Ana səhifə

E. M. S. Anno II n. 3 Settembre-Dicembre 2010 Ricerche/Articles


Yüklə 1.07 Mb.
səhifə23/23
tarix26.06.2016
ölçüsü1.07 Mb.
1   ...   15   16   17   18   19   20   21   22   23
Código, a lo largo de la década de los ochenta, Covarrubias había publicado diversos discursos y escritos breves destinados a favorecer una mejora de la formación del jurista profesional, así como a defender la conveniencia de limitar en España el número de abogados, incluyendo entre ellos una traducción de los “Discursos” del Canciller de Francia Aguesseau, que vio la luz en 1781. Dos años después elaboró unas Memorias históricas sobre la independencia de las colonias americanas, que dedicó a Floridablanca y contenían una importante descripción del sistema político británico. Por fin, en 1786 dio a la luz una obra jurídico-política de intenso sabor regalista, intensamente documentada y frecuentemente reeditada en el propio siglo XVIII y XIX, para la que, como afirmaba expresamente, había recibido la ayuda de Campomanes y Floridablanca (Covarrubias 1785: VIII). Durante esos años Covarrubias alcanzó los cargos de Vicepresidente de la Academia de Derecho Español y Público y de Superintendente General de la Policía de Madrid, y tradució a Fenelon. Este autor estaba muy familiarizado con el emergente concepto de la “opinión pública”, concebida como la “regla general y fija” que todo gobierno debiera respetar (Covarrubias 1783: XLII y ss.).

135 Sobre la filiación smithiana de ese “Discurso”, vid “La Hacienda Pública y los economistas españoles del siglo XVIII (1780-1800)”, trabajo presentado por el autor de este artículo en el VII Congreso de la Asociación de Historia Económica (Zaragoza, Septiembre de 2001).

136 Tomando como fuente comparativa la primera traducción española del libro de Smith, de la mano de Alonso Ortiz, Covarrubias construye su “Discurso” haciendo uso de ideas contenidas básicamente en las pp. 1-2, 5-6, 7-8, 28-33, 40-41, 44, 52, 54-55, 65-66, 115-116, 169-172 y 188-192 del vol. IV; vid. Smith (1794). El contenido del “Discurso” de Covarrubias difería del expuesto por Alcalá en su memoria “Sobre la necesidad y justicia de los tributos”. De hecho, en ésta el tratamiento de la visión smithiana del gasto público era muy reducida, lo cual puede hacer pensar en su complementariedad con el Código.

137 No parece que en el Código existan más referencias a éstas, muy significativas, de Smith, si bien Covarrubias, además de diferentes autores españoles (Mariana, Campomanes, etc.), empleaba las ideas fiscales de otros eminentes ilustrados europeos, como Muratori y, en particular, Montesquieu y Mably. Otros dos autores afines a las ideas smithianas sobre el gasto público, en fechas cercanas a las de la elaboración del Código, fueron Manuel de Aguirre y Francisco Cabarrús. El primero, en diversos pasajes de sus artículos al Correo de los Ciegos, aludía a la conveniencia de ceñir ese gasto a “la subsistencia de los empleados de la soberanía o patria y en la administración de las leyes”, y en otros, “a proveer y costear la subsistencia de los magistrados, los sacerdotes precisos para el culto de la religión admitida y de los defensores de la patria”, así como a gastos de una sensata policía. En una de sus exposiciones más expresas de este problema, aclaraba que debían ser tres los fondos de destino del gasto: gastos del soberano y ministros de justicia, la “decente subsistencia del clero”, y “ciertos casos ilustres que hicieron apoyos importantes a la patria”; vid. la edición de sus escritos a cargo de Elorza (1973: 121, 132 y 183). Por su parte, Cabarrús asumía la necesaria constricción futura del gasto público en torno a un triple destino, defensa, justicia e infraestructuras, debido a que una cuarta y habitual partida, las “artes y ciencias”, no requería “más fomento que la libertad, el interés particular, la opinión pública y las luces” (Cabarrús 1820: p. 208).

