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Dra maría elena caso muñoz (1915-1991), de las mujeres forjadoras de la ciencia en méxico


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DRA. MARÍA ELENA CASO MUÑOZ (1915-1991), DE LAS MUJERES FORJADORAS DE LA CIENCIA EN MÉXICO.

A. Laguarda-Figueras1, F. A. Solís-Marín2, A. Durán-González1, J. Torres-Vega1, A. Martínez-Melo1, y E. V. Celaya-Hernández3.

1.Laboratorio de Sistemática y Ecología de Equinodermos (LSEE), Colección Nacional de Equinodermos Ma. Elena Caso Muñoz, Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Apdo Post 70-305, México, D.F., C.P. 04510. laguarda-figueras@icmyl.unam.mx, aliciad@icmyl.unam.mx, shizue_wakasa@yahoo.com.mx

2. Laboratorio de Sistemática Molecular de Equinodermos, Colección Nacional de Equinodermos “Ma. Elena Caso Muñoz”, Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Apdo Post 70-305, México, D.F., C.P. 04510. fasolis@icmyl.unam.mx

3.Laboratorio de Ecología de Pesquerías de Crustaceos, , Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Apdo Post 70-305, México, D.F., C.P. 04510. evch1@yahoo.com

RESEÑA BIOGRÁFICA “DRA. MARÍA ELENA CASO MUÑOZ”

Hija del maestro Don Antonio Caso Andrade y Josefina Muñoz de Caso, nació el 18 de diciembre de 1915 y desde pequeña se vio influenciada por grandes intelectuales del país como su mismo padre, (quien destaco como destacado profesor de diversas materias en varias escuelas universitarias, Director de la Escuela Nocturna Especial, fundador de la Universidad Popular, asimismo Director de la Escuela de Altos Estudios y de la Escuela Nacional Preparatoria, y transformo el Casino de Santa María en el Ateneo de la Juventud), José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña entre otros.

La Dra. Caso estudió en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM (1937-1940). Se titula el 10 de diciembre de 1943 obteniendo Mención Honorífica con su tesis “Contribución al Conocimiento de los Astéridos de México” y contando ya con una publicación de 1941 reportando la existencia de una especie (Linckia guildingii Gray) en nuestro país. Su tesis profesional fue considerada una auténtica contribución que marcó el inicio de una nueva época en el estudio de las estrellas de mar en nuestro país.

El 16 de febrero de 1939 fue nombrada alumna numeraria del Instituto de Biología de la UNAM, cuya sede fue la Casa del Lago, en Chapultepec, y en ese mismo año conoció al Dr. Enrique Rioja Lobianco (1895-1963), distinguido investigador de la UNAM durante 24 años, quien se convirtió en el pilar en el cual descansó en un principio la investigación de los organismos marinos y dulceacuícolas de la Máxima Casa de Estudios.

Juntos fundaron el Laboratorio de Hidrobiología del Instituto de Biología, de la UNAM, y que más tarde dio origen al Departamento de Ciencias del Mar, del Instituto de Biología, el cuál se convirtió en el Centro de Ciencias del Mar y Limnología (1973-1981), ahora Instituto.

Una vez incorporada al recién fundado Laboratorio de Hidrobiología, a mediados de 1939, comenzó su ininterrumpida labor en el estudio de la fauna acuática, particularmente de los equinodermos, bajo la magistral dirección del Dr. Rioja, mientras cursaba las materias correspondientes al Doctorado en Biología (1939-1946).

Una vez dirigida su atención a los equinodermos, emprendió la recolección en diferentes localidades de las costas mexicanas del Atlántico y del Pacífico a fin de tener el conocimiento más completo posible sobre los organismos de éste grupo, especialmente de los litorales, ya que en ésta época faltaban los medios indispensables para capturar a las especies de dichos organismos que viven a mayores profundidades.

La cultura biológica de María Elena se fue fortaleciendo sólidamente; su inquietud e interés y, al mismo tiempo, la necesidad de trabajar, la llevaron tempranamente a practicar la docencia.

Durante sus estudios de Doctorado publicó trabajos año con año en los Anales del Instituto de Biología de la UNAM. Además, en 1943 ingresó a la Universidad femenina de México como profesora de Bachillerato en Ciencias Biológicas; allí impartió las asignaturas de Biología Botánica y Zoología hasta el año de 1950. En febrero de 1944 es nombrada ayudante de investigador del Laboratorio de Hidrobiología.

