tras Israel, Colombia y el Egipto pre-revolucionario).

Pero aquí, las protestas han conseguido mucho más que en otros países del mundo árabe. Dos primeros ministros ―el último de ellos, en octubre de 2011― han sido cesados como resultado de la presión de los manifestantes, y ni siquiera eso ha logrado calmar totalmente a la calle. Las primeras manifestaciones, a partir del 14 de enero, fueron multitudinarias y mezclaban exigencias políticas (como la reforma parlamentaria) con reivindicaciones económicas, como el restablecimiento de los subsidios al combustible y a algunos productos básicos, retirados pocos meses antes.

El monarca ordenó la concesión inmediata de casi todas las peticiones económicas, logrando así dividir a los opositores y aislar a los insatisfechos, que se reducían prácticamente al Frente de Acción Islámica (el brazo político de los Hermanos Musulmanes de Jordania), la izquierda palestina y los movimientos antiglobalización.



“El rey ha sido muy listo: al segundo día de protesta redujo un 20% el precio del petróleo y aumentó en 20 dinares (unos 20 euros) el salario de los funcionarios”, explica un activista.40 Además, el 1 de febrero, apenas dos semanas tras el arranque de las protestas, el rey disolvió el gabinete y nombró primer ministro al ex militar Maruf Bakhit.

Pocos meses después, el gobierno dirigió contra los cabecillas de los grupos reivindicativos una “represión con guante de seda”, acusando a algunos de ellos de delitos sexuales (como el adulterio, prohibido por ley en Jordania) y castigándoles laboral y socialmente.



Fechas
1999: Abdulá II accede al trono

14 Ene 2011: Protestas en varias ciudades
1 Feb: El rey disuelve el gabinete y nombra a Bakhit primer ministro

17 Oct: El rey nombra a Jasauna primer ministro

Habitantes: 6 millones
Muertos: 1


Las manifestaciones, una vez desaparecido del foco mediático inicial, fueron disueltas con contundencia, y los antidisturbios han llegado a atacar a los periodistas que las cubrían. En marzo, un hombre murió tras una protesta en la que hubo 130 heridos41. No obstante, el movimiento opositor ha resurgido con fuerza. En octubre, una manifestación dejó a 35 heridos y el día siguiente, parte del Parlamento exigió el cese de Bakhit. El rey cumplió de inmediato y nombró al reputado juez Aun Shaukat Jasauna primer ministro. En noviembre anunció la liberación de todos los encarcelados durante las protestas, pero sin cumplir hasta ahora.

La revuelta ha adquirido un tono eminentemente político. Nadie de la oposición se atreve a plantear la caída de la monarquía (una petición no secundada, en todo caso, por la mayoría de los jordanos, dada la indudable popularidad del rey Abdulá). Pero los manifestantes reclaman ahora el establecimiento de una monarquía parlamentaria y una democratización del país. El pulso entre la oposición y la corona ―que a pesar de la existencia de un Parlamento retiene poderes casi absolutos― continúa. Este mes de enero se han registrado dos inmolaciones por fuego, siguiendo así una nueva oleada presente también en Marruecos.



11.- Palestina

L
os Territorios Palestinos no han vivido una Primavera Árabe en el sentido estricto ―no se buscaba el fin de un dictador― pero se contagiaron del entusiasmo para impulsar la unidad de los Gobiernos de Gaza y Cisjordania y el reconocimiento de Naciones Unidas.

El 15 de marzo de 2011, manifestaciones multitudinarias en Ramalá, Belén, Nablus y Gaza, convocadas por redes sociales (Twitter, especialmente), llevaron a la calle a los jóvenes palestinos exigiendo a sus políticos “que se entiendan para atender a los ciudadanos”, como resume Samia Latuf, estudiante de Enfermería en Gaza y una de las portavoces del movimiento. En la plaza Manara de Ramalá llegaron a congregarse cerca de 35.000 ciudadanos.

Hubo represión por parte de la policía, tanto de la que controla Fatah en Cisjordania como de la que maneja Hamás en Gaza, con un balance oficial de 32 heridos en total. Pero las protestas continuaron, diarias, durante una semana, usando la etiqueta de “15M”. La petición de unidad se repitió luego cada viernes y produjo una imagen desconocida desde que empezara la guerra interna en 2007: la de simpatizantes de Hamás y Fatah sosteniendo la misma pancarta. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) reconoció que llevaba meses estudiando la posibilidad de negociar con Hamás, pero que la calle la empujó a mover ficha.