138 Martínez de Irujo (1972). En esta versión se omitía gran parte de su tratamiento del tema fiscal, a excepción de sus principios de tributación y de algunas de sus ideas relativas a la capitación y los impuestos sobre el consumo

139 Smith (1794: IV, 54-55, 124-5, 118-122 y 155-158); Schwartz (2001: 189-190, 234-236). Esta versión de Ortiz poseía dos novedades: por un lado, la discusión de Smith sobre los impuestos aparecía parcialmente expurgada; y, por otro, incorporaba abundantes notas del traductor dirigidas a describir el sistema tributario español y a comentar diferentes pasajes de la obra original, desde una posición que, según Smith (1973: 250), parecía cercana a la defensa de “la introducción de un impuesto único sobre la propiedad”, y, según Schwartz (2001), no era totalmente contraria a las rentas provinciales. De hecho, en sus notas Ortiz discrepaba con diversas cuestiones admitidas por Covarrubias, en su estricto seguimiento de Smith, como la admisión de portazgos o impuestos ligeros para financiar las obras públicas, o el mantenimiento de fundaciones pías para la educación de los pobres. Como Covarrubias, no confiaba en que el maestro pudiera sostenerse con los pagos de sus alumnos. También aludía en sus notas al fracaso cosechado por los frutos civiles (Smith 1794: IV, 284-287).

140 Campos (1797); cf. Cervera (2003: 122-157). La versión de Campos, aunque de excelente factura, presentó dos divergencias respecto a la obra original, al omitir los principios de tributación y el análisis de los impuestos sobre el beneficio.

141 Más allá de posicionamientos doctrinales, en los casos de Cabarrús, Arroyal o Jovellanos hay que relacionar sus posiciones críticas con las dudas que les suscitaba la formación y la capacidad de Lerena y el propio Alcalá.

142 Cabarrús (1820: 206). Como es conocido, la obra fue escrita en 1795, aproximadamente, aunque vio la luz por vez primera en 1808.

143 Un análisis en profundidad y de conjunto de las ideas económicas y políticas de Arroyal, en Fernández Albaladejo (1993: 468-487) y Cervera (2003: 303-342). Otro crítico radical de la estructura fiscal española en tiempos de la reforma de Lerena fue Manuel de Aguirre, quien se manifestó reiteradamente contrario a las rentas provinciales, debido a su falta de equidad y al excesivo peso que hacían recaer sobre los bienes de primera necesidad y a la existencia de clases exentas; asimismo, era contrario a los estancos públicos y a la recaudación privada de los impuestos; vid. Elorza (1973).

144 Se alude a la Carta sobre las Contribuciones, publicada en 1803 e incorporada después a la tercera edición de las Cartas sobre Economía Política y las Leyes Criminales, editada en 1820. Foronda introducía en esta última edición una serie de notas en la que informaba de diversas ideas complementarias procedentes de los economistas clásicos, en concreto de Sismondi, Destutt de Tracy, Say, Ganilh y, en particular, Smith.

145 Figura, en concreto, en Jovellanos (2000: 291-298). Seguimos el detallado análisis de Llombart (2000).

146 Para una apreciación general, nos remitimos a Astigarraga-Usoz (2007; 2008) y Astigarraga (2010). Sobre las ideas fiscales de Salas, pueden verse los capítulos II y V de Astigarraga (2011)

147 Normante (1785: 83-94); Sisternes (1786: 141-142). Sobre Beramendi, vid. Cervera (2001: 535-536). Asimismo, otros ilustrados aragoneses, como Arteta (1783: 68, 84) o Generés (1793: 159 y 187), criticaron las rentas provinciales, debido al pernicioso efecto que generaban sobre el precio de las manufacturas; mientras, Villava (1785: II, 181) era contrario a los impuestos sobre los bienes de primera necesidad y, basándose en la autoridad de Filangieri, defendía las ventajas de una contribución sobre la tierra (Usoz, 1996). En cambio, entre los ilustrados vascos, las posiciones fueron menos homogéneas. A las ya estudiadas de Arriquíbar o Foronda, hay que añadir las de Ibáñez de la Rentería (1783: 212-214). Éste era partidario de que los presupuestos municipales se financiaran con impuestos sobre el consumo y la propiedad, pues “el cargar todo a la propiedad sería el mayor desacierto y una notoria falta de equidad contra los dueños, así de casas como de tierras, que son la parte más preciosa del pueblo”. Asimismo, en relación con la tradición española de la “contribución única”, hay que recordar que en 1787 fue reeditada la Representación (1732) de Zavala y Auñón, en el seno de una Miscelánea económico-política que incluía también el proyecto hacendístico de Loynaz.