Ya que adquirió mayor experiencia en la especialidad (1941) mantuvo comunicación estrecha con los más distinguidos especialistas en los estudios de los equinodermos:

Dra. Irene Bernasconi (Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernandino Rivadavia, Buenos Aires, Argentina); Dra. Ailsa M. Clark (Department of Zoology, British Museum, Natural Histoty, Londres, Inglaterra); Dr. Austin H. Clark (Smithsonian Institution United Status National Museum, Washington, D.C., Estados Unidos de Norteamérica [E.U.A.]); Dr. Hubert Lyman Clark (Museum of Comparative Zoology, Harvard College, Cambridge, Massachussets, E.U.A.); Dr. Gustave Cherbonnier (Museum Nacional d´Histoire Naturelle, Paris, Francia); Dra. Maureen E. Downey (Smithsonian Institution United Status National Museum, Washington, D.C., E.U.A.); Dr. Wyatt Durham (University of California, department of Paleontology, Berkeley, California, E.U.A.), Dr. Barraclough Fell (Vicoria University of Nellington, Nueva Zelanda); Dr. Walter K. Fisher (Alexander Agassiz Laboratory, Hopkins Marine Station, Pacific grove, California, E.U.A.); Dr. Bent Hansen (Institute of General Zoology, University of Copenhagen, Copenhagen, Dinamarca); Dr. Gordon Hendler (Los Angeles County Museum, Los Angeles, California, E.U.A.) Dra. Libbie H. Hyman (The American Museum of Natural History, New York, E.U.A.); Dr. Th. Mortensen (Zoologiske Museum, Copenhagen, Dinamarca); Dr. Albert Panning (Freie Und Hansestads Hamburg Zoologisches Staatsentitund, Zoologisches Museum, Hamburgo, Alemania); Dr. David Leo Pawson (Smithsonian Institution United Status National Museum, Washington, D.C., E.U.A); Dr. Enrique Tortonese (Director del Museo Civico di Storia Naturale Giacomo Doria, Génova, Italia); Dr. Dred C. Ziesenhene (Hancock Fundation, University of Southern California, Los Angeles, California, E.U.A.), entre otros.

Mencionamos a los especialistas arriba referidos porque los académicos que conocen al Phylum Echinodermata saben que ellos han sido los pilares sobre los que descansan las investigaciones ontogénicas, filogénicas, biogeográficas, ecológicas, etc; del grupo.

En 1950 termina sus labores de docencia en la Universidad femenina de México. Durante los años 1950-1956 la Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos le solicitó a la Universidad que la Dra. Caso fuera a trabajar al Laboratorio de Paleontología como asesora del departamento de Investigación de Equinodermos Fósiles. La experiencia y conocimiento que adquirió le permitió publicar el trabajo “Los Equinodermos Fósiles del Cenozoico de México” y paralelamente continuo sus investigaciones publicando trabajos diversos sobre asteroideos, ofiuroideos y holoturoideos.

En 1956 renuncia a la Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos. Ese mismo año logró uno de sus más grandes anhelos: el nombramiento de Investigador de Tiempo Completo del Instituto de Biología, de la UNAM, y así pudo dedicar todo su tiempo a la investigación, continuar con sus tesis doctoral e iniciar sus labores como profesora de la Facultad de Ciencias, de la UNAM. En el año de a962 es nombrada Investigador Titular de Tiempo Completo del Instituto de Biología de la UNAM.

El 16 de Febrero de 1961 obtuvo el grado de Doctora con un promedio en sus materias de 9.7 y una vez más recibiendo Mención Honorífica en el examen del doctorado. La tesis para optar al mismo fue “Los Equinodermos de México”.

A partir del año de 1957 fue profesora titular de diversas materias en la Facultad de Ciencias de la UNAM. En dicha facultad impartió las siguientes asignaturas: Zoología de Invertebrados (1957-1963) a nivel licenciatura; Hidrobiología Marina (1965) a nivel de doctorado; Biogeografía Marina (1966) a nivel de Doctorado; Temas Selectos de Biología Marina (1967) a nivel de Doctorado; Invertebrados Marinos (1972) a nivel Maestría.

