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El 2 y el 3 de mayo de 1808


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El 2 y el 3 de mayo de 1808
La chispa1 saltó por un incidente con un soldado francés; se encresparon los ánimos2 y estalló el levantamiento. Los primeros disparos de la artillería ocasionaron muertos entre la población que corría por las calles de Madrid buscando armas con que defenderse. Se calcula que la tropa francesa que había en Madrid la componían unos 30 000 hombres, siendo la población total madrileña de unas 170 000 personas.

Realmente Madrid era una ciudad tomada por un ejército extranjero. La población madrileña se moviliza inmediatamente, echa manos de pistolas, navajas, cuchillos, tijeras, aperos de labranza3; es decir, todo aquello que pueda ser usado como arma. De Palacio marchan a la Plaza Mayor, donde un grupo de mujeres y algunos hombres libran una refriega4 que se extiende a la Puerta del Sol, llegando la multitud a 20 000 personas… En la Puerta de Toledo unas mujeres se enfrentan a 2 000 coraceros5 venidos de Carabanchel y al mismo tiempo en el Parque de Artillería de Monteleón los capitanes Daoíz y Velarde6 luchan desesperadamente. La resistencia se va haciendo cada vez más débil, los cadáveres se amontonan en las calles. El enfrentamiento que se produjo no fue una lucha abierta. La población madrileña aprovecha la fisonomía de Madrid, la irregularidad de sus calles, los recovecos de sus rincones y lleva a cabo una escaramuza7 de guerrillas contra el ejército francés. La superioridad de éste era evidente y una vez sofocada la revuelta comienza la represión. Se publica un bando condenando a muerte a quienes porten armas y los paredones de fusilamento se desperdigan8 por la villa: la montaña del Príncipe Pío, las Tapias del Buen Retiro, el Buen Suceso, la Casa de Campo, las orillas del Manzanares…

Los cadáveres, como escarmiento9, no se retiran hasta el día siguiente. El aspecto de Madrid es dantesco, carretas que marchan al cementerio, humo de incendios, soldados tomando posiciones, ejecuciones sumarísimas. Según el conde de Toreno, las víctimas madrileñas fueron unas 1 200 personas. Fue Goya un testigo de excepción de todos estos sucesos, como nos plasma en sus lienzos « Los fusilamentos de la Moncloa », expresando vivamente el horror de estas gentes en sus rostros.
P

ilar Tenorio Gómez, Madrid del 2 de Mayo, 1992.



1 L’étincelle

2 Les esprits s’échauffèrent

4 Une échauffourée

5 Cuirassiers (soldats à cheval)

6 (héroes españoles de la Guerra de la Independencia)

7 Une escarmouche

8 Desperdigarse = multiplicarse


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