Testo della presentazione alla Facoltà di Scienze politiche della Università di Siena, avvenuta il giorno 21 ottobre 2010, del volume: Antonio Cardini, Storia del liberismo. Stato e mercato dal liberismo alla democrazia, Napoli, Edizioni Scientifiche Italiane, 2009.

148 Citati in Barucci (1981:182-183).

149Lo scritto è da La riforma sociale, marzo-aprile, 1931

150 Cfr. Barberis (1988:7-13) in cui lo studioso italiano ben argomenta la diversa natura dei pregiudizi di cui la biografia e il pensiero di Constant sono stati oggetto.

151 Prima della scoperta degli inediti l’opera di Constant veniva suddivisa in una parte minore (gli scritti giovanili dell’età direttoriale) e una maggiore (gli scritti più maturi della Restaurazione).

152 Il primo tomo contiene la monografia di Hofmann (1980).

153 L’interpretazione di Hofmann costituisce la fondamentale premessa per quelle letture del pensiero constantiano che De Luca ha definito “organicistiche”.

154 Una prima suddivisione è costruita in base al posto riservato al pensiero politico all’interno del corpus dell’opera constantiana. De Luca definisce “organicistiche” quelle interpretazioni che ritengono che la riflessione constantiana, espressa in diverse forme, pamphlets, opere letterarie, teoriche e religiose, costituisca «un tutto profondamente unitario ed organicamente connesso» e la riflessione politica non costituisca una parte, «posta accanto alle altre, ma piuttosto una ramificazione o un aspetto». Le interpretazioni “teorico-politiche”, al contrario, considerano il pensiero politico «una parte dotata di una propria autonomia concettuale». All’interno di quest’ultimo gruppo lo studioso italiano distingue le interpretazioni che tendono a sottolineare le componenti democratiche del pensiero constantiano (interpretazioni revisioniste o democratico-liberali) e quelle che ne ribadiscono l’ispirazione essenzialmente liberale (interpretazioni classiche o liberali). De Luca definisce tendenziosa l’interpretazione “democratica” data da Barberis nella monografia del 1988. Cfr. ivi:307.

155 Non a caso, accanto ai più importanti studiosi del pensiero constantiano tra cui Gauchet, Hofmann, Holmes e Todorov, De Luca figura tra gli autori del Cambridge Companion to Constant, curato da Helena Rosenblatt nel 2009 e oggetto d’attenzione nelle ultime pagine di questa rassegna.

156 Hofmann (1980:247-260) ha ricostruito in maniera approfondita il metodo di lavoro constantiano.

157 Il volume contiene i due scritti Des réactions politiques e Des effets de la Terreur.

158 Barberis, Introduzione a Constant (2008: XV). Sulla critica constantiana al Terrore cfr. Barberis (1988:30-47). Lo studioso italiano sostiene, in questo lavoro, che riguardo al Terrore Constant metterebbe in atto una «strategia della rimozione» (p. 35) in base alla quale per ragioni strategiche cancellerebbe il problema stesso della violenza terroristica. Barberis riconduce la critica constantiana al Terrore a motivazioni tattiche, strumentali o di natura psicologica, senza tener conto della dimensione normativa ed in particolare delle argomentazioni sulla limitazione del potere. In particolare, lo studioso italiano contesta il fatto che Constant possa considerare il Terrore una conseguenza logica del giacobinismo, sostenendo che il liberale svizzero non ignorava che «ai livelli di astrazione di dottrine quali quella dell’égalité e della perfectibilité, non vi erano differenze decisive tra l’ideologia giacobina e l’ideologia degli altri rivoluzionari» (p. 37). Nella recente Introduzione alla traduzione dei due pamphlets direttoriali sembra dunque correggere, almeno in parte, questa interpretazione.