El 3 de mayo, las dos partes firmaron en El Cairo su compromiso para convocar elecciones conjuntas en 2012 y unificar la gestión, fragmentada tras el triunfo de Hamás. Los detalles de ese acuerdo se siguen perfilando.

Hanan Ashrawi, miembro del comité ejecutivo de la OLP, califica de “clave” el movimiento social para la iniciativa de la ANP de pedir el ingreso como miembro en Naciones Unidos (sugerida en 2010 por el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que ahora se opone a este paso42). “Sin las asambleas que surgieron tras las protestas de marzo, sin las propuestas de ayuno por parte de determinados colectivos como cristianos de base, sin las manifestaciones de las familias de presos… sin eso es posible que hubiéramos cedido a las presiones de Occidente. La fuerza de la calle ―y hablo de Cisjordania y de Gaza―, nos llevó en volandas a Nueva York”, explica. Hoy el proceso está a la espera de la votación y las manifestaciones se han calmado.



12.- Israel


El 14 de julio de 2010, la universitaria Daphne Leef instaló una tienda de campaña en el centro de Tel Aviv para protestar contra el alto precio de los alquileres. Fue el inicio del movimiento 14-J, que cuajó con acampadas de 30.000 ciudadanos en 22 ciudades de Israel. Se manifestaron durante tres meses y el 3 de septiembre concentraron a 450.000 “indignados”, la mayor movilización social en la historia del Estado. Aunque el movimiento se debió de inspirar en el ejemplo de Tahrir y la Puerta del Sol, evitó toda referencia al conflicto con Palestina o una muestra de solidaridad con los países árabes.

Israel tiene un 5% de paro, la economía crece un 6% al año, las empresas tecnológicas suman en el Nasdaq de Nueva York más que todo el continente europeo y es la nación que mayor porcentaje del PIB invierte en Investigación, Desarrollo e innovación (4,5%)... Pero eso sólo llega a la élite: el sueldo mínimo estaba fijado en los 780 euros/mes, aunque en enero de 2011, sindicatos y patronales acordaron elevarlo un 12% para otoño de 2012; unos 470.000 trabajadores cobran efectivamente salarios de este tipo43 en un país con precios similiares a los españoles o superiores. Si los salarios han subido un 1% desde 2004, los alquileres lo han hecho un 250%.

El primer ministro, Binyamin Netanyahu, nombró en agosto una comisión encabezada por el profesor Manuel Trajtenberg, que propuso un traspaso de 600 millones de euros de Defensa a Educación, 196.000 viviendas nuevas en dos años, impuestos duplicados a casas deshabitadas y una subida impositiva a las rentas más altas, además de educación gratis desde los tres años. Las medidas fueron aprobadas el 9 de octubre, pero calificadas de “insuficientes” y de “cambios cosméticos” por los indignados44.



13.- Arabia Saudí


Desde el inicio de las protestas, Arabia Saudí ha sido el país más interesado en impedir la expansión del “dominó revolucionario”, cuyo efecto contagio en se hizo muy patente en las primeras semanas de revueltas. El envío de tropas a Bahréin, y la calculada ambigüedad mantenida en situaciones como la de Libia o Siria, se han combinado con una implacable represión de las manifestaciones en el interior del país.

Las protestas han combinado las reivindicaciones laborales con las protestas contra la discriminación de la minoría chií y la cuestión del estatus de las mujeres, que en mayo y junio realizaron espectaculares protestas motorizadas, reivindicando su derecho a conducir, actividad que en Arabia Saudí está prohibida al sexo femenino.

La corona ha respondido combinando nuevos subsidios y un incremento salarial para los funcionario con una dura represión de las protestas. Más de 500 personas han sido arrestadas a lo largo del año, si bien la mayoría fue liberada al poco tiempo, bajo la promesa de no volver a manifestarse y la prohibición de abandonar el país. La policía ha abierto fuego contra las protestas en varias ocasiones, produciendo al menos 6 muertos, cuatro de ellos en noviembre.45

En septiembre, el rey concedió el derecho de voto a las mujeres, así como el de presentarse como candidatas electorales, a partir de 2015. También podrán ser nombradas para el Consejo Consultivo (que no se elige por sufragio). Un gesto indudablemente aperturista, aunque de poco calado real: Arabia Saudí es una monarquía absoluta, y solo permite la elección de la mitad de los escaños en los Consejos Municipales, que carecen de poder.