El año 1963 fue muy duro para María Elena: falleció el Dr. Enrique Rioja, maestro y amigo con el que compartió profundamente su vida académica: tristezas y alegrías, dificultades y éxitos. La semblanza que María Elena escribió sobre el Dr. Rioja en 1964 es el mejor homenaje que el insigne maestro pudo recibir.

Durante el periodo 1964-1968 su principal esfuerzo de investigación se centró en los holoturoideos; de 1970 a 1978 sus investigaciones se concentraron más sobre los asteroideos y equinoideos. En 1972 fue nombrada Investigador Titular de Tiempo Completo (Nivel “C”).María Elena continuó impartiendo cursos sobre invertebrados marinos; dio seminarios, visitó instituciones extranjeras durante diversas estancias de trabajo(Smithsonian Institution, Washington, D.C. en 1972; Allan Hancock Foundation, South California University, en 1975; Museum of Comparative Zoology, Harvard University, en 1976; Museum of Paleontology, Berkeley University, en 1980);, presentó trabajos en congresos y Reuniones Científicas y formó la mejor colección científica del país y de Latinoamérica del grupo de los equinodermos, la cual inició en 1939. Dicha colección es una de las mejores del mundo y quedó como un legado con decenas de miles de especimenes y cientos de especies. Desde el año de 1997 (seis años después del deceso de Ma. Elena) fue elevada al rango de “Colección Nacional de Equinodermos Ma. Elena Caso Muñoz”.

Desde 1979 hasta 1991 María Elena intensificó los trabajos sobre cuatro de las cinco clases fundamentales de los equinodermos: asteroideos, ofiuroideos, equinoideos y holoturoideos.

No es hasta 1939 que en nuestro país, específicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se comenzó el estudio sistemático y ordenado de los equinodermos de México. La Dra. Maria Elena Caso Muñoz (1915-1991) fue la primera especialista mexicana en equinodermos, dedico más de 50 años de su vida al estudio de estos animales y su producción científica consiste en más de sesenta trabajos, entre ellos, siete monografías que abarcan las cuatro clases fundamentales de equinodermos, las cuales representan la obra más importante y completa que se conoce sobre la especialidad en nuestro país, así como una de las más relevantes en el mundo. María Elena describió 17 nuevos taxa: una subfamilia, géneros, subgéneros, especies y variedades nuevas de equinodermos. Su tesis doctoral “Los equinodermos de México” es una verdadera monografía en la que reúne cuantos datos existían hasta ese momento, acerca de la interesante fauna de los equinodermos de México, principalmente de asteroideos, ofiuroideos, equinoideos y holoturoideos. Sus impecables descripciones incluyen dibujos y fotografías de finísima precisión y calidad. Sus trabajos son reconocidos por los especialistas más connotados en la materia a nivel mundial. No trabajo únicamente sobre una Clase de equinodermos, sino sobre cuatro de las cinco Clases que forman el phylum. Al respecto, quien quiera que sea el especialista en invertebrados, sabe que publicar trabajos sobre una variedad tan grande de formas vivas de un phylum es una tarea difícil de hacer.

Uno de los estudios de mayor interés es el que se refiere a la especie Platasterias latiradiata. Es éste un trabajo extenso, minucioso y que tiene suma importancia ya que ésta especie de asteroideo es uno de las estrellas de mar vivientes mas primitivos de cuantos se conoce: lo que la lleva a crear en el año de 1945 un nuevo taxa, la Subfamilia Platasterinae. Posteriormente, el Dr. Fell en el año de 1962, la elevó de categoría taxonómica a la de Familia Platasteridae Caso (fide Fell, 1962). El interés principal del género Platasterias, radica en las características de su estructura corporal, la cual parece tener analogía con los crinoideos, asteroideos y ofiuroideos. Sus caracteres arcaicos son los más primitivos entre los asteroideos actuales, por lo que Platasterias latiradiata Gray, se puede considerar un fósil viviente. Ma. Elena publicó sus trabajos en Español, al igual que el Dr. Rioja. Ambos fueron leídos por sus pares de habla inglesa, Francesa, Alemana e Italiana, entre otras, y hasta la fecha, no han dejado de ser citados por los especialistas en sus respectivas materias: sus trabajos son actuales.