159 Barberis- Paoletti, Introduzione a Constant (2009a XXX, nota 21). È bene tuttavia sottolineare che in questo pamphlet, così come nell’opera politica più importante, i Principes de politique del 1806, il sostegno di Constant all’economia di mercato è netto. Si veda ad esempio il passo seguente tratto dal capitolo 10 del libro XII dei Principes: «Credo di aver detto abbastanza per provare che l’intervento dell’autorità nella sfera delle attività economiche, pur essendo a volte necessario, non è mai positivamente vantaggioso. Ci si può rassegnare ad esso come a un male inevitabile, ma si deve tendere sempre a circoscriverlo entro i limiti più ristretti» Constant (2007: 49).

160 Amato ha curato un’utile edizione italiana delle Réflexions sur le constitutions et les garanties (Constant 1999).

161 Travers sostiene addirittura che Constant «fait l’éloge de la participation politique antique» non per dimostrare la profonda diversità tra libertà antica e moderna, ma «pour nous montrer la richesse qu’une telle préoccupation est capable de nous apporter».

162 Anche alcuni interpreti revisionisti, tra cui Holmes, hanno interpretato il passaggio in questione come un semplice espediente retorico cui Constant ricorre per affascinare un uditorio egoista ed apatico, disinteressato alla politica. Cfr. Holmes (1984:. 172).

163 Il problema del rapporto tra gli scritti direttoriali e le opere successive è una questione cruciale nella storiografia constantiana che, a partire dal 1980, propone due posizioni differenti in merito. Alcuni studiosi come Hofmann e De Luca (e la stessa Rosenblatt), sostengono che le opere direttoriali di Constant contengano in nuce le principali idee liberali: si tratta cioè di tracce e spunti che soltanto in età consolare-imperiale si tradurranno, con sostanziali passi in avanti dal punto di vista teorico, in un sistema di pensiero organico. Barberis ritiene invece che nelle opere dell’età del Direttorio ci sia già tutto l’essenziale del liberalismo constantiano e che, anzi, il Constant «dell’Esprit de conquête, ma anche il teorico costituzionale e il filosofo della libertà dei moderni appaiono inopinate reincarnazioni del Constant militante repubblicano» (Barberis, Benjamin Constant. Rivoluzione, costituzione, progresso, cit., p. 18). Queste affermazioni dello studioso italiano, volendo rintracciare le matrici del liberalismo di Constant nella sua presa di posizione nei confronti della Rivoluzione (una posizione fondata secondo Barberis sull’assoluta insussistenza della distinzione tra liberalismo e giacobinismo), sono finalizzate a dimostrare la contiguità del pensiero constantiano con l’ideologia rivoluzionaria e quindi la sua intrinseca democraticità.

164 Bronk’s first book, Progress and the Invisible Hand – the Philosophy and Economics of Human Advance was published in 1998. In addition to writing and lecturing, the author has recently participated in several BBC radio shows.

165 Link at:

http://www.rorotoko.com/index.php/article/richard_bronk_book_interview_romantic_economist_imagination_economics.

166 On this argument see the classic work of Snow (2005) and Mccloskey (1988) or the recent Italian edition by Akelorf and Shiller (2009).

167 For a discussion of how scientific paradigms change see the classic works of Kuhn (2009) and the latest Italian edition by Popper (2009).

168 See Kahneman(2007), McFadden, Smith, Kahneman (2005) and the Italian edition by Viale (2005).

169 For a comparison with the ideas expressed in the text about the present economic crises, itcan be useful to refer to Krugman (2009) and Rodrik (2008).
1   ...   15   16   17   18   19   20   21   22   23


Verilənlər bazası müəlliflik hüququ ilə müdafiə olunur ©atelim.com 2016
rəhbərliyinə müraciət