A pesar de la represión, las manifestaciones siguen produciéndose con regularidad, señal de que el descontento continúa. Es previsible que la situación económica continúe deteriorándose, dada la a todas luces nefasta gestión de la riqueza petrolera, y el elevado grado de parasitismo entre una realeza que cuenta con miles de príncipes.

A pesar de la ausencia de estadísticas económicas fiables, un indicador de este estado es el anuncio, el pasado julio, de la expulsión de tres millones de trabajadores extranjeros, cuyos empleos serán cubiertos por jóvenes saudíes. Se cree que el nivel de paro juvenil supera el 30 %, mientras que el 31% de los 18,7 millones de habitantes del país son ciudadanos extranjeros, en su mayoría trabajadores de baja cualificación. La combinación de autoritarismo, represión, escasez económica, descontento popular y racismo supone toda una receta para la inestabilidad.

14.- Sudán

S
udán fue uno de los primeros países a los que se extendió la revuelta de Túnez y Egipto. Los activistas pro-democracia sudaneses se miraban sobre todo en este último, cuyo modelo de protesta civil habían copiado, hasta el punto de crear la organización Girifna (“Estamos hartos”), a imitación de la egipcia Kifaya! (“¡Ya basta!”), cuyo papel político fue muy importante en los años previos a la revolución de Tahrir.

El amplio espectro de la oposición sólo tiene en común el deseo de ver caer a Omar Bashir, que llegó al poder en 1989 tras un golpe de estado.

La represión no ha sido sangrienta, pero sí efectiva: desde los primeros días, la mayoría de los líderes opositores fueron arrestados, y algunos permanecen en prisión. Las manifestaciones de estudiantes fueron disueltas con gas lacrimógeno y a bastonazos, produciendo decenas de heridos pero aparentemente sólo un muerto46. Hubo redadas en universidades de todo el país. El 21 de febrero, el presidente Omar Bashir anunció que no se presentaría en las elecciones previstas para 201547.

El movimiento antigubernamental no ha llegado a calar, en parte por la profunda división tribal y étnica del país, que dificulta la unión de los diferentes grupos opositores, a menudo creados en torno a un único clan o comunidad.

Insurgencias regionales

Se suma, además, la complicada situación política del país, que afronta las secuelas del conflicto en Darfur, una nueva insurgencia en la región de Kordofán, y el rebrote de los enfrentamientos con los milicianos de Sudán Sur, que accedió a la independencia en julio de 2011, tras un proceso de seis años.

La secesión de Sudán Sur, con su riqueza petrolífera, ha contribuido al descontento en el norte, donde se aprecia un deterioro de las condiciones de vida debido al aislamiento internacional del régimen.

Por ello, si hay un país en el que podría producirse un rebrote del “efecto dominó” de las revueltas en el mundo árabe (por ejemplo, si logran sus objetivos la revuelta yemení y la siria) ese es Sudán. De hecho, en diciembre hubo un repunte de las protestas estudiantiles tanto en Port Sudán como en Jartum.



15.- Iraq

E
l único país árabe importante donde las protestas no prendieron fue Iraq: inmerso aún en una especie de guerra civil desencadenada por la ocupación estadounidense (2003-2011) no hay espacio para la sociedad civil.

No faltaron los intentos, pero fueron aplastados pronto y con brutalidad. Hubo algunas protestas con varios miles de manifestantes a partir del 12 de febrero, tanto en Bagdad como en Basora, pero la cita importante se fijó para el día 25 del mes.

Ese viernes, muchos miles de personas salían a la calle a protestar, desde Mosul en el norte hasta Basora en el sur. Pedían la dimisión del primer ministro, Nuri Maliki, el fin de la corrupción, mejores servicios públicos... Ocuparon varios edificios gubernamentales y forzaron la dimisión de altos cargos locales.48 Hubo al menos 17 grandes marchas en todo el país y en la plaza céntrica de Bagdad, también llamada Tahrir, se congregaron 5.000 personas49.

Parecía el arranque de un levantamiento popular como en Egipto o Túnez ―no contaba con el beneplácito de las milicias― pero acabó distinto: soldados, policías y guardias pronto empezaron a disparar y mataron a una treintena de personas ese día.50 Al día siguiente hubo algunos intentos de reavivar la llama, pero en su conjunto, la rebelión había fracasado.

En los meses sucesivos, la inseguridad ciudadana, los atentados y las luchas entre milicias seguían protagonizando el día a día de Iraq y no permitieron que surgiera un movimiento pacífico.


1   2   3   4   5


Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©atelim.com 2016
rəhbərliyinə müraciət