El prestigio académico y calidad humana de Ma. Elena, la llevaron a desempeñar actividades diversas como: Presidente del Colegio de Investigadores del Instituto de Biología, UNAM (1967-1973); responsable del Laboratorio de equinodermos del Centro de Ciencias del Mar y Limnología, de la UNAM (1973-1981), y posteriormente del Instituto del mismo nombre (1981 a 1991); Profesor Representante ante el Consejo Interno del Proyecto Académico en Ciencias del Mar, de la Unidad Académica de los Ciclos Profesional y de Posgrado del Colegio de Ciencias y Humanidades (1985); Consejera Representante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología ante el consejo Técnico de la Investigación Científica (1985), entre otras.

Habiendo ingresado en 1984 al Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I.) como investigador Nacional de Nivel III “por su amplia trayectoria y reconocida capacidad personal”, el 14 de diciembre de 1988, presentó su renuncia al S. N. I. debido a que la comisión dictaminadora al calificarla para este segundo periodo, la designó Investigador Nacional Nivel II, bajándola de categoría. En nuestra opinión, dicha comisión llevó a cabo una resolución equivocada e injusta. Son muchas las razones que pueden argumentarse a favor de María Elena, entre ellas: la tardanza en dictaminar la aceptación de sus trabajos por el comité editorial de la revista a la cual fueron enviados. Hoy día, después de 14 años de su deceso, sus pares de todo el mundo requieren consultar los trabajos que publicó tanto antes como después del año de 1984, citando los mismos frecuentemente. De hecho, desde ese año y hasta 1996, 5 años después de su deceso (1991) fueron publicados 12 trabajos, entre ellos una monografía de 214 páginas.

Uno de los autores de este trabajo, el Dr. Alfredo Laguarda, tuvo la oportunidad de compartir durante afortunados años el ambiente que las dos personalidades, María Elena Caso y el Dr. Enrique Rioja, le dieron al Laboratorio de Hidrobiología. Las conversaciones sobre diversos temas permitieron conocer la cultura y sensibilidad de tan extraordinarios universitarios. Los colegas y discípulos que han tenido la suficiente confianza han comentado en varias ocasiones la impresión que les causaba María Elena: todos coinciden en que poseía una fuerte personalidad que se reflejaba en la forma directa de mirar a los ojos y de expresar sus puntos de vista. También todos han coincidido en su alto espíritu universitario y calidad moral.

Pocos, como es natural, fueron capaces de conocer el corazón de María Elena. Ella sentía como propio el dolor del familiar o amigo: cuando se revelaba ante las injusticias no lo hacía únicamente desde su profundo sentido de deber. Para ella el ser humano debía ser considerado y respetado por sobre todas las cosas. Ayudo a diversas personas en su camino: alumnos, colegas y amigos. No obstante, María Elena exigió a los alumnos y colaboradores honestidad y trabajo, dando el ejemplo: quienes convivieron con ella en cruceros oceanográficos o trabajando con ella en lagunas costeras, playas o acantilados, conocieron su gran capacidad.

Universitarios como la Doctora María Elena Caso Muñoz honran a la Universidad y nos honramos al distinguir su obra.




BIBLIOGRAFÍA

1. CASO MUÑOZ, M. E. 1961. Estado actual de los conocimientos acerca de los equinodermos de México. Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias, Departamento de biología, Universidad Nacional Autónoma de México, 388 p.

2.Caso-Muñoz, M.E. 1994. Estudio Morfológico, Taxonómico, Ecológico y Distribución Geográfica de los Asteroideos Colectados Durante Las Campañas Oceanográficas Cortés 1, 2, 3. Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Universidad Nacional Autónoma de México. Pub. Esp. 12:1-111.

3.SOLÍS-MARÍN, F. A., M. D. HERRERO-PEREZRUL, A. LAGUARDA-FIGUERAS Y J. TORRES-VEGA. 1993. Asteroideos y Equinoideos de México (Echinodermata). pp. 91-105, In Biodiversidad Marina y Costera de México. S. I. Salazar-Vallejo y N. E. González (eds.). Com. Nal. Biodiversidad y CIQRO, México, 865 p.



4.BUITRÓN-SÁNCHEZ, B. E. Y SOLÍS-MARÍN, F. A. 1993. La biodiversidad en los equinodermos fósiles y recientes de México. Vol. Esp. 44. Revista Sociedad Mexicana de Historia Natural: 209-231.

5.SOLÍS-MARÍN, F. A. y A. LAGUARDA FIGUERAS. 1998. Los equinodermos de México. Biodiverditas 4(18): 2-7.


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